Suárez el cruel (81-82)

Resultado y crónica del Montakit Fuenlabrada - Unicaja

Rebote y triple del capitán en la última jugada del partido para doblegar al Fuenlabrada en otro encuentro cargado de dudas del Unicaja que remontó 15 puntos en el cuarto final

Gerun y Waczynski felicitan a Suárez al final del partido en el choque contra el Fuenlabrada.
Gerun y Waczynski felicitan a Suárez al final del partido en el choque contra el Fuenlabrada. / Acb Photo
Adriano Espinal

29 de diciembre 2019 - 14:44

El Unicaja remontó 15 puntos en el último cuarto sin tener muy claro cómo. No parecía un plan sólido, ni siquiera un momento de inspiración. Lo cierto es que entre Toupane, Thompson y Brizuela levantaron un día nefasto en el que el único con orden y concierto en los verdes hasta entonces era Alberto Díaz. Amedrentaron al más pequeño de la clase en la recta final del partido y cuando el miedo entra por la puerta, la victoria salta por la ventana. El Fuenlabrada hizo tantas cosas bien y el Unicaja tantas mal que el desenlance planteado por Carlos Suárez casi resultó cruel: 81-79 y 21 cazó el rebote de un tiro libre errado por Eyenga, soltó la pelota y corrió a la línea de triple para encestar uno y cobrarse un triunfo que diez minutos antes estaba demasiado lejos.

Fácil: ser molestos defendiendo y prácticos en ataque. Así le pegó el primer sopapo el Fuenlabrada al Unicaja en el arranque de partido. Dos jugadas iniciales calcadas: penetraciones directas, casi sin pensar y un par de faltas con tiros libres cobradas a la mitad. El 2-0 era un aviso al que nadie del equipo de Casimiro atendió y el Fuenlabrada tomó una corriente de aire potente. Triple con suerte de Eyenga al que respondió con otro Thompson, desde la esquina. Ahí entró el público en juego.

Motivados, los de Cuspinera aprovecharon el desastre en ataque del Unicaja, los intentos atolondrados de anotar o mover la pelota y al ritmo de Bellas fue comiéndose al Unicaja con puntos desde el perímetro de Marc García, el sólido pundonor de Ehigitor, un tiro libre del pívot ponía el marcador 14-5 y obligaba a Casimiro a empezar a sacar a los titulares de la rotación. Cinco minutos y sólo Jaime parecía fiable y sólo Thompson había anotado hasta entonces.

Alberto Díaz ejerció de médico de guerra: un par de triples aprovechando que las miradas en el ataque malagueño eran para Brizuela. Entre los dos, mientras al Fuenlabrada le faltaba aire por su arranque, fueron encontrando recursos para frenar la sangría de puntos. Sin excesiva fiabilidad, sin acabar de zanjar los problemas sencillos que planteaban los locales, pero con puntos, acabó el periodo con un 24-19 descorazonador para los dos equipos: el Fuenlabrada perdía fuelle y el Unicaja era alguien que vuelve a una ciudad después de muchos años y no quiere reconocer que se ha perdido nada más salir de la estación.

Ya había debutado Anthony Brown. Tiene puntos eléctricos y Cuspinera lo sabe, antes del descanso aún regaló un par de canastas, poca repercusión todavía pero huele a manantial. Con Gerun en la pintura y Brizuela queriendo desequilibrar, el Unicaja firmó un 2-9 de parcial que le puso por primera vez en cabeza (26-27) a costa de la rotación local. Rowland derrumbó lo que Bellas había construido, no fue su partido. La reacción andaluza fue un charco en el desierto. Bobrov y Richotti devolvieron un 8-0 de parcial y lo apretaron todo de cara al descanso. Adams decidió aportar algo positivo al choque con un triple: al descanso empate a 38.

Cuspinera apuntó todos los vicios del Unicaja, se los explicó a su equipo y el tercer cuarto se convirtió en un calvario para Casimiro. Sin nada que aportar en la pintura, sin tranquilidad para que funcionase el perímetro, sin oficio para controlar el choque. Bellas volvió a hacer lo que quiso. Con su equipo y con el Unicaja, asistencia entre las piernas y triples incluidos en su catálogo. Feliz de conocer a Bobrov, el base volvió a al golpear el sistema nervioso verde y en la recta final del cuarto aprovecharon para sacar de quicio al Unicaja y con los puntos de Marc García cerrar el periodo con 15 puntos de ventaja (68-53).

Brizuela y Tuopane encontraron los puntos mientras el Unicaja defendía, por fin, con algo de sentido. El galo estuvo bien desde el perímetro y base de calidad, los andaluces se fueron comiendo la ventaja como un aperitivo en la casa de un desconocido con posibles: sin mucha convicción pero con opción de tentar muchos buenos platos. Brizuela mordió desde el perímetro y el Fuenlabrada no supo cómo cerrar un choque para el que le dejaron opciones claras de ganar. Y cuando todo se convirtió en cuestión de fe apareció Suárez, el cruel.

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