El parón duró 20 minutos más (93-86)

Divina Seguros Joventut-Unicaja Baloncesto | Crónica

El Unicaja regala medio tiempo y lo paga con una justa derrota en Badalona

Mal partido colectivo, con pocos clavos a los que agarrarse

Kyle Wiltjer lanza un triple. / Acb Photo

08 de diciembre 2018 - 20:20

El equilibrio de un equipo de deporte profesional es frágil. Cuesta mucho construir una identidad, conseguir una fluidez, cuadrar unos roles. Es sencillo, muy fácil, que todo se desacompase con un soplido. El soplido fue el parón de las ventanas esta vez. Parece que los cimientos son sólidos y no hay que tomar a la tremenda la derrota en Badalona (93-86), pero el primer tiempo del equipo fue muy feo, un aviso de que el Unicaja puede resultar muy vulgar y vulnerable si no tiene un nivel alto de concentración, intensidad y agresividad.

El parón, en primera instancia, no resultó bueno, obviamente. El equipo perdió el flow que exhibía desde que arrancó la temporada. El Joventut había sido humillado en Zaragoza en su último partido oficial, una derrota por 46 puntos. También había perdido a cinco internacionales en las ventanas, no hay que olvidarlo. Pero tenía fresco que quería quitarse esa mancha, una de las peores derrotas de su historia. El Unicaja salió a verlas venir.

Y así no se gana en ninguna pista en ACB. Laprovittola fue el jefe absoluto del partido. Se jugó todo al ritmo que quiso el director de juego argentino, que ya había realizado algún partido memorable contra el equipo malagueño, esta vez incluso más. 28 puntos y nueve asistencias del sudamericano, que sufrió en un momento cuando Milosavljevic se colocó sobre él tras el paso por los vestuarios. Pero cargó rápidamente de faltas al serbio con inteligencia.

Fue especialmente dañino el primer tiempo cajista. Llegó a perder hasta por 20 puntos el Unicaja (55-35), que fue demolido por un Joventut exuberante y con sangre en el ojo. Gran partido también del explosivo exterior Dawson, un interesante zurdo que fue importante en las dos canastas. El Unicaja oponía alguna ráfaga de un acertado Wiltjer, pero no era para nada consistente. Permitía muchos puntos fáciles bajo canasta. Un dato sintomático. Carlos Suárez fallaba cuatro tiros libres seguidos. El capitán rara vez yerra uno, se mueve en la horquilla entre el 85% y el 90% de acierto desde la personal. Estadísticamente era una anomalía absoluta, pero tenía su motivo. Si el jugador más fiable no estaba, difícil que estuviera el resto.

En el baloncesto es determinante la cabeza pero imprescindible el corazón. No lo tuvo el Unicaja hasta el descanso, aunque una descarga final de Wiltjer y Waczynski le permitió tomar algo de aire antes del descanso (55-40). Los dos minutos finales los jugó Alberto Díaz, los primeros tras su lesión.

Amenazó con remontar el Unicaja tras el paso por los vestuarios. La citada decisión de Casimiro de colocar a Milosavljevic sobre Laprovittola y una fluidez mayor ofensiva reactivó el duelo y el Unicaja se colocó en un parpadeo a ocho puntos (60-52). Encontró a Shermadini y se abrieron espacios. Pero no pudo el Unicaja mantener bajo la mesa al Joventut, que no tuvo momentos de dudas y vacilaciones. En ese tramo entre los 10 y 15 puntos de distancia proseguía el partido. No estaba incómodo el Joventut. Con 73-63, al comienzo del último cuarto, el Unicaja tuvo dos ataques para recortar. Buenos tiros para Roberts y Waczynski que no encontraron la red. Y ahí murieron las opciones reales de ganar.

Tomó la bandera Laprovittola, que se fabricó una falta de Lessort y metió un triple para reventar el duelo. Casimiro colocó a Alberto Díaz junto a Roberts y, después, a Jaime, pero nunca estuvo a tiro. Un carrusel final de tiros libres y alguna técnica al banquillo local permitió recortar la distancia, pero no se pudo evitar la derrota. Justísima por los méritos de un equipo y otro. El Unicaja regaló 20 minutos, los peores del curso, aunque se ha acumulado mucho crédito para no dudar de este equipo.

Consulte aquí las estadísticas

No hay comentarios

Ver los Comentarios

También te puede interesar

Lo último