Visto y Oído
Broncano
El Palau Olímpic, allí donde el Dream Team original refundó el baloncesto hace 30 años, el Unicaja escribió una obra maestra y gritó con fuerza a todo el baloncesto español que sí, que de verdad está de vuelta. La travesía del desierto ha sido dura, pero noches como ésta recuerdan y refuerzan que aún quedan esas ascuas de corazón de club campeón. 15 minutos después del partido gritan los aficionados cajistas desde el palomar del Olímpic que salieran los toreros, como en Ciudad Jardín. Y allí saludaron en un momento especial. Queda más faena, el Madrid el sábado a las 18:30.
En un partido heroico, mágico y épico a la vez, en una monumental exhibición de baloncesto, el Unicaja tumbó al Barcelona (87-89) en una prórroga jugada con el corazón y con la cabeza. Qué partido del Unicaja, sacado desde la pizarra de Ibon, que fue marcando pasos por delante de Jasikevicius y reforzando crédito. El equipo malagueño jamás había eliminado en una competición nacional, Copa o Liga, al Barça. Lo hizo en Badalona, po rderecho, a pecho descubierto. “¿Dónde están los del Barça?”, grita la afición del Unicaja antes de recordar que es noche de fiesta.
Los 11 que jugaron estuvieron diabólicamente bien, llevando a cabo el plan de partido. Pero por encima un Brizuela descomunal, un profesional increíble que metió 27 puntos tras volver loca a la defensa con su hijo Bruno en la UCI. Increíble Will Thomas, destrozando desde esa esquinita derecha del ataque y creando juego desde su zurda. La excelencia de Perry, en un momento mágico. Y los demás, claro, Osetkowski, con un triple que hizo creer ya de verdad. Alberto desquiciante en defensa, como Ejim sobre Mirotic. Kravish, Carter, Barreiro, Djedovic.... Todos dieron su empujón para la gesta.
Ibon había preparado el partido con esmero, intentando buscar emparejamientos favorables o que minimizaran daños. Barreiro de salida con Kalinic. Kalinoski cuando salió Abrines, Djedovic cuando lo hizo Higgins. El primer acto fue bueno para el equipo malagueño, que no se fue mandando por un triple sobre la bocina de Jokubaitis (21-20). Los de Ibon tenían dificultades para, como pedía el vitoriano en la previa, meter la bola en la pintura y generar espacios y buenos tiros, se abusaba del bote. El Barcelona conseguía parar la transición y contraataques. Es un equipo enorme de tamaño y muy físico. Satoransky intentaba desgastar y crear juego con Perry llevándoselo al poste bajo y el americano era el único con cierta capacida para desbordar adelante. Brizuela daba una bocanada al final del cuarto con un triple y una bandeja más un túnel que desataba la admiración del Olímpic.
La respuesta del Barcelona fue demoledora, un parcial de 0-15 para colocarse 34-21. Ibon gastó dos tiempos muertos en esa racha porque existía peligro evidente de derrumbe. Penó el equipo malagueño, pero tuvo la personalidad y la fuerza para tenerse en el partido. Los 75-80 puntos anotados eran un mínimo indispensable para competir. Y para llegar a esa cifra había que meter de tres. La gravedad que genera Kalinoski le permitió meter dos triples saliendo de indirectos y Carter otro desde la esquina. Lástima una bandeja del segundo que se quedó corta en un contraataque. El acierto propició que Kravish recibiera con alguna posición ventajosa en continuaciones. Tras colocarse a cuatro, un rebote dividido que se quedó el Barça lo transformó en triple antes del descanso (41-34). No era mala situación, para nada, visto el desarrollo del cuarto.
Sonaba la charanga malagueña con fuerza, victoriosa en las gradas, haciéndose notar. Ibon variaba el quinteto de salida casi al completo, sólo repetía Barreiro de inicio, y rápidamente se colocaba en una zona 3-2 que, de primeras, hacía dudar al Barcelona. Brizuela estaba on fire y tuvo bola para bajar de cuatro puntos el equipo malagueño, que no aprovechó, pero encontró el rival dos triples abiertos de Kalinic y Satoransky (49-41). Calatrava se tragaba el pito en una falta clamorosa a Perry en una penetración, pero después era el trío era puntilloso para señalar una falta de Ejim en un rebote que era canasta cajista y una de Kalinoski a Satoransky cuando se acababa la posesión y no había tiro posible. Volvían a silenciar en un dos más uno de libro a Kravish. Detalles que pesan ante un equipo superior. Pero había entrenamiento en ese hándicap en las últimas semanas. Esta vez no se iba el equipo.
Con 55-50 se entraba en el cuarto final. Era una situación que se hubiera firmado con sangre antes de empezar. La presión para el Barça, acostumbrado a estas lides, y la ilusión para el Unicaja. Pero ahí faltó el acierto necesario para competir hasta el final y llevar al cuadro catalán a esa situación de estrés máximo que podía hacerle vacilar. Quedaba artillería para Jasikevicius y depender hasta el extremo de Perry en el ataque no era el camino ideal, por más que el americano lo hiciera fenomenal. Ibon pedía un tiempo muerto con 64-53. Se escapaban demasiados rebotes en defensa que concedían oportunidades al Barça y que impedían correr al Unicaja. Cuando no aparecía Abrines para meter un triple, ahí estaba Calatrava para pitar una faltita a Laprovittola.
Ahí seguía el Unicaja, no obstante. Punto a punto recortó con un parcial de 2-11 hasta ponerse a dos con puntos de Brizuela y dos tiros libres de Alberto Díaz. Se iba a siete el Barça, pero este equipo tiene corazón. A falta de un minuto Osetkowski metía un triple sensacional en suspensión que igualaba (74-74). Metía dos tiros Laprovittola, respondía Brizuela, fallaba Higgins y el tiro desde 20 metros de Brizuela se quedaba 20 centímtros corto. Prórroga (76-76).
Ahí el Unicaja le dio el sorpasso definitivo al partido. Gestionó mejor las emociones, no falló un tiro libre y la jaula defensiva a Higgins funcionó hasta sacar de quicio al rival. Hubo un momento crítico con+3 y tras tres rebotes de ataque del Barça que acabaron con un triple. Pero ahí estuvo Perry para meter la canasta ganadora. Laprovittola recibió falta a 0.8 segundos. Falló los dos tiros el argentino. Y el rebote fue de Perry. Júbilo en el Olímpic, el Unicaja está en las semifinales de la Copa, donde espera el Madrid. Y, lo más importante, ha vuelto.
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