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El Unicaja posee múltiples maneras de ganar. Lo ha hecho muchas veces en esta racha infinita de victorias (14 seguidas en ACB) por demolición y arrasando, pero también es capaz de hacerlo cuando el rival mira a los ojos y equilibra los duelos. Aplausos para un bravo Dreamland Gran Canaria que hace daño porque maneja el estilo y que supo minimizar en momentos concretos al Unicaja, pero los múltiples registros del cuadro de Ibon Navarro acabaron por ser suficientes para conseguir una victoria que vale un potosí (80-77). Es meter cuatro victorias de distancia al cuarto. Pero sigue siendo el qué y el cómo. 10.500 espectadores en una tarde vibrante de sábado para convertir al Carpena, de nuevo, en un lugar festivo. Un equipo que contagia y que compite de manera salvaje y feroz, al que hay que matar varias veces para ganarle. Vienen muy bien estos partidos porque en los momentos de la verdad será un guion habitual. Y no se va a arrasar, sino que hay que digerir malos momentos para acabar alzando los brazos. La fe de Alberto es contagiosa. Y si él cree, se puede siempre.
El Dreamland empezó marcando el paso del partido, cargando el ataque sobre el juego interior, sobre Ethan Happ. El interesante interior que el año pasado aterrizó en la ACB en Lugo y mejoró con Veljko Mrsic, fue un quebradero de cabeza para los distintos defensores interiores: Kravish y Sima primero, más tarde Lima lo contendría mejor. Pero metió 10 puntos en el primer cuarto y daba alguna renta a su equipo (9-14 y 12-16), con un Melvin Ejim muy intenso de contrapeso. La salida de Alberto Díaz cambió el decorado del partido. Acostumbrado a impactar en los encuentros, el malagueño continúa en esa línea. El nivel defensivo se elevó varios cuerpos. Empezó a contagiar actividad de manos en defensa y un parcial de 10-0 propulsó al equipo malagueño para liderar (22-16) al final del primer cuarto. Díaz estaba omnipresente. Para rebotear, asistir y robar. Y para mantener el ritmo que imprime Perry y que lleva a los rivales con la lengua fuera.
El Unicaja estabilizaba esa renta en la decena de puntos de diferencia. Amagaba incluso con dispararla, pero el Gran Canaria es un señor equipo, vigente campeón de la Eurocup y cabeza de serie en la Copa del Rey por mérito propio. Supo rebajar algo ese vértigo. y hacer pensar algo más a los malagueños. Tenía continuidad Lima, que paró algo mejor a Happ. Sigue con sus problemas en los tiros libres, pero en ataque vale para engrasar también. Un buen pase picado desde el poste bajo a Perry recordaba que es un jugador que pueda aumentar esa capacidad para generar en el juego estático. Con varios jugadores con dos faltas, Ibon ajustaba los quintetos para que no llegaran cargados al segundo tiempo. Al descanso, un 40-32 interesante, pero con trabajo por delante.
Y el Dreamland recordaba de salida por qué está donde está. Lakovic ha construido también otro bloque exitoso, con más cambios que el Unicaja en el verano, pero con continuidad en el éxito de la temporada de la temporada pasada. El ataque no era fluído y el Gran Canaria fue adquiriendo confianza. Parcial de 5-14 culminado con un triple de Shurna que obligaba al tiempo de Ibon Navarro. La defensa canaria era también agresiva. Y el Unicaja cometía errores que el rival castigaba. Un dos más uno de Albicy (49-51) daba renta a los canarios, repelía Perry con un triple (52-51), pero el partido ya estaba en cánones de máxima igualdad, no se iba a ganar por demolición. Con 57-53, tras dos brutales defensas cajistas, Perry erró y en el contraataque los árbitros señalaron una antideportiva muy rigurosa de Osetkowski a Bassas que encendió al Carpena. Fue duro, pero al balón. Antonio Conde, el árbitro cordobés con el que el Unicaja no tiene suerte habitualmente, mantuvo la decisión tras el challenge. 60-60 y 10 minutos taquicárdicos para decidir. Tremendo dos más uno de Will Thomas para comenzar el cuarto, vuelo de Perry (66-61) y provocación de Landesberg para buscar la quinta del de Florida, también algo sobreexcitado.
El partido estaba ya incandescente. Seis puntos consecutivos de Happ, ante Sima y Kravish, igualaban (69-69). El Unicaja tenía a tres jugadores claves con cuatro faltas. Will Thomas creaba juego desde el poste en momentos de máxima tensión, pero el Gran Canaria no se iba. Taylor colaba un triple desde la esquina (76-74) y Kalinoski erraba para meter más de una canasta de distancia. En los dos minutos finales la tensión era total. Perry fallaba un tiro libre (77-74). Las defensas eran brutales, intensas. Había contacto. Dos más uno de Brussino, verdugo el año pasado (77-77), y último minuto a fuego. Taylor falla un tiro libre pero Alberto captura un rebote increíble y el alero la cuela (80-77). Tras el tiempo muerto de Lakovic, robo en la defensa presionante entre Alberto y Osetkowski. Taylor falla la sentencia en un tiro de seis metros y Slaughter yerra el triple para la prórroga. Y ahí muere el partido después de que el Gran Canaria buscara sin éxito el robo. Es la 14º, igual la más sufrida, consecutiva. Qué victoria. Sabe incluso mejor.
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