Los Abromaitis, de Jim a Tim

El nuevo fichaje del Unicaja habla sobre su padre, que en los años 80 jugara en el Real Madrid

Jim Abromaitis (Real Madrid) y Tim Abromaitis (Zenit). / Basket Lover/Zenit
Jesús María Noguera

18 de julio 2020 - 07:02

El baloncesto español ha podido disfrutar de los Abromaitis. 35 años pasaron entre el desembarco de Jim, padre, y Tim, hijo. Uno recaló en Madrid y el otro en Tenerife. Uno duró sólo una temporada y el otro estuvo cuatro en la isla. Tras una experiencia breve en Rusia, el menor de la saga continuará con su carrera en Málaga. El Unicaja es un nuevo reto para este ala-pívot de 30 años, que tendrá un papel importante en los planes de Luis Casimiro. Un país donde su progenitor ya trató a abrirse hueco tras su paso por la Universidad de Connecticut. Antes había sido drafteado en quinta ronda, en el puesto 95, por los New Jersey Nets. Luego, tras el paso por la capital, se marcharía a Italia al Pallacanestro Triste. Después una aventura en Turquía para terminar su carrera en Japón.

Jim Abromaitis no triunfaría en el Real Madrid por diferentes circunstancias. Lolo Sainz lo elegiría como el jugador para sustituir a Walter Szczerbiak, una leyenda en la sección blanca. Compartía muchas similitudes con Tim. 2.03 metros ambos y ala-pívots. En esa época, la importancia del jugador americano era capital. En la liga se podía jugar con uno (estaba por delante de él Randy Meister) y en Copa de Europa con dos. Con esa vitola de referencia, lo esperado eran números grandilocuentes. No los hacía el estadounidense, que brillaba en labores oscuras. Como su vástago, un jugador completo, pero no un líder. Esa versatilidad, curiosamente, jugaba en su contra. Además, el Real Madrid firmó una temporada para olvidar, lo que terminó con su salida. Su '10' lo heredaría Fernando Martín.

"Terminó de jugar antes de que yo naciera", contaba Tim Abromaitis sobre su padre en un reportaje de la Euroliga: "En los vídeos vi que mi papá parecía un atleta bastante bueno. Pero diría que soy un mejor tirador. Tal vez se ofendería por eso, pero creo que es una mejor parte de mi juego. Creo que tiene un buen tiro en salto, creo que se ve bien cada vez que estamos tirando juntos. Pero en realidad no era parte de su juego cuando jugaba, esa es la principal diferencia".

Las carreras de ambos se desarrollaron en un baloncesto totalmente opuesto, pero hay líneas tangentes en su labor en la pista. "La gente ha dicho que nos movemos físicamente de manera similar. Ambos lidiamos con lesiones en la rodilla, tal vez eso sea parte de eso", reflexionaba el nuevo fichaje cajista, que hablaba sobre las diferencias de filosofía: "Para él, creo, fue un juego totalmente diferente porque no había una línea de tres puntos, así que como alero estaba más cerca de la canasta y terminaba alrededor del aro, mientras que yo me quedo un poco más en el perímetro. El tiro de tres puntos es uno de mis puntos fuertes y ni siquiera fue posible para él".

Antes de decantarse por el baloncesto, el ala-pívot verde probó con el hockey sobre hielo, el béisbol y el fútbol. Terminó decidiéndose por la canasta, aunque no hubo presión familiar. "Siempre teníamos baloncesto en casa y recuerdo un pequeño aro para niños al que le tiraba. Hasta que tenía 12 ó 13 años, mi padre entrenó al equipo de nuestra ciudad. Probablemente cuatro o cinco años estuve jugando con él como nuestro entrenador", explicaba, para continuar: "Él nunca me presionó para que jugara y nunca sentí que tenía que jugar. Es solo que me encantó el juego y siguió apoyándome. Siempre me apoyó jugando baloncesto".

Pese a todo, su padre, disfrutó en su aventura fuera de Estados Unidos. "Creo que fue una gran experiencia para él. No tiene nada más que cosas positivas que decir sobre su tiempo jugando en el extranjero. Me animó a dar el salto aquí y seguir adelante", terminaba Tim Abromaitis, que tiene en Málaga una nueva oportunidad para ampliar su trayectoria en Europa.

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