Así es el Unicaja campeón: "Mucho trabajo, mucha humildad, mucha ambición"

El director deportivo, Juanma Rodríguez, explica algunas claves de un equipo que hace historia: "Detalles de jugadores con gente de oficina que no son normales hablan de su calidad humana”

Así fue la final

La preparación del partido por el título

López Nieto, Ibon Navarro y Juanma Rodríguez.
López Nieto, Ibon Navarro y Juanma Rodríguez. / Efe

No era necesario el refrendo de un título para certificar que el trabajo del Unicaja desde el verano de 2022 es impecable. Pero es la plata lo que ayuda trascender a un equipo. más allá de un juego sensacional que cautiva. La actual plantilla cajista transita un territorio casi inexplorado en la historia del club. Hay un hechizo entre el equipo de baloncesto y la ciudad, se han reestablecido puentes en tiempo récord. La coincidencia de personas en un lugar concreto en un momento determinado puede causar magia y es lo que ocurre con este equipo. Juanma Rodríguez, director deportivo del Unicaja, ex jugador que consiguió el ascenso a ACB con Maristas antes de pasar un proceso que le llevó a ser director deportivo del Unicaja desde 1992 hasta 2010. Después, desde 2021 a la actualidad. Tiene una visión panorámica de la historia del club y es consciente que la citada coincidencia no ocurre muchas veces aunque se hagan las cosas bien. Se sienta con Málaga Hoy y explica algunas de las claves que pueden ayudar a entender un momento fabuloso en la historia del club.

Si en 2022 hubo que hacer una revolución, en 2023 tocó ser conservadores. “Incluso antes de la Copa de hubo ya algunas conversaciones y algún acuerdo pendiente sólo de la firma. Tras la Copa, activamos más situaciones. Llegamos a final de temporada con 90% de la plantilla renovado”, rememora el malagueño sobre cómo fue el proceso de mantenimiento del plantel: “Incluso se hizo alguna operación para este año también, la de Tyson Pérez por ejemplo. Contó que todo el mundo quería continuar, que veníamos de un gran éxito, que la gente se encontraba muy a gusto. Todo eso ayudó a mantener esa plantilla. El club hizo un esfuerzo, también tuvimos la venta de Darío, que fue un dinero que se ingresó para contrarrestar. En salario no hubo nada disparatado, mejorar un poco lo que ya tenían y darles más años. Ese era el camino, como se sigue demostrando esa temporada. Mientras este grupo siga así, lo que es el núcleo duro y una gran base de la plantilla, un 80-90% queremos que continúe aquí”.

“Llevamos tres finales y dos títulos en 14 meses”, contextualiza Rodríguez para destacar el momento histórico del club: “Valoro mucho de dónde se viene. Valoro lo mal que lo pasamos en la temporada 21/22. Sabíamos que había que hacer un proyecto nuevo. Evidentemente saber de dónde vienes, lo que has sufrido, cómo teníamos el pabellón, cómo estaba el club con esa desafección social y todo lo que se ha cambiado en este tiempo es para estar orgullosos. Hay un trabajo de muchísima gente, no sólo de los ‘artistas’, de jugadores y cuerpo técnico, sino del club, del presidente, el Consejo y todo la gente que trabaja en la entidad, que hace una labor sensacional. Esa distancia que había entre Guindos y Carpena ahora es mucho menor y toda la gente interactúa mucho, todos los trabajadores de Los Guindos están orgullosos del equipo. Ha habido detalles que han tenido jugadores con gente de la oficina que no se conocen que no son normales y que habla de la calidad humana de este grupo”.

En esa panorámica, han pasado 23 años desde aquel título de la Copa Korac en Vrsac, a pocos kilómetros de Belgrado, en la frontera con Rumanía. “Se ha recuperado lo que se empezó a construir en 2001, que culminó con la Copa, la Liga y la presencia en la Final Four, esa identidad que el club tenía, esos valores y ese alma. Volvemos a tenerlos. Más allá de los títulos doy valor a cómo se vive el baloncesto en la ciudad, cómo está el Carpena, cómo hay un montón de gente joven, muchos niños, que sufren, se alegran y lloran por el Unicaja. Para mí tiene mucho más valor que los títulos. Hemos conseguido una identidad y a la vez una estabilidad en el proyecto para intentar estar arriba los máximos años posibles, lo que nos dejen. Lo que dé este grupo de jugadores y después los que vaya viniendo, que se vayan imbuyendo de todo lo que ha creado este grupo, de todo que significa el baloncesto en Málaga actualmente y que nos puedan ayudar incluso a ser mejores”.

Esa comunión con el Carpena es destacada por los protagonistas como una gasolina que nutre de energía en los malos momentos y que ayuda a potencias los buenas. Desde la distancia se notaban las buenas vibraciones desde el templo en estos días en Belgrado. “Había más de 3.000 personas en el Carpena el viernes, más de 5.000 en la final... Una de las grandes cosas que ha conseguido este grupo, además de jugar muy bien al baloncesto y ganar mucho, es conectar muy bien con la gente. No tenemos sólo a Alberto como el Cid que era hasta hace unos años, con una responsabilidad tremenda. Era un poco el estandarte del club. Lo sigue siendo, pero hay ahora muchísimos jugadores y te diría que todos generan identificación. Voy por la calle y me dicen ‘hay que renovar a este’, ‘hay que renovar al otro’, ‘no dejes que este se vaya’... Quieren renovar a todo el mundo. Eso significa que el grupo no sólo ha calado a nivel deportivo, sino también a nivel humano. Con la gente, el pabellón, nuestro estilo... La gente está disfrutando. Es la mayor satisfacción que se puede llevar uno, de ver a la gente enchufada con el equipo, llenando el pabellón todos los partidos, yendo al Carpena y estar con el equipo, es la mayor satisfacción. Independientemente de si se ganan títulos le pido a la afición que nos ayude, una de nuestra grandes fortalezas es que en el Carpena es muy difícil que nos ganen en cualquier competición. Es gracias al apoyo de ellos y el ambiente que crean”.

Rebobinando, hubo un contratiempo en esa renovada plantilla. A Brizuela se le renovó en abril y en junio se le vendió por más de un millón de euros. Ejemplar gestión, pero que obligó a activar un plan de contingencia, con Kameron Taylor. “Estamos preparados para, en una plantilla que va a tener muy pocos cambios, para cualquier situación parecida a la de Darío que pueda surgir. Venimos todo el año siguiendo a un montón de jugadores, seguimos todas las ligas competitiva. Como le decía al grupo que hemos trabajado en eso, se verá más a largo plazo, en unos años. Ahora vamos a hacer pocos cambios, pero hay que estar preparados por si hay jugadores que puedan ser apetecibles para otros equipos de mayor nivel, que paguen su cláusula y ellos decidan marcharse. Estamos preparado, afortunadamente no creo que sean muchos, pero si son uno o dos estamos listos para que venga otro jugador. Ojalá, en ese caso, diera el rendimiento de Kameron. No es sencillo, pero intentaremos que sea así y que lo que hemos ido viendo de esos jugadores posibles puedan integrarse como Kameron”.

En ese grupo de trabajo, explica Rodríguez, figuran “un grupo de cuatro entrenadores de la cantera más Milan [un joven que realiza prácticas en el club], cinco personas que seguimos a un montón de jugadores, haciendo informes y creando una base de datos muy interesante para el club. Estamos trabajando también en el Femenino, que estamos dando pasos para la confección de la plantilla del año que viene, queremos el mismo escenario con la ayuda de una persona como Marta Fernández, que es una institución en el baloncesto y que está muy involucrada. Tenemos alguna jugadora contratada a la espera de que termine la temporada y anunciarla. Y en otras categorías, centrados en el hecho de intentar traer verdaderos proyectos a nuestra cantera becados que pensemos que pueden ser algún día parte del primer equipo. No tener jugadores para rellenar o ganar campeonatos, sino que visualicemos que tienen futuro en el primer equipo”.

En estos días en Belgrado, Juanma Rodríguez ha tenido reuniones frecuentes con agentes del mundo del baloncesto, no sólo representantes sino también personalidades históricas. “Ahora cuando vas así todo son parabienes. Como siempre digo, todo está muy bien pero el halago debilita mucho, lo que tenemos que hacer es no creernos nada, seguir construyendo y trabajando en la línea en la que estamos. Con la receta de mucho trabajo, mucha humildad, mucha ambición”, puntualiza.

En todo este entramado, esencial la figura de Ibon Navarro. La trayectoria de Juanma Rodríguez en el primer equipo del Unicaja indica que sólo ha tenido ocho entrenadores en 21 campañas:Javier Imbroda, Pedro Ramírez, Boza Maljkovic, Paco Alonso, Sergio Scariolo, Aíto García Reneses, Fotis Katsikaris e Ibon Navarro. Casi tres años de permanencia media. “El entrenador es la base en el baloncesto. Que entienda la filosofía del club, que trabaje con la dirección deportiva codo a codo. Yo no he tenido muchos entrenadores en estos 21 años en el club, incluso en mi etapa en Sevilla, tres años y dos entrenadores, con la mala situación de destituir a Curro Segura cuando nos había llevado a la ACB. En Málaga no he destituido a nadie. Echaron a Aíto cuando yo ya no estaba, se produjo también la renuncia de Paco Alonso en su momento, pero el resto todos terminaron sus temporadas o sus ciclos. Se lo dije a Ibon cuando fuimos a por él. No queríamos que viniera sólo a salvar la temporada sino a construir un proyecto. Así se redactó en el contrato que firmamos. Yo creo en los proyectos largos, tener un entrenador para tiempo que pueda desarrollar una idea y poder tener un núcleo jugadores importantes que estuvieran muchos años. Afortunadamente, las cosas han acompañado en la última etapa y esperemos que dure mucho. El mismo Ibon está súper contento e integrado en Málaga, sabe que es su sitio, creo que él a nivel de entrenador todo lo que hace aquí es un relanzamiento en su carrera. Es un entrenador que ojalá esté aquí muchos años pero cuando se marche irá a un grande de España o Europa, no tengo ninguna duda”.

Son algunas pinceladas de un equipo que volvió a hacer historia en Belgrado, con el sexto título en el siglo XXI. Y con perspectivas de que no pueda ser el último en los próximos meses y años. Un momento, sin duda, dulcísimo en la historia del baloncesto malagueño.

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