Análisis
Santiago Carbó
Algunas reflexiones sobre las graves consecuencias de la DANA
Unicaja Baloncesto - Monbus Obradoiro | Crónica
Amenazaba tormenta en el tercer cuarto, el Unicaja perdía por 11 puntos y había impotencia para atacar el aro rival, 35 puntos en 25 minutos. Se mascaba tensión. Empero, el público acabó celebrando el debut y los primeros puntos de Lucas Muñoz con la camiseta del Unicaja para redondear el triunfo (74-63). Casimiro activó el plan Milosavljevic, colocó de base al serbio tras no darle descanso a Roberts durante 25 minutos. No es la primera vez que ocurre, cambió diametralmente el partido, fijando un nivel alto defensivamente y, con sus precipitaciones, revolucionando el ataque. Desde ahí, un parcial 39-17 en los 15 minutos finales.
No le sobra nada al Unicaja, que está en un momento delicado de la temporada. Pero hay que valorar el triunfo porque significa que late algo en el vestuario, que el equipo no se abandona y que se sigue peleando. No se puede permitir el equipo la dimisión de sus funciones. No lo permitirá, por ejemplo, Carlos Suárez. Aún lejos de su mejor forma, el capitán irrumpió para sentenciar el partido con 11 puntos en el último cuarto (25 de valoración). Es la columna que queda de la viga que sostiene al equipo, que duerme quinto en la ACB tras conceder sólo 63 puntos, la cifra más baja de la temporada en la Liga Endesa. Por algo se empieza, aunque cueste ver que se cristalice una seguridad defensiva superior. Pero es el gran campo de mejora, la asignatura pendiente.
El 10-0 de salida en cuatro minutos que endosó el Unicaja la Obradoiro quedó en un espejismo. No hay rastro del equipo fluido y alegre que ha encandilado en tramos de esta temporada, ni siquiera en los mejores momentos del partido. Roberts llevaba la batuta a tiempo completo, no descansaba en 20 minutos. Boatright está fuera. Por su esguince y porque parece fuera de dinámica, según le delata su lenguaje corporal. Un abuso del bote sin agresividad y la carencia del pase útil hacia el aro colapsaban al Unicaja, con una evidente falta de confianza.
El Obradoiro, con varios jugadores interesantes en sus filas, no se puso nervioso pese al mal comienzo. Los rivales han empezado a perder cierto respeto al Unicaja. Aunque había ganado 10 de 12 partidos de ACB en el Carpena, saben que hay partido y que la situación del equipo malagueño aconseja no desfallecer porque no es constante y se le puede hincar el diente. En 15 minutos anotó el Unicaja sólo 18 puntos. Sólo cinco asistencias en la primera mitad, tres de un Roberts que valoraba 16 puntos de los 28 del equipo al descanso. No cogió un rebote de ataque el equipo malagueño hasta entrado el segundo tiempo, Lessort perdía cinco balones en nueve minutos en pista, Milosavljevic asumía responsabilidades pero no había éxito... La situación se complicaba al descanso (28-34) después de que el Obradoiro hubiera tenido un par de ocasiones para escaparse con más distancia. Desprovisto de su principal killer, Kostas Vasileiadis, el equipo gallego tenía otras armas para crear peligro.
Dentro del clima de descontento, se atacaba desde la grada al trío arbitral, muy mejorable ciertamente. Al menos había un nexo de unión para ir a una. Porque el equipo no daba demasiada esperanza. Apenas Roberts aportaba algún chispazo de cordura en el ataque, pero a costa de ese abuso del bote. Cuando el Obradoiro superaba los 10 puntos de renta (35-46) había descontento generalizado.
El primer descanso en el partido de Roberts colocó a Milosavljevic como director de juego. Aun atribulado y acelerado, el serbio cambió de marcha el partido, viró el ritmo desde la defensa, intentando también correr. El equipo buscaba a Salin para que el finlandés ejecutara desde larga distancia. Pedía un tiempo muerto Moncho Fernández, pero Suárez metía un triple y Lessort posteaba para anotar en el último segundo del tercer cuarto y abrir una rendija hacia el triunfo (47-48).
Ya en el último periodo, el Unicaja tomó su primera ventaja desde el primer cuarto tras dos tiros libres de Carlos Suárez. La apuesta por Milosavljevic de base permitía otras opciones, como postear ante Pepe Pozas y sacar faltas. Algo distinto tras casi 30 minutos de Roberts seguidos. Salin metía un triple a pase del serbio(54-50) y entraba de vuelta el base americano para dar un respiro a Milosavljevic, ovacionado por el Martín Carpena al sentarse. El desacierto se perdona, la desidia no.
Eran minutos de gran defensa cajista, el asidero que no se ha usado demasiado en los momentos complicados. Negaba canastas fáciles, no había tiros cómodos, la zona estaba cubierta con ciertas garantías. Carlos Suárez sacaba tiros libres con inteligencia y Roberts, más descansado, ejecutaba mejor. Y los árbitros expulsaban a Moncho Fernández por su segunda técnica después de una buena defensa de Suárez a Brodzianski. El capitán ejecutó tiros libres de nuevo y un triple matador a dos minutos del final (68-55). Casimiro le dio un minuto a Lucas Muñoz para que metiera sus primeros puntos en la élite. Y se salvó una situación muy delicada.
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