Buscando un consuelo en Mario Saint-Supéry
El canterano del Unicaja, de menos a más, gozó de una gran noche
Resumen del Manresa-Unicaja
Málaga/La imagen del BAXI Manresa ante el Unicaja refuerza la cesión de Mario Saint-Supéry al Bages. Se contagió el canterano del Unicaja en ese estado de frenesí que fue el Nou Congost, la pista donde el equipo malagueño quedó desarbolado ante una oda baloncestística de los catalanes, de la que formó parte Mario, de menos a más en un partido donde le costó entrar, fruto de esos nervios que ya avisaba Diego Ocampo en la previa. Algo acelerado, hizo tres faltas en apenas dos minutos, en un emparejamiento simbólico con Djedovic, a quien puede sustituir en un futuro. El bosnio, perro viejo, motivado y buscando esas sitaciones para sacar de quicio al malagueño, aunque Ocampo le conservó siempre un buen espacio en el partido. Fue carburando, mientras el estado de efervescencia se mantenía en los manresanos en la segunda parte, un ritmo altísimo y acelerado, en Málaga gozó de un máster para adaptarse a ese juego, muy parecido al del Unicaja, otra de las razones en esa salida idílica. Saint-Supéry jugó 12 minutos, con 5 puntos (un triple y dos tiros libres), 6 asistencias, 4 pérdidas y 4 faltas personales. Al principio le pudo el escenario, pero la joya malagueña terminó disfrutando. Enrabietado al anotar un triple diagonal, soltando esa tensión, y muy feliz tras acabar el partido, junto a sus compañeros, algunos jugadores del Unicaja y aficionados.
"Era un partido muy difícil para él, pero lo hemos llevado con naturalidad. Se ha cargado de faltas al principio pero ha seguido jugando. Es un paso más, el jugar contra tu club, el club de su ciudad y con el que tiene contrato, aunque su equipo es el Manresa ahora mismo. Lo ha llevado bien. Pero como siempre digo. Poco a poco. Como un chico de 18 años, con naturalidad, confianza pero también con mucha exigencia", aprobaba Diego Ocampo su partido, midiendo paso a paso todo lo que rodea al chico. En muy buenas manos y con esa parte protectora, de cuidarlo en esa montaña rusa de un jugador que está arrancando. Conlleva unos tiempos ese hábito en la élite, pudo no favorecerle esas altas expectativas de la pretemporada, pero está en el sitio perfecto para soportar ese ruido y potenciar todo su baloncesto, en un equipo que ya dio muestras ante el Unicaja de su fortaleza.
También opinó de su partido Ibon Navarro, cuestionado tras el partido. "A Mario le he visto precipitado al principio, normal, con faltas, pero al final en la línea de todo el equipo, con mucha energía y el deseo de hacerlo bien". Un buen aprendizaje para el chico, rendir en esa mezcla de sensaciones y con la capacidad de encontrar su momento, algo elogiable. Una forma de buscar consuelo ante la derrota dolorosa del Unicaja, que haya servido para dar un paso en el proceso de Mario Saint-Supéry, a quien se monitoriza. Son meses importantes en su desarrollo, a quien se le atisba un techo alto, pero con la pausa de no acelerar las etapas.
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