Unicaja - Breogán: Una ola hacia la Copa (100-66)
Nuevo recita del Unicaja ante el Rio Breogán que certifica matemáticamente su presencia en Badalona ante 9.296 personas en el Martín Carpena, una entrada de otra época
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El Unicaja regresó al feliz día a día de la Liga Endesa, sólo oscurecido cuando han estado enfrente los primeros clasificados. El equipo malagueño encadena recitales ante rivales de zona media-baja de la categoría. Se está construyendo un suelo sólido para aspirar a cotas mayores. Hay que ser pacientes, el equipo vuela en determinados momentos pero aún debe fraguar para ganar al más alto nivel. Por pegada y demolición arrasa a estos rivales, pero para los peces grandes hacen falta mecanismos y también haber jugado como grupo en el alambre con continuidad. Pero los cimientos parecen sólidos. El billete a la Copa del Rey era virtual pero es ya matemático y con posibilidad abierta aún de ser cabezas de serie. Andar por encima de los dos tercios de victorias garantiza una gran temporada y la última llegó ante el Río Breogán (100-66).
No hay que olvidarlo, el equipo gallego ha ganado esta temporada en Murcia, Manresa, Sevilla, Zaragoza y Girona y estaba antes de esta jornada empatado con el séptimo clasificado y balance de victorias positivos. El buen hacer de que fuera alero cajista Veljko Mrsic, miembro del primer equipo campeón de la historia del Unicaja (Korac de 2001), tiene encarrilada la salvación para un proyecto modesto que hace las cosas bien y con sentido. Pero no pudo competir con el Unicaja, que al descanso dominaba ya el partido por 26 puntos (53-27). Cuando se ha jugado a lo que ha querido esta temporada el equipo malagueño ningún equipo se le ha resistido. Y el contador de victorias va subiendo en consonancia a ese juego que se exhibe, basado en la defensa y con velocidad y piernas para demoler a los rivales por ritmo. Cuando se consigue imponer no encuentran los rivales de los dos tercios finales de la tabla antídotos para la idea de Ibon Navarro que ejecutan sus jugadores.
El mejor síntoma del crecimiento del equipo y de que transmite mucho es que el Carpena volvió a presentar un entradón reservado en los últimos años a ocasiones muy especiales o visitas del Real Madrid. Más de 9.000 espectadores para un partido ante el Breogan, un histórico de la ACB pero sin un gran imán propio. Pero es que la gente no viene a ver al rival, sino al Unicaja. Se pasa un buen rato, hay un amplio ramillete de jugadores carismáticos, empezando por un Alberto Díaz que era ya un icono pero al que el Eurobásket lo ha multiplicado.
Tras un leve dominio en los compases iniciales del Breogán, con varias canastas sobre finales de posesión, un par de ellas forzadas, el Unicaja cogió las riendas y aceleró hasta poner muchas millas respecto al rival. Primero era David Kravish, dominante ante estos rivales, quien aportaba puntos. Costaba menos encontrar buenas situaciones en estático y una de las características de este Unicaja es la imprevisibilidad y la ausencia de un foco anotador fijo. En la primera mitad ya habían anotado los 12 hombres que intervinieron. Había tenido cuatro minutos Yankuba Sima, que en esa rotación cogió cuatro rebotes y metió dos puntos, fallando tres tiros libres. Bromeaba con él Augusto Lima al salir, como diciéndole que esa era su especialidad. Sus porcentajes no son tan bajos como los del brasileño y mejorará desde los 4.60. El Carpena le ovacionó, le gustó su presentación con apenas un entrenamiento serio.
Con tamaña ventaja al descanso era complicado mantener la concentración para seguir al mismo nivel, aunque el average para esa última bala para ser cabeza de serie era un buen estímulo. Veljko Mrsic había ordenado al final del primer tiempo una zona que continuó tras el descanso. Y los gallegos consiguieron estabilizar la diferencia impidiendo correr con continuidad. Una secuencia de triples de Osetkowski estiraba hasta los 30, pero el Breogán regresaba. Un triple de Bamforth lejanísimo dejaba el marcador 74-48 tras el tercer cuarto.
Y el último periodo fue a beneficio de inventario. Más minutos para que Sima cogiera rodaje (y fallara más tiros libres y metiera un par de mates). Y, al ser la plantilla tan profunda, siempre hay alguien con hambre de balón. El público se divertía haciendo la ola. Y montado en ella consigue el Unicaja el pase matemático a la Copa.
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