Viny Okouo: "Me volví loco comprando cosas de marca, me quedé sin dinero"

El pívot formado en el Unicaja, ahora en el Obradoiro, relata en El Correo Gallego las vicisitudes de su proceso de formación

Viny Okouo: "Me volví loco comprando cosas de marca, me quedé sin dinero" / Acb Photo / M. Pozo
P. Pérez

25 de octubre 2021 - 20:13

En una interesante entrevista en El Correo Gallego, el canterano del Unicaja Viny Okouo repasa su carrera hasta llegar al Obradoiro, su actual equipo, y cuenta varias anécdotas sobre su integración, como que al principio gastaba todo su dinero en Málaga en ropa, a lo que su padre puso orden.

"Yo no jugaba al básquet, hacía judo, intentaba hacer boxeo también, y un amigo de mi padre vino y dijo: Joder, tu hijo es alto, hay un campus ahí de Serge Ibaka y tienes que llevarle, a lo mejor tiene una oportunidad de ir a Europa a estudiar y jugar al baloncesto. Fui y no sabía nada, ni jugar, ni botar, solo hacía mates", decía Okouo, que relata cómo se fijó en él el Unicaja: "Me vieron con una foto que me hizo Romaric Belemene cuando volvió al Congo de vacaciones. Luego llamaron a mi padre y hablaron. Tenían que mandarme una invitación para hacerme un contrato de beca para ir a Málaga a estudiar y jugar al baloncesto. Sólo había estado en este campus, fue cuando mi padre empezó a comprarme zapatillas y balones pero yo me escapaba. Le decía a mi padre: Pues voy... y luego me iba con mis compañeros. Llegué a Málaga sin hacer nada, sin saber botar ni tirar. Paco Alonso fue mi primer entrenador y empezó todo. Tenía 15 años. Yo estaba contento porque iba a viajar con mi padre, él estaba conmigo para acompañarme. Ya cuando se fue, se hizo muy duro, a veces lloraba en la habitación porque no hablaba español. Me intentaba ayudar Romaric porque estábamos en el mismo equipo, los entrenadores hablaban pero yo no entendía mucho, era muy difícil. Y en el colegio, ni te cuento".

También relata momentos en los que cambió su carrera en Málaga. "Yo jugaba en LEB Oro y había un rumano, Cristian Uta, que jugaba solo júnior. El año siguiente bajamos a LEB Plata con Clínicas, a él le subieron al ACB y yo: ¡Joder, este estaba en júnior, yo en LEB Oro y le suben a él y no a mí! Lo veía injusto. Decía: Nada, cuando vuelva a entrenar con nosotros lo tengo que matar para enseñar a la gente que yo puedo estar ahí, no solo él. Desde ahí empecé a trabajar y trabajar, cuando llegaba él no le dejaba jugar, era como una competición. Jugué muy bien en LEB Plata y me tenían que subir porque mucha gente llamaba, de la Universidad de Duke, el seleccionador de Estados Unidos (Mike Krzyzewski, Coach K). Yo no sabía nada, lo supe después porque me dijo mucha gente que me estaban llamando. Por eso Málaga me dio el contrato profesional de ACB", recuerda.

Me volví loco, firmé el contrato y me fui a comprar cosas caras, de marca. Mi primer año no me quedó nada, y luego mi padre tuvo que llamar y decir: ¿Pero este tío qué hace con el dinero?”, rememora el congoleño: "Al final mi padre metió el ojo ahí para hacer cosas en mi país, porque en mi siguiente contrato ya tenía que mandarle el dinero allí para hacer negocios y cosas en casa”.

"Querían echar a un pívot porque a Plaza no le gustaba, y después de un entrenamiento de LEB me llamó el presidente del Clínicas para hablar conmigo: Mira, Viny, ¿sabes que vas a fichar por el ACB de Málaga? Y yo: Joder, ¿qué dices? Ni de coña. No me lo esperaba, lo veía muy difícil, pensaba que no tenía nivel para estar allí. No, estás de broma. De repente me llama mi agente y me dice: Bueno, Viny, tienes que ir a firmar el contrato porque te quiere el entrenador, vas a dejar el equipo de LEB y tienes que subir ahora y luego te quedas tres años. Yo no lo esperaba, quedaban creo que dos o tres meses de temporada, en 2016. Al principio me costó mucho por los sistemas, el inglés, tenía que aprender muchas cosas y llegar así a mitad de temporada, para un joven, que el entrenador te va a meter caña... Al final poco a poco me fui acostumbrando", cuenta Viny cómo fue su aterrizaje en el primer equipo y señala cómo fue su último año, con Casimiro: "La idea era irme cedido pero el Unicaja no quiso. Iba a ir a Estudiantes y Málaga me dijo que me tenía que quedar. Mi agente me dijo que tenía que aguantar porque también me contó Luis Casimiro que iba a jugar minutos, no muchos pero sí algo, y al final no era así el tema".

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