Yannick Nzosa, un reseteo y un plan
El joven congoleño empieza a trabajar en Los Guindos y se estudia su futuro
Operado en noviembre
Yannick Nzosa aún tiene 19 años, pero ha pasado por varios estados desde su estruendoso debut como profesional. Curiosamente, lo padeció Ibon Navarro en Andorra. Una matinal de domingo, aún con 16 años, el congoleño irrumpió y decantó el partido para los de Luis Casimiro en el Principado. Su primera temporada fue impactante. Frescura, presencia defensiva, capacidad de mejora... Empezó la temporada 2021/22 en el Top 3 de previsiones del draft. Después de un año con mucha presión externa que se traducía en una versión bloqueada de aquel chaval inconsciente que el año anterior era todo frescura, cayó hasta el puesto 52 del draft, escogido por Washington Wizards. Se decidió que era la mejor opción cederlo al Real Betis, donde aguardaba Luis Casimiro, el técnico que le hizo debutar. Pero las lesiones le han hecho jugar sólo cinco minutos oficiales esta temporada. Tuvo que pasar por el quirófano y ya está recuperado.
Nzosa está citado este lunes para empezar a trabajar en Los Guindos. El plan es que se ejercite durante mes y medio antes de viajar a casa a ver a su familia con un objetivo claro y concreto: fortalecer su cuerpo. Los viajes a Estados Unidos en los dos últimos veranos, el último de ellos aún lesionado, propiciaron que no hiciera ese plan necesario de aumento del tren superior e inferior que necesitaba. En principio no está previsto cruzar esta vez el charco, aunque se está a expensas de lo que la franquicia americana y los agentes propongan. Pero el consejo del club cajista, que no hay que olvidar que tiene sus derechos hasta 2026 después de renovarle en noviembre de 2021, cuando cumplió los 18 años, es que se centre en su cuerpo después de resetear su mente. En los últimos 15 meses no ha jugado, lo que más necesita un chaval de su edad, pero tampoco ha podido trabajar con intensidad en sus carencias físicas y técnicas.
Después tocará elegir destino. En un escenario en el que hubiera tenido minutos y desarrollo, el club pensaba recuperarlo esta temporada y podía encajar perfectamente con la lesión de Lima para ocupar ese hueco que ahora tiene Sima. Pero después de tanto tiempo parado la prioridad es tener minutos y están muy caros en el Unicaja actual, que ha dado un salto sideral en su juego interior desde que Nzosa se marchó el verano pasado. Seguramente en un ambiente mucho mejor que el que él vivió su desarrollo hubiera sido más paulatino y natural, contrariamente a lo que sucedió cuando eclosionó. Entonces se decía en el club cajista que jugaba mucho mejor de lo que entrenaba. Al año siguiente, entrenaba mucho mejor que jugaba. En este, en Sevilla, ni ha jugado ni apenas ha entrenado. Un año perdido, pero, hay que insistir en ello, de un jugador con sólo 19 años y grandes condiciones.
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