Un cambio a ciegas

Aún sin conocer el nombre del presidente y del próximo director deportivo, el Unicaja se dispone a confeccionar una nueva plantilla con muchas incertidumbres para la próxima temporada

Banquillo del Unicaja, el pasado domingo ante el Madrid. / Acb Photo / M. Pozo

Acabó la peor campaña de la historia del Unicaja desde la fusión de 1992, con el undécimo puesto en la Liga Endesa, la eliminación en el Top 16 de la Eurocup y en cuartos de la Copa. Con balance negativo (25-29) en términos absolutos en las tres competiciones, con 11 derrotas en casa en la ACB, cierto que en un contexto de pandemia sin público... Pero números críticos. Las malas decisiones del verano pasado se trasladaron a la pista. Dos meses, entre octubre y noviembre, con un gran número de victorias distorsionaron los evidentes problemas que había. Y el equipo se derrumbó. El cambio de entrenador propició que el aire se renovara. Se atajó la sangría, pero los resultados no mejoraron sustancialmente. La decisión de la entidad, no obstante, es seguir con Fotis Katsikaris al frente del equipo.

Después de casi dos meses desde que se marchó el presidente, lo lógico sería que el orden en la toma de decisiones hubiera sido designar al sustituto de Eduardo García, reestructurar el organigrama con director general y/o deportivo en función de las atribuciones presidenciales y, a partir de ahí, entrenador y decisiones sobre la plantilla. Pero se ha optado por el entrenador primero. Así las cosas, es el todavía director deportivo, Manolo Rubia, quien, en comunicación con Fotis Katsikaris, se dispone a confeccionar la plantilla de la próxima temporada pese a que tiene prevista su jubilación en breve. El entrenador ha podido evaluar en estos intensos cuatro meses carencias y necesidades, que ya ha ido exponiendo en sala de prensa. Y también en privado.

En este panorama, en el que hay decisiones estratégicas claves en el futuro de la entidad, como firmar o no los tres años de licencia Eurocup con la Euroliga, y no se sabe con certeza el presupuesto ("el escenario presupuestario para la próxima temporada aún no podrá ser concretado definitivamente hasta que se conozcan las condiciones en las que se desarrollará la competición, en función del contexto de la crisis sanitaria", decía el club en el comunicado de la Fundación, propietaria),Fundación hay que acometer cambios importantes en una plantilla que se ha visto que no daba para competir al más alto nivel. Sobre todo, desde la perspectiva de que, no hay que olvidarlo, el club era con holgura el quinto mayor presupuesto de la competición. Y ha enlazado un noveno y un undécimo puesto en la ACB. No se ha optimizado lo que había.

Alberto Díaz (2024), Jaime Fernández (2022), Darío Brizuela (2023), Carlos Suárez (2022), Axel Bouteille (2022), Yannick Nzosa (2024) y Tim Abromaitis (2022) tienen contrato garantizado para la próxima temporada. Se plantea renegociar con algunos de ellos condiciones. Con Gal Mekel hay una cláusula asequible de corte que se ejercerá. El israelí ha sido una decepción, más allá de que haya encadenado calamidades, y sólo ha jugado 12 partidos esta temporada. Y en el tramo final ha preferido resguardarse sin arriesgar. Un contrapunto, por ejemplo, con Alberto Díaz, que ha jugado los últimos tres meses de temporada lesionado en una rodilla y apretando los dientes. Con Francis Alonso y Rubén Guerrero hay también un año extra aunque el club puede cortarles. Ya se rescindieron durante la temporada los contratos de Dragan Milosavljevic y Volodymir Gerun. Finalizan su compromiso Adam Waczynski, Deon Thompson y Malcolm Thomas, que llegó como relevo de Gerun. Ninguno de ellos seguirá. El polaco podría entrar en algún escenario de plantilla, que pasaría por la salida de Bouteille, que ahora mismo no se contempla aunque tiene un contrato muy alto, el que más de los que tienen vínculo en vigor, para la próxima temporada. En breve se irá para Polonia para preparar el Preolímpico de Lituania con su país.

¿Habrá margen salarial para 12 ó 13 jugadores? ¿Se puede rescindir algún contrato más para liberar espacio? ¿Un perímetro con Alberto Díaz, Jaime Fernández, Darío Brizuela y Francis Alonso se puede equilibrar con fichajes? Los cuatro son jugadores de nivel, nacionales, con margen de progresión y comprometidos, sobre los que construir y que probablemente interesarían si estuvieran en otro equipo, pero con características o carencias repetidas. Igual es obligado tomar una decisión impopular y dolorosa. Pero se trata de tomar decisiones. Es una de las cuestiones que se debe abordar. De partida, un base, un alero, un ala-pívot y un pívot, cuatro piezas al menos en función de las decisiones, son necesarias para la próxima temporada. Ofrecimientos hay muchos, pese al despropósito de esta temporada y al previsible recorte de presupuesto, Málaga aún es una plaza atractiva. Pero puede ser un cambio un tanto a ciegas. Y si algo se necesita ahora mismo es luz.

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