Opinión
Carlos Navarro Antolín
El Rey brilla al defender lo obvio
El Martín Carpena tuvo una visita ilustre, también curiosa, en el Unicaja-Bilbao Basket: Hristo Stoichkov. El exfutbolista búlgaro, leyenda del FC Barcelona, adquirió una vivienda en Málaga hace pocos meses y hace vida en la ciudad, de ahí la explicación. Pero también su afición por el baloncesto, muy relacionado con el Joventut de Badalona cuando residía en Barcelona, asiduo en el Olímpic; buen amigo de Jordi Villacampa, figura multidimensional en la historia de la Penya. Y ahora con cierto vínculo con el Unicaja, aprovechando que es un momento de esplendor en lo baloncestístico en la ciudad, con la reciente Copa del Rey, donde confluyeron personalidades de todo tipo. Sentado en la fila VIP del Palacio, Stoichkov, de 58 años, derrocha carisma, todavía dentro de la rueda mediática, por su influencia en España y un carácter singular, también polémico, pero forma parte del pack de un futbolista extraordinario.
En el Barcelona militó siete temporadas (1990-98), a petición de Johan Cruyff, que consolidó a Stoichkov como una pieza angular del Dream Team. Lograría con la camiseta azulgrana una Copa de Europa, una Recopa de Europa, dos Supercopas de Europa, dos Supercopas de España, dos Copas de España y cuatro Ligas consecutivas, además de un cuarto puesto en el Mundial de Estados Unidos en 1994, donde marcó seis goles y que le permitieron ser Balón de Oro ese mismo año. En el Barça marcó 117 goles en 255 partidos. 261 goles en el cómputo global de su carrera, que la iniciaba en el CSKA de Sofía, cuatro temporadas, antes de aterrizar en el club azulgrana. Tras dejar Barcelona, jugó en el Parma italiano, el Al Nassr de Arabia Saudí, paso por Japón y por Chicago, en una MLS que empezaba a emerger.
Tantos años en España, fue dirigido en infinidad de ocasiones por Antonio Jesús López Nieto, otro lazo con el Unicaja, así que existirá cierta relación entre Stoichkov y el exárbitro, también presidente del Unicaja. Como curiosidad, López Nieto expulsó a Stoichkov en un Rayo Vallecano-Barcelona por insultar a un juez de línea en 1992, también en una Supercopa de España en 1994, durante un Barça-Zaragoza, esta vez por roja directa por una fuerte entrada, con hasta 3 partidos de sanción.
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