En las entrañas de Sergio Scariolo
Selección Española de baloncesto
Berni Rodríguez, Carlos Cabezas, Manolo Rubia, Paco Aurioles y Jesús Lázaro analizan la figura del seleccionador español
"Sólo puedo empeorarlo", decía Sergio Scariolo con ese gracejo que le caracteriza poco después de elevar la Copa del Mundo al cielo del Wukesong pekinés. Mundial y anillo de la NBA en apenas 12 meses. De intenso trabajo, pero también de un botín histórico. "Al inicio me daba cuenta que no estaba a la altura", reconocía el seleccionador sobre su desembarco en Toronto hace poco en un homenaje en Málaga, que le considera su hijo bresciano. Una temporada dura y de inmenso aprendizaje, donde su figura se elevó a un nuevo universo. La sensación es de entrenador legendario, su palmarés lo sostiene.
"Chapó. Sergio es punto y aparte. Qué vamos a decir que no sepamos", afirma Manolo Rubia, que vivió de cerca su trienio dorado al mando del mejor Unicaja de siempre: "No da puntada sin hilo, lo lleva todo preparado. Es la hostia. No diremos que tiene una flor, pero ha llegado a Toronto y los ha hecho campeones. Es muy bueno, un grandísimo estratega". Los que le conocen destacan su metodología, su capacidad de esfuerzo. "Es un entrenador con una capacidad de trabajo tremenda para el campeonato y para preparar cada partido de manera minuciosa", sostiene Berni Rodríguez, capitán de aquel equipo.
España ha sido su gran obra maestra. Un Mundial que comenzó a dibujar en BenahavísBenahavís, más de dos años antes de embarcar hacia China. Ahí ha sentado cátedra en la banda. "Cuando llegan los minutos calientes le da calma, tiene la cabeza fría y dirige al equipo", apunta el mítico 5, que amplia: "Tácticamente en un entrenador muy completo. Los jugadores son los que juegan, pero sin duda es uno de los grandes pilares". "Sergio ha tenido un papel fundamental. Le ha salido todo muy bien, es un entrenador consagrado", apoya Carlos Cabezas, otro de los jugadores históricos de su era en el Carpena: "Muy contento porque es amigo igual que Cañete, Enri Salinas y Carlos Salas. Yo lo viví y es algo muy bonito que puedan vivir esto".
Paco Aurioles y Jesús Lázaro, cordobés pero malagueño de adopción y ahora de vuelta en Los Guindos, fueron dos de los técnicos que trabajaron a su lado en las célebres ventanas FIBA. "Él tiene plena confianza en la gente que elige, yo fui porque Cañete estaba en Euroliga. Nos dio la oportunidad a entrenadores que de otra manera no habríamos podido llegar. Para los que vivimos el baloncesto como profesión siendo nuestra pasión es lo máximo", relata Aurioles, que alaba la cercanía con sus colaboradores: "En el equipo de trabajo que él maneja todos tienen mucho trabajo, pero se tiene claro. Te da mucha confianza. Las semanas de las ventanas fueron buenísimas. Yo viví seis partidos y me hizo sentirme bien. Esa unión de Sergio con los técnicos es buena porque nos hace sentir útiles".
"Cada uno tiene su responsabilidad, yo fui de situaciones especiales como situaciones de fondos, bandas, de menos de 10 segundos y todo lo que rodea. Yo era el responsable. ¿Cómo lo hacemos nosotros? ¿Cómo lo hacen los demás equipos? ¿Propuestas? A partir de ahí, él gestiona. Te sientes muy importante", respalda Lázaro.
El malagueño, ahora al lado de Luis Casimiro en el Unicaja desde la pasada campaña, incide en el método de trabajo de Scariolo. "No sé cuántos años lleva Cañete...tiene mucha confianza en sus cuerpos técnicos. Sabe cómo demandar información en cada etapa, lo gestiona muy bien. En el entorno queremos verlo todo perfecto, pero ellos siguen una preparación muy metódica. Scariolo le ha tomado la medida al trabajo de la selección", dice, para poner en valor su papel con España: "Enfrente Sergio ha tenido entrenadores que son muy buenos, pero él lleva muchos años tratando con estas selecciones y gestionando jugadores que tienen un caché muy alto".
Precisamente esa capacidad de convicción es en lo que hace hincapié su homólogo cordobés. "No es una cosa que nos sorprenda o pueda sorprender a alguien, si hay algo que hace bien es manejar al grupo y dirigirlo, sabiendo lo complicado de tener este tipo de jugadores, sobre todo NBA y Euroligas. Y dándole sentido a un grupo, sobre todo para competir en una competición donde el físico y la calidad es tan importante. No sólo con la pizarrita se gana, hay que convencer a los jugadores para que cada propuesta la ejecuten al 100%. Es una virtud que hay ido mejorando, ahí está el palmarés que tiene", expresa, lo que detalla: "Hay que pensar primero en que cada jugador es un mundo. Tienes que reunir a 12 cada uno sus circunstancias. Gestionar eso no sólo dentro del equipo, sino venderlo y convencer a la gente... Al fina somos España, es muy difícil gestionarlo. Es un mes y medio se genera tal cantidad de información alrededor de un grupo que es brutal. Una de las claves es la gestión de todo esto, de como un grupo tan dispar es capaz de formarlo bien para llevar a cabo el objetivo. Ahí los tenemos, campeones de mundo".
Los hombres que han rodeado a Scariolo ponen por encima de todo un espíritu de superación que ha convertido en seña de identidad. "Sergio es un objetivo continuo. Cumple objetivos y ya piensa en el siguiente. Con el paso de tiempo irá buscando otro tipo de objetivos. Tiene una motivación que es ser el mejor y aprender de los demás, él se prepara mucho. No sé qué le queda, pronto le veremos dirigiendo una franquicia NBA. Seguramente lo conseguirá", se atreve Lázaro, un tope en el que coincide Aurioles: "Parece que su techo va llegando, llevamos hablando de la excelencia de Sergio desde que llegó y cada año supera una barrera, le suben el nivel y lo va superando. Quién sabe si lo veremos entrenando en la NBA".
"Su cabeza va a un ritmo y a una velocidad...es una mente privilegiada", asegura Jesús Lázaro, que lo vivió como jefe desde la perspectiva de jugador en el Unicaja y como técnico en la selección española: "Destaco la capacidad de trabajo y la capacidad de gestionar todo el trabajo que genera alrededor. Esa es su mayor virtud. Es brutal como está continuamente en 50.000 sitios a la vez. Mientras tú en una semana te dedicas a una cosa muy específica él lo controla todo. En las ventanas estaba aquí, de vez en cuando en Estados Unidos...".
"Volveré a ser el italiano", bromeaba en su querida Málaga hace unos mesesMálaga. El futuro es indescifrable, pero lo que quedará para siempre será su legado. El del hombre de las siete medallas, de momento. Tokio, cómo no, seguro que ya aparece en su cabeza. En la de Sergio Scariolo, ganador y ambicioso por naturaleza.
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