Unicaja-Real Madrid, final de la Supercopa: Siempre honrando el escudo (81-88)
El Unicaja llega a liderar en el último cuarto el partido contra el Real Madrid pese a las bajas y problemas, pero no le dio para conseguir el sexto título de la historia
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El Unicaja sigue honrando el escudo y la camiseta en cada partido que juega. Es el mejor título que han conseguido este entrenador y estos jugadores. También en la final de la Supercopa, en la que no anduvieron lejos de conseguir el sexto título de la historia del club. Con un raquítico 21% de acierto en los triples, sufriendo en el rebote como era normal por las ausencias y el tremendo potencial rival, el Unicaja mandó en el marcador en el último cuarto después un tercero soberbio en el que desquició al Madrid, con momentos en los que sacó del duelo a un Campazzo que cambia el nivel del equipo de Chus Mateo. Después el argentino volvería a su nivel para liderar la victoria de su equipo. 81-88 fue el resultado de un partido que ya tuvo ritmo de competición, no había balas de fogueo en Murcia. El cuadro malagueño le miró a la cara al Real Madrid. Es verdad que se hizo algo largo el partido, que no entraron tiros cómodos que son necesarios en este nivel de exigencia. Pero la conclusión no puede dejar de ser positiva por lo que se ha visto en la capital pimentonera y en el resto de la pretemporada. Ibon ha encontrado soluciones en cada momento para hacer competitivo al equipo pese a las ausencias. Es el valor de este bloque de jugadores, que da síntomas de mantener intacta el hambre.
Fue un partido con distintos ciclos. El Unicaja empezó viviendo de los triples de Kendrick Perry (3/3 en los tres primeros minutos). Tardaría más de 20 minutos en meter otro todo el equipo. En cuanto entraron tres más cambió el panorama, pero no hubo esa continuidad. No contenía mal las embestidas blancas el equipo cajista, pero poco a poco empezaron a hacer mella los portaaviones blancos, haciendo daño en el rebote de ataque. Ibon le daba minutos a Baba Badji, al que había metido en la convocatoria en lugar de Saint-Supéry, porque Diop tampoco se enteraba mucho de la película. Tuvo un momento de bloqueo en el segundo cuarto el Unicaja que le llevó a tambalearse llegando al descanso (31-44).
Pero ahí está siempre el Unicaja, que salió del descanso con sangre en el ojo, superó el nivel de energía blanco y abrió en canal una final que parecía encaminada. Diversos focos anotadores, pero sobre todo una defensa que permitía robar y correr hasta completar un parcial de 25-17. Al final del tercer cuarto Ejim daba la primera ventaja (56-54) con dos tiros libres. Esta ver no estaba tan fino Djedovic, como en la semifinal, pero sí Osetkowski, titánico con más de 30 minutos en pista y multiplicándose en los dos lados de la pista. Salía Taylor a robar balones, Thomas corría contraataques... Un parcial de 0-7 para el Madrid le llevaba a mandar al final del tercer cuarto (56-61), pero el Unicaja golpeaba en el inicio del último cuarto. Minutos de alto nivel baloncestístico, con acierto y un gran pase de Djedovic a Kalinoski permitía al americano anotar (69-66) a falta de siete minutos. Ahí encalló el Unicaja. Campazzo había vuelto a la pista y comandó el triunfo tanto desde la defensa como desde el ataque. El parcial fue de 0-11 en tres minutos sin anotar. Sólo se sobrevive ahí con defensa y el argentino encontró huecos en la del equipo malagueño y ya el partido cayó como una losa.
El Unicaja no dejó de combatir, su afición se hizo notar y no dejó de cantar el himno y animar. Viene una temporada apasionante. Ahora sí, la 2023/24 ya está aquí. Y hay buenas noticias para el baloncesto malagueño por lo que se ha visto en el preámbulo.
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