Baskonia-Unicaja: Una victoria que multiplica (88-90)

El Unicaja se sobrepone a un horrible inicio, gobierna y sabe sufrir al final para arrancar un gran triunfo en el Buesa Arena que corta la racha de dos derrotas en la Liga Endesa

Así te contamos el partido

Tyson Carter celebra.
Tyson Carter celebra. / ACB Photo

Tremenda victoria del Unicaja en Vitoria (88-90). Se puede argüir que si el Baskonia vivió mejores día, que si el partido se complicó demasiado cuando estaba encarrilado... Es un triunfo de mucho nivel, por el contexto y la secuencia de dos derrotas en ACB de la que se venía. También por cómo se reaccionó. Tras una terrible inicio (11-0 de salida, 19-5 llegó a ir), el equipo malagueño tuvo trazos de su mejor versión, enlazando un segundo y un tercer cuarto de mucho nivel, sobre todo defensivo, provocando pérdidas al rival, corriendo, con un Osetkowski superlativo tras un bajón. Es un triunfo que virtualmente asegura la Copa del Rey y que también percute en esa idea de ser cabeza de serie. El Buesa Arena es una de las catedrales del baloncesto español. Y ganar allí nunca lo regalan, sobre todo ante un rival que se jugaba muchas papeletas para acudir a Gran Canaria.

No hay dudas sobre este equipo, pero el astronómico techo que ha colocado con su rendimiento propicia que cualquier vacilación pueda entenderse como un conato de crisis, por más que las derrotas no eran ilógicas. Sí era peor la tendencia de juego, incluso en las victorias. El Unicaja recuperó en Vitoria señas de su identidad de ese equipo de culto que aún tiene hambre y que simplemente ha pasado un bache humano que también viene bien para valorar dónde se está y para redimensionar sueños y objetivos. La manera en la que se gestionó el minuto y medio final, cuando el Baskonia estaba en trance con Baldwin al comando y había empatado después de que el Unicaja entrara en el último cuarto con 13 puntos de ventaja, también es una seña de personalidad del equipo. La respuesta fueron triples de Kalinoski y Perry, este tras rebote de ataque de Sima, que daba tres puntos de ventaja. En el carrusel final de tiros libres, quedó una última bola, con dos arriba, para el Baskonia y el forzado lanzamiento de Forrest apenas tocó el aro.

El Baskonia es un equipo con tendencia a la anarquía, en los dos sentidos. La tendencia es jugar mucho 1x1 y eso les hace en ciertos momentos indefendibles, aunque a largo plazo la construcción del equipo aún no va por los derroteros mejor pensados. Tiene impulsos de jugadores con un talento arrebatador, estaba la baja de Moneke, aunque sin esa sensación de mecano ordenado que transmiten los mejores equipos. Markus Howard, Baldwin, Luwawu-Cabarrot o Forrest tuvieron tremendos flashes, Diop hizo daño en el rebote... Pero el Unicaja sí tiene ese poso colectivo que le convierte en un equipo muy complicado de batir. Supo sobreponerse a ese mal inicio de partido y encontró mecanismos para cambiar la tendencia. Compartió muy bien la bola (26 asistencias, con tres jugadores con siete:Perry, Alberto y Carter), también tuvo tramos de dominio bajo tableros que le permitieron correr. Ya al descanso había cambiado la tendencia (40-42), con Osetkowski elevándose por encima del partido justo cuando más arreciaba el debate sobre si está bien o no.

En el tercer cuarto se vio a un Unicaja tremendo volar, con Kalinoski pegando picotazos, con buenos minutos de Carter generando juego, con Sima defensivamente estelar. Con 56-69 el partido entraba en el cuarto final. El arranque del mismo fue malo del Unicaja y el Baskonia se metió con Cabarrot empujando. El rival se sentía cómodo pero el Unicaja no se descompuso, es el callo de un equipo campeón que sabe sortear estas situaciones delicadas. Le igualó al Baskonia (83-83), pero escapó con dos triples y el error postrero de Forrest. Una Navidad feliz en el Unicaja, antes de rematar el año el próximo sábado ante el Breogán.

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