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El proyecto Marcus Moller

El Unicaja cerró la llegada del danés de 2.15 metros y 16 años

En primer año de junior aún y con más de 2.20 metros de envergadura, es un jugador que se considera de alta proyección y ya está entrenando con el equipo de Antonio Herrera

Jugará en Hospitalet

Un fichaje trabajado

Marcus Moller, en el centro de la imagen, el más alto de los jugadores del Unicaja. / Unicaja B. Fotopress

El joven pívot danés Marcus Engelhardt Moller, de 16 años (cumplidos la semana pasada), 2.15 metros de altura y con más de 2.20 de envergadura, ya es jugador del Unicaja. El club trabajó en su llegada desde el pasado verano. Jugó el Europeo sub 16 en el que Mario Saint-Supéry fue MVP en Macedonia del Norte, después participó en algún torneo con el Joventut de Badalona y recaló en Málaga para estar unas semanas a prueba. Los técnicos cajistas consideraron que era un jugador con proyección y futuro para invertir en él y desde la dirección deportiva y la presidencia se dio el visto bueno. Y en este tiempo se han salvado los trámites burocráticos para llegar a un acuerdo de larga duración, con salidas para ambas partes. Está en su primer año de junior (no es cadete aún por sólo un mes) y le queda aún mucho trecho de progresión, pero se considera que tiene recorrido para llegar a la élite.

Moller ya se entrenó la pasada semana con el equipo junior que dirige Antonio Herrera y se desplazó a La Línea con el equipo de Liga EBA que venció en tierras campogibraltareñas el pasado sábado. La documentación para darle de alta está en marcha, pero aún no estuvo a punto para poder jugar entonces. Ya es uno más, está instalado en la Residencia de La Térmica, con el resto de compañeros becados. Se espera que debute esta semana en Los Guindos ante el Benahavís o como muy tarde en la siguiente, en la que no habrá ninguna traba para el Torneo de Hospitalet, el mejor de España en categoría junior, al que el club cajista regresa tras varias temporadas ausente.

El joven danés se ha formado en Horsholm 79ers, equipo de cierta tradición en Dinamarca. El club ya organizó un campus en la vecina Noruega el verano pasado y la colaboración con distintos países es algo en lo que también se trabaja en la entidad malagueña, para tener redes de captación de jugadores. El baloncesto es cada día más universal y puede haber jugadores de alto potencial en muchos lugares distintos. Así lo ve el Unicaja con el joven pívot danés, que tiene un hermano también interesante en edad preinfantil rozando los dos metros. La formación de los clubes españoles es vista como absoluta referencia en el resto de Europa y el mundo, con los numerosos títulos y medallas en categorías inferiores y es frecuente que vengan desde fuera para rematar su formación.

El Unicaja fue en su momento pionero con la cantera brasileña (Augusto Lima, Rafa Luz, Vitor Faverani o Paulao Prestes, todos jugadores después en la élite) y también trabajó más tarde en los Balcanes (Todorovic o Kuzmic como más destacados) o en África (Fall, Nguirane, que vino con el Zaragoza al Carpena el fin de semana, o ahora Nzosa y Badji). Tras desconectarse del Clínicas Rincón mermó la inversión en cantera y se centró en la local y andaluza. Algo que, sin duda, hay que cuidar como oro en paño porque los lazos de identificación y la campaña de imagen que provoca la existencia de un Alberto Díaz son impagables. Asoma una generación interesante ahora con Mario Saint-Supéry, ya miembro de facto del primer equipo. Ha estado un par de semanas parado por un problema en el sóleo aunque ya regresa progresivamente a la actividad. También a Álvaro Folgueirasse le veía por parte de la dirección deportiva proyecto claro de primer equipo, pero eligió continuar su formación en Estados Unidos. Están Baba Badji y Miracle Bamadu, pero se buscaba un plus de centímetros para completar el equipo.

El sentido de la cantera es local, pero también se entiende desde el Unicaja que hay que realizar apuestas muy concretas con jugadores de proyección que eleven el nivel de los equipos. Moller sería cupo de formación si cumple tres temporadas en Málaga y es el prototipo de jugador que no abunda en España, un siete pies. En el tiempo que estuvo entrenando previamente demostró muchas ganas de aprender y gran ética de trabajo. No es un jugador del que haya que esperar un impacto inmediato, viene de un país en el que la competición es de menor nivel aunque ya se dan destellos de progreso, con presencias en Europeos A de categorías inferiores y algunas buenas victorias de la absoluta. Los grandes suelen ir más lento en el desarrollo, pero posee buena movilidad para su altura, actividad, capacidad para desarrollar un buen tiro y aún por crecer físicamente. Marcus Moller ingresa en la lista de proyectos de Los Guindos.

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