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El Unicaja pasó por encima de un Carplus Fuenlabrada (100-75) que lleva una vuelta entera sin ganar un partido y que se dirige irremisiblemente hacia la LEB Oro. Como en la ida, fue una superioridad muy manifiesta del cuadro malagueño, que tuvo un entrenamiento de calidad antes del trascendente partido del próximo Martes Santo ante el UCAM Murcia. No fue, pese a ello, una versión óptima del cuadro malagueño, fallón en los tiros libres, algo que los entrenadores suelen achacar a falta de concentración, y con algunas desconexiones que llevaron a Ibon Navarro a pegar alguna buena bronca. Es humano, pero también habla bien del nivel de baloncesto que ha alcanzado esta temporada el Unicaja, que a cuerpos de distancia de su tope saca partidos con sencillez. En la segunda parte abrochó una victoria clara. El público acabó celebrando el punto 100, un tiro libre de Djedovic con una atronadora ovación, después de ver cómo Osetkowski, Kalinoski y Díaz, a falta de un minuto, peleaban por un balón imposible para salvarlo. Es el espíritu que contagia este equipo.
El regreso de Nihad Djedovic, lesionado en las semifinales de la Copa del Rey ante el Real Madrid y que se ha perdido nueve partidos en el periodo de 40 días de baja que ha tenido por la rotura muscular que padeció, completó un sábado plácido en el Carpena, que volvió a presentar un aspecto de gala, con muchos niños en las gradas y pasando de los 9.000 espectadores. Hay que hacer un esfuerzo para regresar el Martes quien tenga dudas y que el Palacio hierva.
El Unicaja se sintió superior desde el inicio, su nivel de baloncesto está hoy en día en otra dimensión al del equipo fuenlabreño. Rápidamente cogió los 10 puntos de renta, haciendo bastante daño con Perry y Brizuela. Errando tiros libres, con alguna desaplicación atrás, pero poniendo distancia de por medio. Mediado el segundo cuarto dominaba por 44-22 y se vaticinaba un paseo militar, pero el Fuenlabrada se fue enganchando poco a poco. El Unicaja se fue algo del partido mentalmente y los madrileños se iban al descanso aún en distancia de pelear (52-42).
Tras el descanso volvió a verse una buena versión del Unicaja. Con un par de parones por un problema en el marcador y por un golpe en la cara a Will Thomas (no jugó en la primera parte) que le dejó mareado, el equipo de Ibon ya pisó el acelerador. Tres de los cuatro primeros ataques del Fuenlabrada acabaron en robo cajista, un síntoma de que los niveles de intensidad eran más elevados. Y cuando el Unicaja funciona así, es incontenible para rivales de zona media-baja. Hubo espectáculo, con mates de concurso de Sima, Perry (está exuberante el base de Florida) y Ejim, y el público lo celebraba, cada partido este año en el Carpena es festivo. Ya al final del tercer cuarto el partido estaba visto para sentencia (79-58).
A beneficio de inventario un cuarto final que sirvió para coger ritmo y probar cosas para lo que viene. El calendario ha sido duro y ha dado ahora una tregua con encuentros ante rivales de menor nivel en la ACB que sirven para ganar autoestima y confianza y para mejorar en la tabla. El Fuenlabrada pasó por Málaga y parece que se despedirá por algún año. Antes, el Carpena acabó haciendo la ola, cantando el himno a capela y botando y mandó un mensaje para el próximo martes, que será una historia bastante diferente: “A por el Murcia, oé”.
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