15 años de los 115 puntos

Aniversario del mejor partido ofensivo de la historia del club, protagonizado por el equipo campeón de Liga en 2005/06 nada menos que en el Palau Blaugrana

Stephane Risacher, ante Bootsy Thornton.
Stephane Risacher, ante Bootsy Thornton. / Quim Puig

El mejor partido ofensivo de la historia del Unicaja cumple 15 años. Fue en un templo del baloncesto español, el Palau Blaugrana. El equipo que meses después conquistaría la única Liga ACB para las vitrinas de Los Guindos, el mejor de la historia del club, metía 115 puntos un 4 de diciembre de 2005 en Barcelona. Recibió 104. Lo hizo inmerso en una increíble racha de 11 victorias consecutivas en la Euroliga, tres días después de atizar al que sería campeón de Europa ese año, el Panathinaikos, en el Carpena y tres días antes de tomar Belgrado, donde el Partizan era temible, ganando por 20 puntos. No había mejor equipo en Europa en esos meses.

Un revisionado del partido, disponible en YouTube, retransmitido por La 2, comentado por Pedro Barthe y Chichi Creus y que tendría, eran otros tiempos con la audiencia menos parcelada, más de un millón de espectadores, permite disfrutar de un partido de baloncesto que entonces era moderno y que, por conceptos, no envejece nada mal. Hay ritmo, quizá un punto menos de capacidad atlética, pero dureza en los contactos. De alguna manera, el baloncesto que hacía el Unicaja entonces anunciaba lo que vendría después. Aquel día tiró casi los mismos tiros de tres (15/26) que de dos (20/28). Cifras que hoy son cotidianas, pero que entonces eran extrañas de contemplar.

Sergio Scariolo construyó una máquina de ganar. El equipo había perdido cinco de los seis primeros partidos oficiales (dos de la Supercopa e iba 1-3 en Liga). Acabaría la temporada con 69 encuentros, 51 triunfos y 18 derrotas. Ocho de esos partidos perdidos fueron hasta la primera mitad de noviembre (se habían jugado 13). Desde entonces, el equipo entró en combustión y acabaría la temporada con 46-10. Como recordaba Marcus Brown en estas páginas hace unos meses, aquel equipo estaba para ganar, al menos competirla, la Euroliga, pero una mala noche con el Olympiacos en el Top 16 en el Carpena lo frustró.

Carlos Cabezas se marcha de Williams.
Carlos Cabezas se marcha de Williams. / Efe

Sergio Scariolo utilizó aquel día del récord, aún no superado, una rotación de nueve jugadores. Estaba lesionado, con problemas en un tobillo, Pepe Sánchez, que viajó a Barcelona pero no jugó. Tampoco lo hicieron el ruso Makshantsev, apuesta que se había realizado ese verano y defenestrado por el técnico italiano, y Alfonso Sánchez. Con la lesión de larga duración de Nicevic se había contratado como temporero al pívot croata Ivan Grgat, pero apenas jugó do partidos, estaba fuera de forma. Nicevic volvería para la segunda mitad de temporada. Hubo un tramo en el que el juego interior se redujo a Garbajosa, Pietrus y Santiago, con apariciones de Herrmann como cuatro.

El partido fue una exhibición ofensiva. Al descanso, el marcador era 57-63. El Barcelona promediaba 68 puntos recibidos por partido y el Unicaja, 69. Era un Barça que se había encomendado a Dusko Ivanovic tras la era Pesic, renovado con la salida de pesos pesados pero que era un plantillón y marchaba líder, con 8-1. Con Shammond Williams y Bootsy Thornton de americanos y con el núcleo nacional con Navarro, De la Fuente, Trias, Sada, Grimau y un Marc Gasol de 20 años que sale un minuto y medio para intentar detener la sangría que provocaba Santiago. También otros jugadores europeos de probada solvencia como Kakiouzis, Basile, Marconato y Vujanic. Era baja ese día por lesión Gregor Fucka.

En el Unicaja, nueve hombres rotando. Berni Rodríguez estaba recuperándose de un esguince de tobillo y juega sólo siete minutos. Cabezas y Lázaro comparten dirección, Marcus Brown tiene sólo unos minutos de receso, Herrmann y Risacher se turnan en las alas y el Garbajosa, Pietrus y Santiago se reparten el tiempo por dentro, con ayuda puntual de Herrmann. Como resultado, seis jugadores del Unicaja anotan 14 puntos o más. Hay varias actuaciones ofensivas espectaculares. Cabezas suma 17 puntos, seis rebotes y cinco asistencias. Marcus Brown, 25 puntos y cinco asistencias. Jorge Garbajosa hace 17 puntos, seis rebotes y tres asistencias. Risacher y Herrmann meten 14 tantos cada uno y Santiago hace 16 tantos y cinco rebotes. Los otros tres participantes dan relevos de calidad, con Pietrus en la intendencia tan importante bajo aros que realizó en sus tres años, con Lázaro ofreciendo grandes minutos en la dirección y Berni dando el receso que podía.

Portadas del día después de la exhibición.
Portadas del día después de la exhibición.

“Pocas veces hemos visto un espectáculo semejante”, exclamaba Chichi Creus durante la retransmisión. La inmejorable ocupación de espacios, hay numerosos triples liberados desde las esquinas, la circulación de balón, la ausencia de bote inútil y sí de pases incisivos, un juego sin balón sinfónico y coral contrastaron, a juicio de Sergio Scariolo, con una defensa “mediocre. En ataque hemos estado muy inteligentes, altruistas y muy acertados. Ha sido nuestro mejor partido ofensivo, pero no en defensa. Me esperaba una defensa mucho más férrea de mi equipo, pero también del Barça. Sólo haciendo un partido extraordinario en ataque puedes ganar en el Palau ofreciendo un nivel mediocre en defensa. Y eso es lo que pasó”, analizaba el técnico italiano en la sala de prensa del Palau.

“¿Quién frena a este Unicaja?” titulaba Nacho Rodrigo, redactor de este periódico enviado especial a Barcelona aquel día, la crónica del duelo: “No transcurrían ni 72 horas desde que el mejor equipo de Europa hincara la rodilla en el Martín Carpena, pero la apisonadora malagueña quería más. En una nueva exhibición que sólo el paso del tiempo pondrá en su sitio, los malagueños ridiculizaron a todo un Barcelona, que contempló boquiabierto cómo su afamada defensa quedaba literalmente destrozada ante el vendaval anotador de su rival. Falta de intensidad defensiva, decía Ivanovic tras el encuentro. Pero, ¿cómo se frena tanto acierto?El Panathinaikos tampoco encontró la fórmula tres días antes. Por algo será”.

Jesús Lázaro, ante Shammond Williams.
Jesús Lázaro, ante Shammond Williams. / Efe

Eran interesantes las reflexiones más pausadas, un día después, en una entrevista con este periódico de Sergio Scariolo. En aquella época existía el debate, que hoy parece desfasado, de que Garbajosa pisaba poco la zona y que tiraba demasiado de tres. La realidad es que ofrecía un clínic en los dos aros, en aquel momento estaba su pico de plenitud, que le llevaría meses después a ser quinteto ideal del Mundial que ganó España y a saltar a la NBA. Su juego en los tres postes era delicioso. “A la gente que ha criticado el juego de Garbajosa sólo puedo decirle que está anclada en el baloncesto de hace 10-15 años. Nuestra fuerza radica en un jugador que, más allá de toda su aportación en muchísimos aspectos del juego, deja la pintura libre del segundo pívot rival. Simplemente con ese detalle, Garbajosa ofrece algo impagable. También Santiago. Que haya alguien que desde el desconocimiento critique duramente a un jugador que en un año había jugado mal tres partidos... A mí, sinceramente, no me ha sorprendido. Lo que pasa es que ha habido una precipitación en juzgarle después de cinco partidos que no entiendo”, explicaba Sergio Scariolo, que ya ponía en práctica el small ball que hoy día impera, con Pietrus y Garbajosa de manera simultánea en finales de partido para mantener la capacidad de defender cambiando en los bloqueos. También mandaba un mensaje profético: “Los títulos se ganan en determinados partidos clave, pero es más fácil jugar esos partidos clave habiendo jugado antes al nivel que exigen esos partidos. La conclusión es que se puede mejorar. Pero no sólo en el equipo,sino en todos los estamentos. No hay que pensar que,porque el nivel deportivo va muy bien,no haya cosas que mejorar. No hay que mirarse el ombligo, porque la mejora se consigue en muchos aspectos, no sólo en la cancha. Es un error pensar que si el equipo va bien, el club va bien y todo está perfecto. El Unicaja tiene que mejorar en muchos aspectos. Los buenos momentos deben servir para ganar motivación, ambición y autoexigencia. Muchas veces se puede mejorar diciendo la palabra adecuada en el momento adecuado. O no diciendo la palabra inadecuada en el momento inadecuado”.

Santiago, ante Marconato.
Santiago, ante Marconato.

Aquel 4 de diciembre de 2005 se alcanzó la máxima anotación en un partido en la historia del Unicaja, tampoco el Barcelona había recibido tal cantidad en casa. Pero también se tuvo la certeza de que aquel equipo estaba para todo. La cosecha fue un inolvidable título de Liga, pero la huella fue más grande en todos los aspectos. Nunca se jugó al baloncesto en Málaga tan bien como aquella temporada de manera continuada.

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