Unicaja, de Noruega al Congo, vías de negocio y solidaridad

El Unicaja realizó esta semana una experiencia novedosa con la organización de un campus en Noruega. Durante seis días, Antonio Herrera, director técnico de la cantera, acompañado de Manolo Bazán, Manuel Salinas y David Rueda han estado en la ciudad de Kongsberg, de 30.000 habitantes y al suroeste de Oslo, trabajando con 80 niños del Kongsberg Miners, campeón de Liga noruego en 2018 y 2019, llegando a jugar en la fase previa de la FIBA Europe Cup.

No es el baloncesto un deporte de tradición en Noruega. Quizá ya los cuarentones recuerden a Torgeir Bryn, un pívot que jugó en Breogán y Estudiantes y había estado en los Clippers en la NBA. Hay fenómenos mundiales ahora en el deporte noruego como el futbolista Erling Haaland, los atletas Jakob Ingebrigtsen y Karsten Warholm o el ajedrecista Magnus Carlsen. Por no hablar de los deportes invernales. La experiencia ha sido fantástica, a decir de los técnicos. En un baloncesto tan global pueden aparecer jugadores en en cualquier lugar. Y también está la posibilidad de negocio.

Es una idea del Unicaja, intentar insistir en este tipo de campus, también que Los Guindos sea un lugar de peregrinaje habitual para jugadores de otros lares que vean Málaga un lugar de formación. Hay otras academias en la provincia que van funcionando, en la idea de compatibilizar baloncesto y estudios. La intención de traer a Asier Alonso como secretario técnico también englobaba fortalecer proyectos de esta índole.

En Kinshasa, la ciudad natal de Yannick Nzosa, se celebró semanas atrás el Ndembo ya Bakulaka 2022, un torneo de veteranos, para mayores de 30 años. Allí estuvo presente también el Unicaja con las camisetas que el año anterior se mandaron. En este caso fue un tema solidario que surgió de la relación con los mentores del pívot, que jugará cedido la temporada próxima en el Coosur Betis.

Dos vertientes distintas para la expansión exterior de la marca Unicaja. El negocio está en España, pero también se puede encontrar fuera.