Mercado: El Unicaja se lo tomará con calma
Se apela a la tranquilidad desde Los Guindos después de unas horas frenéticas, maquinaria en marcha para analizar muchas variables
Brizuela deja 1,2 millones
El vaticinio en marzo de López Nieto
Se abre un nuevo marco para el Unicaja, mientras que en el club ya ha recibido la cláusula de Darío Brizuela para actuar con frialdad. En Los Guindos habrá unos plazos de espera para después entrar en un mercado desconocido para los malagueños, porque no se planteaba acudir a él. No varía el paradigma, identidad de una plantilla bien definida, pero que podría sufrir un ligero giro de tuerca en el concepto. Fichar un cupo, reforzar posiciones con margen de mejora, optar por un extracomunitario, solo Carter con esa condición (urge atarlo por fin); un recambio natural de Brizuela o alguien del perfil opuesto. Debates que ya surgen en el seno del club, afectado por estos golpes secos del mercado. Parecía el Unicaja inmune por cómo han sido las operaciones en los últimos meses, poderoso. Siempre obteniendo un resultado satisfactorio en la mayoría de negociaciones, pero qué sería un verano sin episodios de este estilo, lejos de una telenovela porque todo ha sido relámpago. Torta de realidad, aunque subsanable.
Calma, tranquilidad y nada de actuar en caliente. Se avecinarán en los próximos días conversaciones profundas entre Ibon Navarro y Juanma Rodríguez, buscar no un remedio, sino convertir esta bofetada en una oportunidad que permita al Unicaja crecer; cómo habrá sentado la bomba al técnico del Unicaja, inmerso en sus vacaciones con su hijo Aritz y una paz interior que no pudo disfrutar el pasado verano. Tocará trabajar en una posición fuerte, contando con el factor que el proyecto de los malagueños es atractivo, baza que no se tenía hace doce meses, en territorio desconocido y una marca Unicaja devaluada... ahora con 1,2 millones en caja, más el salario que iba a cobrar Brizuela, en el primer escalón salarial a partir de la próxima temporada, fortísima apuesta que se hizo en abril. No son malas armas para afrontar el mercado a mitad de julio, un superpoder que se tendrá durante unas semanas. Es buen momento, y que sirva de ánimo, lo que dijo Nihad Djedovic cuando selló su renovación en mayo. "El Unicaja está otra vez de moda, todo el mundo habla de Málaga, quieren venir, a mí en Alemania me lo dicen. Quieren ver la experiencia en el Carpena, se habla muchísimo del Unicaja". Pues eso. Ahora Málaga es un lugar apetitoso, seduce por cómo se ha exteriorizado tanto ese éxito.
Sí que inquieta ese manejo de los roles, en ese grupo coral que ha caracterizado a este Unicaja, donde los trece jugadores adquieren una buena cuota de responsabilidad, repartida, y asimilada, sobre todo esto último y lo más importante a la hora de conformar un grupo tan rico como el de los malagueños, con una calidad humana altísima. El golpe es duro en lo sentimental, más incluso que en el deportivo. Segundo capitán, desde 2019 en Málaga, solo Alberto Díaz tiene una trayectoria más amplia, y un vínculo especial el que tiene con Ibon Navarro. Paliar todo eso va a ser imposible, pero no es un desastre el encontrar un recambio. No debería tampoco romper esa armonía plena en el vestuario, caracterizado este Unicaja con ese concepto de familia; el tópico lo han transformado los malagueños en una realidad. Se tendrá en cuenta ese factor, que el que llegue pueda encajar en una piña sin grietas. Ya se está evaluando todo con mimo, con esa premisa intacta.
Y otra ventaja es la flexibilidad por las nulas limitaciones que tendrá el Unicaja, en lo económico irá con fuerza y tampoco problema de pasaportes y cupos; en este último grupo hay seis con contrato (Díaz, Barreiro, Saint-Supéry, Djedovic, Lima y Sima). También Nzosa, que saldrá cedido. En la ACB no habría problema, sí en una BCL que demanda al menos cinco. Son muchas variables que analizar, todas ellas encima de la mesa. Otro asunto es que la renovación de Will Thomas sigue adelante, según ha sabido este medio. No serán días de tristeza, sino de reflexión, también de ambición porque en el Unicaja se piensa en seguir ascendiendo. Y decía López Nieto que el verano iba a ser desértico. ¿Y ahora qué? Bolsillos llenos y que empiece el juego.
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