Unicaja-Lenovo Tenerife: Una gran victoria incompleta (75-71)

El Unicaja consigue una victoria ante el Lenovo Tenerife (75-71) que no le vale para depender de sí mismo en la última jornada para obtener el factor cancha en cuartos

Kendrick Perry celebra una canasta. / Acb Photo / M. Pozo

Partido salvaje en el Carpena, un duelo de play off dentro de la liga regular por rebañar el factor cancha en los cuartos de final de la ACB. Unicaja-Lenovo Tenerife, ya un clásico del baloncesto nacional. Victoria malagueña (75-71), pero incompleta porque el average se queda para los canarios tras un segundo tiempo en el que se estuvo en varios tramos por encima de los siete puntos necesarios por los que se perdió en la ida. Tuvo de todo el duelo. Otro arbitraje lamentable, expulsión de Ibon Navarro por dos técnicas (la segunda muy discutible por agarrar el balón para evitar que le diera un golpe), entrada en ebullición del Carpena, grandes minutos de Alberto Díaz tirando del carro, Jaime Fernández en el papel de justiciero rival con un triple clave... Un gran partido que se quedó en Málaga, pero sin el gran premio. La única opción para que el Unicaja sea cuarto es ganar en Bilbao (no será sencillo, el Surne se juega estar en BCL) y que el Lenovo pierda en casa ante el Zaragoza, ya salvado, en la última jornada este martes.

Fue un gran ensayo en este atracón de partidos entre el Unicaja y el Lenovo en el que se están inmersos los dos equipos. BCL, liga regular y, ahora, play off desde el próximo domingo, con los dos equipos combatiendo por pasar a semifinales. Era ya el cuarto duelo de la temporada (también la inolvidable final de Copa) y los dos equipos se van conociendo hasta el extremo. El primer tiempo fue un buen ejemplo del nivel de acierto y concentración que hay que desplegar para vencer al equipo de San Cristóbal de La Laguna. El cuadro de Ibon Navarro llevó las riendas del juego, llegó a distanciarse hasta por 13 puntos ante un equipo rival desacertado que acabó empatado en un parpadeo final (34-34) tras 20 minutos. Había dos partidos a la vez. El de la victoria y el del average, esencial. El Unicaja necesitaba ganar por más de siete puntos (diferencia de la derrota en el Santiago Martín) para depender de sí mismo en la última jornada en Bilbao para ser cuarto y empezar la serie en el Carpena. Si se ganaba por menos de siete, se dependía de que el Lenovo tropezara ante el Casademont Zaragoza en casa en la última jornada. Fue lo que ocurrió. Si se perdía, todo el pescado estaba vendido.

El Unicaja tuvo vibraciones del mejor nivel en los primeros compases. Buena defensa sobre Shermadini, que suele hacer un butrón a los rivales y que esta vez era contenido. Se llegaba bien a las esquinas, donde el Lenovo hace fortuna con sus grandes circulaciones y su forma de compartir el balón. Y ayudaba que el rival no estaba espléndio de acierto. Ello permitía correr, con Perry desatado al principio, con Osetkowski tocando muchos balones en líneas de pase y haciendo daño con esa agresividad para atacar el aro. Había también el picante de la animadversión hacia Jaime Fernández, que va creciendo cada partido. Se puede haber equivocado pero hay un punto de injusticia en ello. El Lenovo, equipo tremendamente competitivo, levantó la mano e igualó al descanso (34-34).

Después vino la avalancha. Llegó a marcharse el equipo canario por cinco puntos, pero el regreso del Unicaja fue salvaje. Convirtió en una cuestión de honor el encuentro. Y se celebró cómo Alberto Díaz se echó a las espaldas el equipo en un momento caliente, marcando la línea defensiva, provocando pérdidas y también esta vez metiendo también para ser importante en ataque. Es baloncesto ficción, pero con una semana más de recuperación igual había una copa más en la vitrina de Los Guindos.

El partido ya había trasladado su eje a esa frontera de los siete puntos. Se entró en el último cuarto con ventaja malagueña (59-51) en ese límite. Después, tras una gran secuencia de ataques y defensas, 65-52, hasta 13 puntos, otra vez el tope del partido, ya con Ibon fuera tras una decisión muy protestada. Cogieron las riendas Alberto Miranda, Ángel Cañete y Paco Aurioles. El Tenerife parecía en algún momento desbordado, el Unicaja tenía un punto más de energía y excitación y estaba cerca de esa orilla del factor cancha. Pero no pudo concretar. Se entró en el último minuto nueve puntos arriba, pero Jaime metía un triple desde la esquina para recortar la diferencia. Y después hubo tres malos ataques malagueños, con un gancho forzado por Kravish tras mala circulación y un triple forzado por Perry para colocarse con siete arriba que no tocó aro. Son 23 victorias ya en temporada regular. Y el factor cancha, vista la igualdad y el conocimiento mutuo, igual no es determinante.

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