Y Will Thomas se ríe...
El ala-pívot ha vuelto en un excelente momento físico, demostrado durante la pretemporada
"Es un profesional como la copa de un pino y es un tío cojonudo", dice Ibon Navarro
La fiesta de Osetkowski
En la pretemporada del Unicaja ha llamado la atención, entre otras cosas positivas, el gran estado de forma de Will Thomas. Ha tenido partidos, incluso, en los que ha frisado la treintena de minutos. Las bajas de Ejim, Sima, Lima y Kravish ha dejado el juego interior algo cojo y el de Baltimore ha dado un paso delante. Realmente, lo hizo en verano, cuando ha tenido un proceso de trabajo. En la renovación del contrato se pactó que debía estar en unos mínimos físicos. Y los ha cumplido de sobra.
No es casualidad que Will Thomas esté con 37 años en un equipo de élite europea. Lleva 15 años de profesional en Europa y en ningún sitio ha defraudado. En su primera temporada de su segunda etapa en Málaga tuvo su importancia en la gran marcha del equipo, aunque no un protagonismo continuado. Apareció en momentos concretos, con mucha trascendencia. Pero, de alguna manera, delegó. Ser el jugador mejor pagado de la plantilla hacía pensar en algo más. Se sintió a gusto, no obstante, y también en el club valoraron su profesionalidad. Ibon Navarro daba algunas claves sobre por qué Thomas no llegó bien el verano pasado. "Hay ciertas cosas que pasan en la vida personal de los jugadores que le condicionan. Y lo normal en el caso de Will es que sea lo de este año, no lo de la temporada pasada. Un jugador profesional como Will no es normal que llegue como el año pasado, pero tenía un porqué. Entonces había que darle tiempo, él sabe cómo llegó, nosotros sabemos por qué llegó, lo entendimos y este año ha querido resarcirse de eso. Es un profesional como la copa de un pino y porque es un tío cojonudo. Y ya está", decía tras la victoria ante el Real Madrid en el Costa del Sol.
La realidad es que en las tres temporadas que Will Thomas ha jugado con la camiseta del Unicaja hasta ahora no se perdió un partido oficial. 61 partidos en la 2022/23, 62 en la 2015/16 y 68 en la 2014/15. Es decir, de 191 encuentros posibles jugó 191. Es algo inusual. Y es que los entrenamientos que se ha perdido en este periodo también son mínimos, sobran dedos de una mano. La fiabilidad física es algo muy valorado, el estar siempre es impagable. Y, en esta pretemporada, a Thomas se le ha visto más ágil, haciendo más cosas distintas, tipo jugar con bote la línea de fondo y anotar el aro pasado, movimiento característico que el año pasado prodigó poco.
Más allá, el tema emocional. Es un líder, a su manera y con el ejemplo, en el vestuario. Mantiene una gran ascendencia sobre los compañeros estadounidenses, pero es que también los jóvenes que llegan desde Los Guindos se sorprenden de sus bromas y de cómo les tutela. Se le ha visto levantar los trofeos de pretemporada con su particular humor y en la fiesta de Dylan Osetkowski fue de los más aclamados con ese grito de "Will, Will, Will" que empezó a sonar en el tramo final de la temporada pasada. Él correspondió firmando y con sonrisas, algo que solía dosificar. Se siente feliz y es una buena noticia. La mente y el físico están muy conectados.
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