Siesta y fiesta (89-68)
Unicaja Baloncesto-FIAT Torino | Crónica
El Unicaja se relaja en la primera mitad y se enciende para dar espectáculo en la segunda y acabar con victoria la primera fase de la Eurocup
Si había algún día para tomarse libre, entre dos duelos durísimos ante el Barcelona y el Baskonia, era este duelo ante el FIAT Torino. No fue reconfortante el primer tiempo del Unicaja, pero es humana una bajada de intensidad cuando el partido tiene una nula trascendencia competitiva. La segunda fue otra historia, volvió el Unicaja carnívoro que no deja que nadie gane en Málaga 89-68). Acaba la primera etapa del camino, en parte de trámite por el potencial del equipo respecto a los rivales, con buena nota. El rival de su nivel, el Unics, fue superior a los puntos en el combate. Pero ahora viene lo que de verdad importa, el Top 16 y, se espera, las eliminatorias.
Apetecía ver por el Carpena al venerable Larry Brown, sin más (ni menos) aliciente que la pasión por el baloncesto a sus 78 años. También a Carlos Delfino, un campeón olímpico en los últimos días de su carrera. Una pena, se lesionó al inicio del segundo cuarto y no pudo regresar. Ojalá que no jugara en Málaga sus últimos minutos como profesional. El equipo italiano fue digno. Sin victorias (0-9 de balance) compitió bien, demostró que vale más que ese resultado duro. Dominó de arranque hasta un chispazo de Jaime Fernández con unas cachas a un rival culminada con una bella bandeja.
Entró ahí en calor el Unicaja para marcharse 31-21, pero el FIAT no estaba por la labor de tirar el duelo. Brown ordenó una defensa zonal que se atragantó. Había metido una racha importante de triples el Unicaja, pero se atascó y un extraordinario Moore (20 puntos al descanso) destrozaba el aro cajista. Tiene capacidad atlética sobresaliente con su coro de jugadores americanos a disposición de Brown, pero el baloncesto en su totalidad aún no está totalmente integrado. Dominaba, no obstante, 41-47 el cuadro italiano.
Tocó alguna tecla Casimiro en el descanso y sus hombres salieron activados desde la primera defensa. Un poco de espectáculo de Jaime, una llamarada grande de Wiltjer y, sobre todo, una mayor actividad defensiva, cambiaron el decorado del partido. Se hizo algo más serio que en la primera mitad. No es que hubiera reproche de la afición en el primer tiempo, pero no lo merecían los 6.015 espectadores (mejor entrada de la temporada en Europa, algo sintomático en un partido intrascendente) que habían acudido al Palacio. Y seguro que no se arrepintieron cuando vieron a Jaime Fernández en combustión en el último cuarto, con varias jugadas de locura.
El propio Casimiro le dio seriedad al encuentro colocando a los titulares hasta el final. Un veterano entrenador decía que la única manera de que un jugador no se canse o se lesione es que no entrene ni juegue. Pero entonces no es un profesional de esto. Y en el estado de plenitud y confianza en el que se encuentra el plantel malagueño, los soldados del técnico manchego disfrutan cada vez que están en el parqué. Los segundos 20 minutos fueron una exhibición de juego, se redujo de manera drástica la anotación del rival. Y hasta fue magnánimo Casimiro con minutos para Viny Okouo, con cuya cada buena acción el Carpena se encendía más.
Termina una primera fase bastante plácida, con derrotas en Vilnius y Kazán y ocho victorias en los nueve últimos partidos. Ahora vienen curvas. Pero ahí se medirá de verdad el motor de este ilusionante Unicaja.
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