Delfino: "Decidir yo cuándo va a ser la última vez que tire es la motivación más grande"

Entrevista

El argentino se sincera en una profunda charla con 'Málaga Hoy'

"Hay días que digo: '¿Qué hago acá? ¿Por qué estoy en esto?' Ya he ganado bastante, pero amo este deporte", admite

Carlos Delfino, en un partido de esta campaña con el Fiat Turín. / Auxilium Pallacanestro
Jesús María Noguera

31 de octubre 2018 - 05:30

Tiene ganas de hablar al otro lado del teléfono y se agradece. Vuelve a sentirse jugador de baloncesto en Turín Carlos Delfino (Santa Fe, Argentina; 1982). Parecía que su brillante carrera se había acabado en las maderas del Chesapeake Energy Arena de Oklahoma. Una maldita fractura del escafoide del pie derecho apareció en el punto álgido de su carrera. Tenía 30 años. Hoy con 36, después de sobrevivir a cuatro operaciones y estar tres años sin competir, aún quiere paladear los últimos sorbos de un deporte que ama. Al que engrandece historias de superación como la suya. Un desgarro muscular no permitirá disfrutar de él en Palavela ante el Unicaja, al que se rinde. También habla de su camino hasta aquí, largo, admirable y ejemplarizante. Un tipo del que aprender.

-¿Qué tal todo por Turín?

-Bien. En lo personal contento de que estoy de vuelta formando parte de un equipo, haciendo la vida y el día a día. A última hora no tan bien porque tuve un pequeño desgarro en el último partido y voy a ser baja por un par de semanas. Me acabo de enterar hace un par de horas, de ahí la amargura de las últimas horas.

-Tuvieron un arranque un poco irregular.

-Somos un equipo completamente nuevo, solo el capitán jugó aquí el año pasado. Como todos los comienzos es difícil y no llegan las victorias que dan la tranquilidad. Además no está el entrenador, que se fue a Estados Unidos a tratarse y frena un poco las cosas. Son momentos de la temporada que hay que pasar, apretar los dientes y ser optimistas. Cuando lleguen los triunfos todo va a lucir mejor.

-Imagino que la baja de Larry Brown dificulta el progreso.

-Sí. Muy, muy complicado porque él es nuestro entrenador, quien nos ha elegido y quien dice nuestra manera de jugar. En este momento somos un barco que no está conducido por su capitán. Tratamos de estar a flote. Si Dios quiere va a estar de vuelta en las próximas horas y ojalá podemos todos juntos ir mejorando. Aunque no queremos, su falta nos ha parado un poco. Un equipo necesita horas de trabajo y no tenerlo en el día a día, a pesar de los mensajes, no es lo mismo. Nos va a hacer bien tenerlo conduciéndonos.

-¿Qué le motivó para ir al Fiat Turín?

-Justamente me llamó Larry. Me daba la certeza de jugar todo un año completo. Tengo ganas de jugar, extrañaba esto. Es un poco masoquista extrañar el día a día, la competición, el estar bien, el estar mal, el amargarse cuando pierdes un partido, el amargarse cuando tienes poca participación, el trabajar para mejorar. Lo más importante es haber estado parado mucho por el tema de las lesiones, todo el mundo lo sabe, pero quiero intentar estar mucho tiempo en cancha y decidir yo cuando será el final. Hay momentos en que me siento realmente muy bien y ojalá pueda plasmarlo en tiempo de cancha y en calidad y en cantidad de juego. Con toda esta situación de gente nueva y cambios todavía no he tenido la mayor de las oportunidades. Ojalá pueda demostrarlo y hacer un trabajo más regular que hasta ahora. En los entrenamientos he estado bien, pero todavía no puedo llegar a los partidos de la manera deseada.

"Cuando ves un equipo como el Unicaja jugando de forma sencilla llama la atención"

-Hablando de las lesiones, ¿qué le ayudó a seguir para adelante?

-Amo mucho este deporte, me gusta mucho. He crecido con una pelota en la mano. El poder decidir yo cuándo va a ser la última vez que tire es la motivación más grande. Lo digo siempre, ya me he retirado. Volví por una promesa hecha a mi abuela en sus últimas horas de vida. Hoy son más cosas personales y sensaciones las que me llevan hacia adelante. No voy a mentir, hay días que digo: '¿Qué hago acá? ¿Por qué estoy en esto? Ya estoy bien y ya he ganado bastante. He logrado objetivos'. Lo extraño y tengo un gran miedo de que el día de mañana lo vuelva a extrañar y no haberme dado la chance de estar dentro de una cancha mientras podía y la edad me lo permitía...Uno necesita ser objetivo y ver que después de todo lo que he pasado hay que saber controlarse, medir cuánto es suficiente para entrenarse, cuándo es malo o no y saber que la regla para uno, después de lo que pasó, ha cambiado. Antes jugaba un partido y tomaba un solo tiro y me cabreaba mucho. Hoy me lo tomo desde otro punto de vista y trato de ayudar al equipo y tener una buena predisposición. Uno va cambiando también sus objetivos.

-Con Larry Brown tiene una relación especial. ¿Cómo es de cerca?

-Ha sido y es un profesor de este deporte. Es muy detallista en todo, exigente. En el pasado con Detroit era muy joven y lo sufrí, me costó mucho. Aparte en Detroit cuando llegué era el equipo que apenas había ganado el anillo. Ahora cuando veo como los chicos lo sufren y yo lo veo desde la otra vereda, que soy el veterano del equipo, les explico que no es una cosa personal. Yo en mis años en Detroit tuve mis agarrones, mis discusiones, lo veía como algo personal. En cambio, fue un entrenador que me enseñó mucho. Luego cuando jugué contra él antes de un partido me sentaba con él y me seguía coacheando dos horas antes de enfrentarnos cuando estaba él en Nueva York y yo en Detroit o él en Philadelphia y yo en otro lado. Es siempre un entrenador. Lo ha ganado todo y que hoy esté acá en Europa buscando un desafío nuevo con la edad que tiene y con todo lo que ha ganado habla de la superación y de seguir aprendiendo. Mientras uno pueda hacerlo y se divierta, bienvenido sea.

-Hablemos del Unicaja, ¿cómo lo está viendo?

-Recién lo vimos hoy [por ayer]. Lo primero es que está entrenado por un gran entrenador como Luis Casimiro. Desde el banquillo tienen mucha jerarquía. El equipo está muy bien armado. Los vídeos que le he visto me parece que tiene un equipo entero y que está armado para ir hacia adelante largo en la Eurocup. Para nosotros es un equipo durísimo, todos lo han sido porque no hemos tenido ni una victoria, y nos vamos a encontrar frente a un equipo con todas las letras.

-¿Hay algo que le sorprenda?

-Cuando mirábamos el vídeo trataba de mostrar a los demás chicos cómo jugando a nivel básico, y respetemos mucho esta palabra, funcionan, los sistemas "viejos" siguen sirviendo. Cuando uno respeta reglas, se pasa el balón y juega en equipo las cosas funcionan. Nosotros tenemos un equipo nuevo, tratamos de hacer cosas raras y las soluciones no llegan. Cuando ves un equipo como el Unicaja jugando de forma sencilla, simplemente pasándose el balón y buscando al mejor ubicado, realmente eso llama la atención y habla bien de la jerarquía del banquillo.

-Repasando su trayectoria, tiene muchos lazos con el Unicaja. Uno de ellos es Scariolo.

-Sergio y yo estuvimos juntos en el Khimki y en su época me quiso llevar al Real Madrid los últimos días. Cuando él se va del Real yo había firmado el contrato horas antes y acabé rompiendo el contrato un poco por lealtad a él. Su caso es la avenida de en frente de lo de Larry. Él lo había ganado todo en Europa. En España, en Italia, lo ha hecho muy bien en todos lados y a nivel de selecciones mejor ni hablar. Necesitaba la experiencia en un banquillo NBA y eso habla muy bien de él. Ojalá pueda hacerlo bien y estar ahí. Es de esos entrenadores de Europa que en un futuro puede tener la oportunidad de ser parte importante o estar adelante como hoy Messina. Quién sabe si también ser entrenador principal de una franquicia. ¿Por qué no?

"El oro olímpico de Atenas es el tope de lo que uno puede ser como jugador, un recuerdo imborrable"

-También coincidió con Garbajosa. ¿Alguna anécdota que contar?

-Muchas porque vivimos muchas cosas, estuvimos mucho tiempo juntos en Toronto y sufrimos la adaptación a Rusia. Es un amigo que me ha dado este deporte. Un ganador en todo lo que ha hecho y no por nada hoy sigue en su medida ligado al baloncesto, ganando y haciendo las cosas bien. Tengo mucho aprecio por él y cuando lo veo solo hace que sacarme una sonrisa porque es un buen tipo fuera de la cancha, sobre todo. Dentro ha sido uno de esos jugadores que todo el mundo ha querido en su equipo y ha sufrido cuando lo ha tenido en contra. Habla muy bien de todo lo que ha hecho y ha ganado muchísimo.

-En Atenas'04 ganó el oro olímpico con Pepe Sánchez y Hermann. Debe ser un recuerdo imborrable.

Absolutamente, un recuerdo enorme. El tiempo pasa y se va haciendo siempre más grande ese logro. Sobre todo con Walter, que mi cercanía es mayor porque era mi compañero de habitación. Un poco más coetáneo conmigo. Un super amigo. Tuvimos un grupo muy cercano y sería injusto solo hablar de ellos dos. Éramos 12 jugadores muy, muy unidos. Yo era el más pequeño y aprendí mucho en cada concentración. Luego fui tomando posiciones dentro del grupo, creciendo y siendo de los más grandes. Desde el primer día mantenemos el contacto y sabiendo qué hace el uno y el otro. Somos un equipo de amigos que disfrutábamos jugando juntos y se veía. Cuando uno está bien fuera de la cancha transmite eso dentro y el equipo lo siente.

-¿Ese oro fue una de las mejores sensaciones de su carrera?

-A nivel de resultados seguramente es el más grande no solo a nivel personal, sino de todo el baloncesto argentino. Pero como te decía yo era muy pequeño y era el tercer base de ese equipo, que ni siquiera es mi posición natural. Estaba detrás de Ale Montecchia y Pepe Sánchez. Siempre dije lo mismo y es que valoré más el bronce en Beijing'08 que el oro en Atenas solamente por una cuestión de participación. Es lo único en lo que soy egoísta. Siempre lo medí de esa manera. El logro de la medalla y lo vivido con el grupo es absolutamente imborrable y es el tope de lo que uno puede ser como jugador y de lo que un grupo puede desarrollarse. Fue una experiencia única desde la concentración hasta el último día que ganamos la medalla, que para colmo fue el día de mi cumpleaños. Muy, muy lindo.

-Hablando de Juegos Olímpicos, ¿qué sintió cuando saltó a la pista en Río?

-Me pasaron muchas cosas por la cabeza. Había llegado a un torneo que había soñado, pero hoy que ya pasó, te digo que no estaba preparado. Hice una muy buena preparación de resultados, me fue muy bien en los partidos previos. Cuando llegué a Río pagué los años que había estado parado antes y llegué sin gasolina. Igualmente haber jugado otros juegos, mis cuartos, al lado de Manu Ginobili, Luis Scola y Chapu es mucha nostalgia. Fue muy lindo. Siempre uno es competidor y desea más y siempre piensa que lo hace podría ser más o que hubiera sido un poquito mejor, pero creo que fue una cosa única. Estoy muy contento de haber tenido la oportunidad y de todo lo que me ha dado el baloncesto. Es un regalo muy grande.

-Hablaba de Ginobili y del Chapu. Dos tipos legendarios.

-Absolutamente. Uno por su mentalidad, por todo lo que ha hecho, por todo lo que ha ganado, por todo el respeto y la cantidad de puertas que ha abierto a una generación. El otro por los huevos, por el trabajo, por la dedicación. Son dos guerreros. Haber estado dentro de una cancha con ellos ha sido algo único, un privilegio muy grande. Ser amigo de ambos y seguir disfrutando fuera de la cancha hace que sean dos hermanos que me ha dado este deporte. Me pone muy contento. Me acabo de enterar del tema de la camiseta de Manu y uno cuando juega y compite en un entrenamiento o en un partido y vive sensaciones únicas con la selección nacional y tiene la suerte de saber todo que pasa al convivir con Manu me pone muy contento que siga creciendo su leyenda y que lo sigan respetando. Es más que merecido ese retiro que San Antonio le va a hacer ahora.

-Jugó también con Harden, el último MVP de la NBA. ¿Qué sensaciones le dejó entonces?

-Un talento único, un gran jugador. Realmente puede seguir creciendo, es todavía joven. Es de esos que cambia el juego por su manera de jugar. No te puedo decir nada nuevo. Se ha ganado el respeto de todos.

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