Primera cicatriz (75-90)

Crónica y resultado del Valencia Básket-Unicaja Baloncesto de pretemporada

El Unicaja cae frente a un Valencia Básket superior, que tuvo minutos de mucho dominio

Buena actuación de Nzosa, que imprimió energía

Sam Van Rossom da un pase en un momento del partido. / Imquality/Javier Bernal
Jesús María Noguera

02 de septiembre 2020 - 23:16

El Unicaja ya tiene la primera cicatriz de la temporada 2020/21. Los tropiezos en verano son menos tristezas, pero este primer partido en Murcia es un claro aviso. La brecha con los Euroliga es grande, quizá más de lo que se piensa. ¿Lo bueno? Está todo por hacer. Aguantó como pudo el ciclón taronja y tiró de orgullo para terminar de una manera digna. En una noche para olvidar en lo colectivo e individual, Nzosa puso la nota de color. Minutos esperanzadores del congoleño.

Empezó en Murcia como fue en Sevilla, con Francis Alonso exhibiendo muñeca de seda. Pero no hubo pasarela y sí camino de espinas. Fue la única que el Unicaja estuvo por encima. El Valencia se puso el mono de trabajo y fue un ciclón. El trampolín lo puso Prepelic, un anotador compulsivo de primer nivel. Ocho puntos del esloveno (3-10) abrieron una grieta que iba ganando centímetros. Se unía Dubljevic, al que hacía tiempo que no se le veía dominar así. Mandó a Thompson al banquillo. El primer envite con un pívot de verdad no lo aprobó.

Con confianza, los taronja volaron. Dos triples de Marinkovic estiraban mucho (17-30). Apenas Waczynski con dos triples liberados levantaba la mano. Casimiro hacía varias pruebas, con Gerun y Guerrero compartiendo pintura. Se trataba de ir sobreviviendo, pero los de Ponsarnau no levantaban el pie. Subieron el diapasón atrás y adelante seguía el acierto. El serbio, que estuvo veranos atrás en la agenda verde, metía otro. Prepelic aparecía para anotar el noveno (9/14 al descanso) y poner el 28-43. Hacía daño ahora Kalinic, uno de los hombres para mirar más arriba en Europa. Con ventajas ya muy amplias emergía San Emeterio ahora, con dos canastas más adicional. Una de sus especialidades, la canasta de su carrera. Dubi hacía lo propio y se pasaban del 30-43 al 39-58. Waczynski anotaba para dar algo de esperanza.

Muchos puntos en el aro propio, cifras con las que difícilmente se puede competir. Al igual que con 14 pérdidas. Urgía ponerle los grilletes al Valencia, al que ni el descanso cortó el ritmo. Fue Tobey el que cogió el testigo, anotando con facilidad debajo de la canasta. Se habla de los fichajes taronja, pero esta renovación es de mucho calibre. Lo paraba Casimiro con 47-71. La diferencia, que no dejar de ser lo menos importante, comenzaba a ser sonrojante, se había acabado muy rápido el partido. La pólvora cajista, que mostró músculo en Sevilla, estaba mojada. Bouteille fallaba un lanzamiento tras otro y Brizuela apenas había anotado un triple.

El entrenador cajista había probado tres jugadores en el cinco (Thompson seguramente por la ausencia de Suárez había jugado más minutos de cuatro) sin mucho resultado. Salió Nzosa y segundos después anotaba su primera canasta y luego un mate (57-73). Hay ganas de verlo en estos escenarios al diamante cajista.

No levantaría la bandera blanca el Unicaja, que, al menos, tiró de orgullo. No se abandonó y con los jóvenes en pista, Nzosa activó al equipo, se acercó todo lo que pudo. Cercenó cualquiera posibilidad un triple de Kalinic, por más que ya hubiera poco en juego. Al Valencia le pasó factura en las piernas la primera parte y los malagueños tiraron de casta para maquillar. Las derrotas veraniegas hay que ponerlas en cuarentena, dichosa palabra, pero sí son un aviso. Este jueves, oportunidad de redención. Espera el UCAM Murcia en su casa a las 20:30 horas.

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