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73-88 en Granada, 73-100 al Obradoiro y 84-47 frente al Benfica. Ver a un equipo en pretemporada con estos guarismos no resulta familiar, pero el Unicaja pulveriza los clichés de estos tiempos. El equipo de Ibon Navarro está en una onda diferente, una velocidad propia de enero y no septiembre, lo esperado al no contar con variaciones respecto a la 22/23, pero es llamativo el nivel al que han regresado los malagueños. Controlado y sin tirar las campanas al vuelo, porque cada rival lucía una preparación distinta, pero es esperanzador este baloncesto a dos semanas de la Supercopa, final del camino cada vez más próximo. Ilusiona Murcia porque un título oficial a 16 de septiembre debe potenciar las opciones del Unicaja, por contar con esos automatismos tan aprendidos e inyectados en los jugadores como si fueran máquinas, y en el club saben que es importante acelerar en este punto del verano. La Copa Andalucía en Granada y ahora el Torneo EncestaRías, y ambos resueltos de la misma forma: con un paseo militar cajista.
Se acerca la última fase de preparación con el Trofeo Costa del Sol, partidos ante Bayern de Múnich y Real Madrid donde se podrá calibrar el nivel real, además de pulir esos últimos detalles antes de la Supercopa. Un alivio para Ibon Navarro el disponer de Alberto Díaz y Kendrick Perry a estas alturas, dos jugadores que tendrán tiempo de acoplarse y no competir con la lengua fuera nada más llegar, caso del pasado verano, que terminó pasando factura a ambos. Se mira además de reojo a la enfermería, con Sima cumpliendo plazos y Kravish adentrado en un tratamiento que no permite fijar un regreso de esa fascitis plantar. No perjudica en pretemporada, pero sería una desgracia enorme no contar con ambos al inicio del curso oficial. Se trabaja a contrarreloj, mientras el día a día del equipo es excepcional, estableciéndose la normalidad en una vuelta al trabajo que no fue sencilla, con ese fichaje precipitado de Diop y que también obliga a estar alerta en el mercado por si lo de Kravish se alarga.
El efecto Kameron Taylor cada vez más presente, ver a Osetkowski más resolutivo que en las últimas semanas del pasado curso, en definitiva una efectividad generalizada que es archiconocida en Málaga. Esta magnitud en el juego, con media rotación fuera, invita al positivismo, pero siempre con pies de plomo a la espera de un rival de un nivel parecido al del Unicaja. La expedición regresará este lunes a Málaga desde Pontevedra, habrá descanso el martes (siempre muy celebrado en el vestuario) y doble sesión de trabajo el miércoles, a 48 horas de jugar con el Bayern de Pablo Laso en Rincón de la Victoria. Pequeño respiro antes de endurecerse la competición, no oficialmente pero hay que convencer en ese Costa del Sol. El domingo frente al Real Madrid en el Carpena y la fiesta de Dylan Osetkowski para cerrar la semana. Ya en ese punto se activará el modo Supercopa, aún lejos, pero por el momento se camina con inmensa autoridad. El Unicaja de siempre.
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