Unicaja - Baxi Manresa: Un aviso del Bonn (97-88)

El Unicaja saca adelante un partido en el que el Baxi Manresa le puso en complicaciones pero decidió una gran segunda parte

11 victorias consecutivas en partidos oficiales del equipo malagueño

Las fotos del partido

El Unicaja celebra al final del partido.
El Unicaja celebra al final del partido. / Javier Albiñana

En un magnífico partido de baloncesto, sobre todo en su segunda mitad, el Unicaja se llevó una trabajadísima victoria (97-88) ante el Baxi Manresa, uno de esos equipos que honra la competición y que explica por qué la ACB es la mejor Liga de Europa. El partido pudo ser un ensayo de mucha calidad de lo que se puede encontrar el Unicaja el próximo viernes 12 de mayo en las semifinales de la BCL. Tuomas Iisalo, joven entrenador finés del Telekom Baskets Bonn, ha señalado más de una vez que el técnico que más le ha influido en su carrera es Pedro Martínez, el gestor de este Baxi Manresa. Con jugadores de más calidad este año, pero con una idea parecida. Muchas posesiones, juego ágil, mucho cerebro. Trampas tácticas para impedir que Perry corra cuando hay rebote defensivo, negación del triple fácil, buen spacing para generar canastas sencillas... El Baxi exigió que el Unicaja se pusiera el mono de trabajo.

El cuadro malagueño detonó en una segunda parte espléndida tras haber penado en la primera. Hay que darle mucho valor a esta secuencia de 11 victorias consecutivas. No es fácil ponerse todos los días con unos mínimos muy altos. El cuadro catalán marcó el paso durante la primera mitad, proponiendo y ejecutando. Al Unicaja, con las bajas de Brizuela y Alberto Díaz, ya vestido para ir recuperando sensaciones e intentar volver en Madrid, sufrió con las faltas de Kalinoski también, después esencial en el recital de la segunda parte. Dani Pérez, un base que suele completar grandes actuaciones contra el Unicaja, gobernaba el partido y repartía juego. Harding, Geben, Vaulet o Waczynski recibían alimento del base catalán y su equipo se marchaba en el marcador (37-43) al descanso. Había tenido unos minutos en la rotación Mario Saint-Supéry para descargar a los exteriores.

El mejor termómetro para ver si había opciones era constatar cómo salía el Unicaja desde el vestuario. Y fue un equipo más intenso y agresivo, con las ideas más claras. Es humana la relajación, sobre todo cuando se gana tanto como lo está haciendo el equipo malagueño, que va asumiendo la certeza de que si haces las cosas bien tienen muchas opciones de triunfar. Pero esa confianza a veces es también peligrosa. Es un grupo honrado y que no negocia los esfuerzos este cajista, que han enganchado a la afición como hacía mucho tiempo que no se conseguía. Ver cómo apretaba el Carpena un miércoles a una hora contra natura ponía los vellos de punto.

Y a la agresividad y el esfuerzo se unió el baloncesto. Y el acierto. Salieron brazos y piernas cuando hacía falta para doblegar a un equipo que juega con la urgencia y el colmillo del que se juega la vida con la permanencia. Primero Osetkowski, después Kalinoski, Perry ya haciendo más cosas. Más tarde un imperial Will Thomas. “Will, Will, Will”, le gritaba el Carpena después de una secuencia espectacular, un cántico con ribetes para convercerle de que siga un año más. El modo demolición del Unicaja, con un Ejim que es un ariete pero que también supo interpretar haciendo daño en el poste bajo, no lo pudo soportar un muy bravo Baxi Manresa, un equipo que honra al baloncesto y que recuerda que el bloque vale más que el individuo. Avisó de lo que espera en 10 días en el Carpena.

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