La moraleja de Jaime (104-105)

FIAT Torino-Unicaja

Una canasta a falta de cuatro segundos del madrileño evita una derrota en Turín

Dominó el grueso del partido entre 10 y 20 puntos el Unicaja, pero dejó al rival meterse

Salin pelea por un balón dividido.
Salin pelea por un balón dividido. / Fiat Torino

El baloncesto moderno demanda acción, rapidez, puntos. El espectáculo ha mudado de cara. Hay partidos de menor anotación, pero la tendencia es clara. El estilo lo marcan los equipos que más meten. En la Euroliga, CSKA y Madrid se mueven por los 90 puntos por duelo, por no mirar al terrible inicio de la NBA. 48-62 podría ser perfectamente un resultado tras 40 minutos, aún hoy en día. Era más habitual años atrás. Era el resultado al descanso del FIAT Torino-Unicaja.

En el olímpico Palavela, allí se disputaron las pruebas de patinaje artístico y de velocidad de los Juegos de invierno de Turín en 2006, el partido fue un intercambio de canastas, con posesiones cortas, triples constantes hasta que al equipo malagueño se le acabó ese caudal. Y laxitud defensiva. El Unicaja dominaba con comodidad al final del tercer cuarto, siempre entre márgenes entre los 10 y 20 puntos desde el segundo periodo. Tuvo que encomendarse a Jaime Fernández para no encajar una derrota fea. El madrileño metió una canasta con delicadeza cuando ponerse nervioso es sencillo. Y le dio la victoria (104-105) al Unicaja, la cuarta Es frágil defensivamente el Unicaja sin Alberto Díaz y sin Carlos Suárez, que salió por un golpe en el estómago que le dejó sin aire.

62 puntos, la tercera marca anotadora de la historia del club, la mejor en competición continental, había metido al descanso el Unicaja. Pero hay que encontrar un equilibrio con la protección del aro. Luis Casimiro bromeaba en la previa diciendo que tenía 20 años menos que Larry Brown, el entrenador ausente del FIAT Turín. Es ya veterano el técnico manchego, más de dos décadas en la élite, pero no es inmovilista, es permeable a los ritmos por los que evoluciona este deporte. Y cree que este baloncesto es el que puede llevar más lejos al Unicaja. La construcción de la identidad defensiva, más sin el líder Alberto Díaz, va más lenta que la ofensiva. Y la victoria de ayer lleva esa moraleja, el equipo no será sólido si no es recio y duro atrás.

El equipo turinés discurre en esa misma línea. Brown fue un maestro defensivo en la NBA, sus Pacers y sus grandes Pistons ganaron mucho por su defensa. Aunque igual la mano no se vea todo lo que se quisiera por llevar varias semanas en Dallas convaleciente de una operación, la composición de la plantilla, las cualidades de los jugadores y el estilo que exhiben. Cierta anarquía, pero también mucha calidad en Carr, Rudd y Wilson.

En partidos de este calado, no obstante, es tentador abandonarse. Y lo hizo el Unicaja, permitió al FIAT meterse de pleno, pese a que el equipo malagueño está en un momento de confianza ofensiva brutal en términos colectivos. Dani Díez salió un rato en la primera mitad y metió varios tiros abiertos. Para inaugurar el partido, Kyle Wiltjer dio una de esas llamaradas que espacia, con 13 puntos antes de irse al banquillo, no se enfrió por el parón por problemas con el marcador electrónico. Los 33 puntos al final del primer cuarto marcaban territorio.

El Unicaja estaba muy certero desde la línea de tres, rozando el 60%. Metía muy fácil y hasta Shermadini culminaba contraataques. Dos canastas más sendos adicionales metían al georgiano en el partido. Roberts, Salin, Waczynski, Milosavljevic, Jaime... Todos metían desde lejos y ahí se gestionaba ese 48-62 al descanso.

Tras el paso por el vestuario, reaccionó el FIAT pero encontró rápida respuesta cajista con más puntos de Lessort. En ese tramo entre los 10 y los 20 puntos se movía la diferencia, según los picos de acierto. Sucede que en este ritmo anotador las ventajas son volátiles. Tan pronto rozaba el Unicaja los 20 puntos de renta (61-79) como el FIAT amenazaba con volver a menos de 10 puntos.

Salió del partido Suárez con un golpe en el estómago que le dejó sin aire. Sin él y Alberto, al Unicaja le cuesta ubicarse defensivamente, es un trípode cojo. Sin darle importancia, errando ataques a través de los dos bases, Jaime y Roberts, especialmente desacertado el americano, el Unicaja encajó un parcial de 20-2. De un nítido 75-92 a un 95-94.

Partido nuevo ya bien entrado el cuarto final, pero con dinámicas encontradas. El FIAT jugaba sus últimos cartuchos para seguir vivo en la competición y venía de subidón. El Unicaja se había visto con el partido ganado y volvía a remar. Poeta estaba inspirado y generaba problemas. Jaime se enchufó al partido y Dani Díez metió un triple capital que le dabe dar moral. 100-103 mandaba el Unicaja a falta de 40 segundos tras una bandeja de Jaime, pero Wilson hacía un espectacular mate en la cara de Lessort con un adicional extra (102-103) que erró. Le quedó una bola más al Turín que el propio Wilson ejecutó (104-103).

13 segundos quedaban y el Unicaja se encomendó a Jaime Fernández, como en los minutos finales. Recibió, aclarado, se marchó de su par y, entre un bosque de brazos, se elevó para meter una suave bomba. Quedaban cuatro segundos y el FIAT montó un ataque cortado por el propio madrileño, decisivo. Ganó un partido que deja un sabor agridulce. Y una moraleja que la embrujo de Jaime no debe ocultar.

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