Baxi Manresa-Unicaja: No eran dioses (109-69)
El Unicaja completa en Manresa el peor partido de las tres últimas temporada, totalmente desarbolado por un BAXI que fue mejor en todos los aspectos del juego
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El Unicaja encontró en Manresa la horma de su zapato, un equipo que le rebasó en energía y ritmo, que aplicó de manera excelente las herramientas con las que suele ajusticiar a los rivales. Fue un abrupto despertar, una pesadilla tras este inicio de temporada irrepetible, dos títulos incluidos, un baño de baloncesto de los que suele propinar a sus rivales, pero esta vez en carne propia. En algún momento debía llegar la derrota, pero no se esperaba un ridículo como el que hizo el equipo malagueño. Y, aunque no sea agradable cómo se produjo la peor derrota de las tres últimas temporada de este equipo que se ha ganado la admiración colectiva, es un buen aviso que debe ser entendido de la manera adecuada. Hubo momentos de desesperación, pérdidas de balón absurdas, fallos defensivos inusuales... Desarbolado, todo lo malo se conjuntó para una derrota hiriente (109-69).
El Unicaja aguantó la primera rotación, con alguna ventaja previa, pero esta vez la segunda unidad no mantuvo el nivel. No ha habido una progresión en las evidencias que sí mostró Tyson Carter en la dirección la temporada pasada, ha tenido algún momento bueno en esta ausencia de Alberto pero no acaba de fluir el equipo con él en altos niveles de exigencia, y fue colapsando paulatinamente. Había que darle crédito al Baxi Manresa, cómodo en el ritmo de altas posesiones que propone el Unicaja, y que no rehuía al tiempo que su balance defensivo era bastante bueno e impedía gran parte de las canastas fáciles que genera el equipo de Ibon Navarro en cada partido. Dominaba el Baxi el rebote, también hacía daño en el de ataque. Y eso propiciaba que minimizaba la capacidad de correr del rival y que también podía imponer su ritmo para volar y sí castigar despistes o malas decisiones del rival. Era raro ver, por ejemplo, ver a un defensor excelente como Kalinoski comerse dos puertas atrás. Había desajustes, como dos jugadores para puntear el mismo tiro mientras quedaban liberados otros.
Un triple desde 10 metros de Steinbergs tras una buena defensa malagueña sobre la bocina del primer cuarto era dañino (25-18) e Ibon no tardaba en pedir su primer tiempo muerto (30-18). Jugaba a placer el Baxi Manresa, con Dani Pérez, habitual verdugo malagueño, llevando la batuta (siete asistencias al descanso) mientras el Unicaja intentaba esquivar las balas. Quería recuperar la ventaja más rápido de lo que se puede, tomando tiros en malas posiciones y precipitados, aunque sea la seña de identidad correr y lanzar cuando se pueda. Se podían enlazar algunas opciones buenas, pero acababa dando duro el Manresa, que expandía la diferencia hasta los 20 puntos (46-26), obligando a un segundo tiempo de Ibon. Dos detalles. 0/8 en triples al descanso y 15-5 la diferencia de asistencia a favor de los catalanes. Había tenido minutos Mario Saint-Supéry, que se cargó de faltas rápidamente. Está pagando ese peaje el talentoso exterior malagueño, en una obligada mili en la élite. Con 53-36 se iba al descanso el duelo, con otra canasta de Obasohan sobre la bocina. Antes, Alston Jr. había aparecido en el duelo con dos triples. Ibon probaba con Carter y Perry juntos.
La segunda parte fue un ejercicio de impotencia. El Unicaja seguía jugando a muchos metros del aro, no era todo lo agresivo que el partido demandaba. Y el Manresa, henchido de confianza, volaba. Perry anotaba el primer triple en el minuto 23, pero no había una buena secuencia ataque-defensa constante para rebajar una renta que se marchaba por encima de los 20 puntos y que se acercaba a los 30 con un triple de Mario Saint-Supéry (75-47). Un dos más uno de Brimah (83-55) después de que el Unicaja desperdiciara un tres contra uno dejaba la distancia al final del tercer cuarto.
Estaba KO el Unicaja, en la lona, y el último cuarto fue un trámite muy doloroso. Era esperable alguna derrota en este tramo por el virus de la Davis, pero no se esperaba esta pesadilla en el complicado cubil del Nou Congost. Es una buena cura de humildad colectiva para focalizarse y no perder la perspectiva. Es un equipo tremendo este Unicaja, pero cuando no da unos mínimos y el rival supera la agresividad y la intensidad es completamente vulnerable. Son humanos y no es malo recordarlo periódicamente. Se puede perder, claro, pero no de esta manera.
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