Unicaja - Lenovo Tenerife: Es el qué y es el cómo (97-74)

El Unicaja arrasa al Lenovo Tenerife (97-74) con una inolvidable lección de baloncesto y regresa a las semifinales de la Liga Endesa tras seis años por la puerta grande

Un gran ambiente

El Unicaja hace piña tras el partido.
El Unicaja hace piña tras el partido. / Javier Albiñana

El Unicaja vuelve a estar entre los cuatro mejores equipos de España. Ha sido una travesía del desierto muy dura, seis años, con un riesgo grave de desafección, con humillaciones y demasiados proyectos fallidos. Quizá por eso hay que paladear más estos momentos. Hubo un tiempo en que estar en semifinales era rutinario para este club, fue así en la primera década del siglo. Cuando algo se repite pierde inconscientemente valor. Cuando se recupera lo perdido se potencia esa sensación de algo grande. Lo mejor es que este equipo va a competir en semifinales, se puede garantizar, ante quien sea. El palo de la BCL, lo que pasa conviene, ha aumentado el hambre de un bloque que ha hecho ya historia, pero que, parafraseando a Kendrick Perry, aún no ha acabado su trabajo. No sólo el qué, es el cómo. El Unicaja practica un baloncesto moderno, alegre, agresivo, que engancha. Y eso, adornado con resultados, es impagable.

El Unicaja ha completado una serie fabulosa ante el Lenovo Tenerife. Ha borrado del mapa a uno de los equipos más consistentes del continente, con un estilo de juego reconocible y memorizado que les hace temibles. Pero se ha jugado en esta eliminatoria a lo que el Unicaja ha propuesto. Y consiguió encender al Carpena como en los grandes días con un partido tremendo, con las dosis necesarias de emoción y buen juego. El equipo se divierte y divierte, el equipo gana. Es lo que transmite y que faltó en la BCL. Fue una máquina de diversión, pero también de demolición, con las dosis justas de seda y de cemento. Así, superó al Lenovo (97-74).

Pedía Ibon Navarro en la víspera comenzar concentrados y evitar que entraran tiros cómodos del rival. El Lenovo, un equipo orgulloso, salió a morder y encestó sus tres primeros lanzamientos a canasta, tres triples. Era el nivel que iba a exigir el encuentro. Si en Tenerife había metido el rival 20 puntos en 20 minutos, ya llevaba los mismos en sólo seis. Sufrió el Unicaja en ese primer cuarto. Había algunos gestos de nerviosismo, algún pase dubitativo, alguna indecisión al ir al rebote. Pero no había ningún fantasma. El 13-22, después de que se le saliera un triple a Sastre, podía ser preocupante. Siempre hay alguien de guardia en el Unicaja. Esta vez estaba Kalinoski. El de Ohio cambió el partido. Triple, penetración, falta, robo, otro tiro corto... En un momento de dudas, tras varios partidos en los que metiendo (sí en otras facetas) no había brillado metiendo, enchufó al Unicaja. Y ya fue poner una centrifugadora. El Tenerife quedó sepultado por una avalancha de baloncesto que no pudo parar en ningún momento. Los 37 puntos que metió el equipo malagueño en el segundo cuarto supusieron un récord del club esta temporada y en su trayectoria en play off. Un despliegue impresionante, ritmo, esfuerzo y acierto. El partido estaba volteado al descanso (50-36).

No hubo un momento de duda del Unicaja. Fue a por el partido sin vacilaciones y lo agarró por la solapa. Grandes minutos de Sima defensivamente, grandes de Perry, fabuloso Kalinoski, como Osetkowski, un guerrero tremendo Barreiro en su reaparición en el rebote... Fue una segunda parte orgásmica, de sublimación del baloncesto. Grandes circulaciones acabadas en tiros abiertos, penetraciones y doblar, un tapón brutal de Ejim a Abromaitis que acaba en canasta tras un pase de Perry a Kalinoski, otro pase de quarterback de Kravish para Perry... Jugadas de fábula hasta el final.

Hace 13 meses, el Unicaja perdía de manera humillante ante el Lenovo Tenerife por 30 puntos en un encuentro de liga regular, como recordaba en la víspera Juanma Rodríguez. El Unicaja ha arrasado al mismo rival, al que le ganó la final de Copa, con una lección de baloncesto sensacional. Suena la marcha triunfal de Aida, el himno a capela y, mientras le entrevista la TV, se canta “Ibon tiene un plan”. ¿Qué puede salir mal?

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