La fe crece en la derrota (88-92)

Resultado y crónica del Unicaja-Real Madrid

El Unicaja compite y exige el máximo del inabordable Real Madrid

Gran actitud del equipo pese a las bajas

Quejas por la actuación del trío arbitral

La afición y Brizuela protestan una decisión.
La afición y Brizuela protestan una decisión. / Marilú Báez

El Unicaja vivió una epopeya inesperada, con final triste pero, al mismo tiempo, reconfortante. El espíritu de la Copa sigue vivo y la comunión con la afición se ha afianzado. Se contaba con una derrota por el estado propio y el de un Madrid hecho un ciclón. Y resulta que entró en el último minuto empatado (88-88) después de que el equipo malagueño resistiera las dentelladas de Campazzo, Tavares y Carroll. También de decisiones arbitrales muy cuestionadas y de criterios continuos, como el regalo final de tiros libres para que Campazzo sentenciara, la barra libre para Tavares o la distinta permisividad en las protestas. Aun así, se fue orgulloso el equipo del Carpena, también su afición, que ve al equipo para algo grande en la Eurocup, la verdadera batalla de la temporada. De derrotas no se alimenta el estómago, pero sí van forjando el carácter si se ven progresos. Y la fe no deja de crecer.

El equipo malagueño ha perdido su esqueleto con las lesiones de sus tres piezas más indispensables:Alberto Díaz, Jaime Fernández y Carlos Suárez. Son los que vertebran y dan identidad al equipo y el rival venía lanzado. Así que se trataba de optimizar el partido, de acelerar la integración de Bouteille y Simonovic y de que no hubiera lesiones. Pero el mensaje conformista no caló y, pese a la manifiesta superioridad blanca, se compitió durante todo el partido. El público que atestaba el Carpena seguía utilizando esa conexión revitalizada con el equipo en la Copa (no hubo ni rastro de pitos a Casimiro esta vez). El francés ha aterrizado en una buena coyuntura para él porque va a disponer del mismo protagonismo que ha tenido en Bilbao en forma de minutos y volumen de balón. Tuvo varias acciones buenas acciones, con protagonismo para crear también. Deja destellos de clase cada vez que coge un balón aunque lógicamente dio sensación de estar aún desubicado.

El Real Madrid había seguido con la misma seguridad de las últimas semanas. Parcial 1-10 de salida,con Carroll inmisericorde y castigando cada ayuda con triples desde las esquinas matadores. Cuando Tavares y Campazzo convergen en pista es difícilmente sostenible el ciclón blanco, que parecía dejar el partido encarrilado mediado el segundo cuarto (23-39). Tenía problemas evidentes para crear el Unicaja, otra vez con Adams de base. Al descanso, el equipo sólo llevaba cuatro asistencias, por 14 del Madrid.

La tercera personal de Waczynski en el minuto 11 (las únicas tres del equipo en ese momento) añadía más dificultad. Con 16 abajo, el partido se ponía negro, pero el Unicaja tuvo un chispazo arrancado por Adams y Brizuela. Electricidad, un tres más uno de Waczynski y un Carpena enfervorizado después de que el vasco anotara una canasta con tapón ilegal de Mejri. Con 33-39, tras una gran defensa con rebote de Elegar (buenos minutos del americano), técnicas a Casimiro, que se lamentaba de la permisividad a Tavares en esa jugada, y a Brizuela, por lanzar un balón quejándose de la técnica cuando ya estaba en campo rival. Era -6 y ataque y Thompkins metía los dos tiros libres.

La bronca a Cortés, Castillo y Olivares subía de decibelios, pero el Unicaja no se marchó del partido. La presión surtía efecto y los árbitros se tragaban el silbato en lo que pareció una clara falta de Elegar a Tavares. Y dos tiros libres de Adams dejaron al equipo vivo (38-44) al descanso de un partido que el Unicaja quería pelear.

Tras dos canastas de Deck y Carroll, dos triples de Waczynski y un tiro desde media distancia de Adams dejaban el marcador más apretado aún (46-48) en los primeros escarceos de la segunda mitad. Se activó entonces la conexión Campazzo-Tavares, que castigó demasiado. Es muy complicado detener al de Cabo Verde en esas situaciones, pero Gerun no podía hacerle ni cosquillas. El Madrid volvía a un nivel alto y el Unicaja parecía esta vez exhausto para aguantar otra embestida. Tres tiros libres de Carroll (metió dos) después de una falta de Waczysnki distanciaban otra vez al Madrid hasta los 12 puntos (50-62). Un triple de Rudy recordaba la dificultad de la tarea (50-65). Y una canasta desde el centro del campo de Brizuela sobre la bocina del tercer cuarto recordaba que el carácter cajista había permitido ver partido cuando el Madrid se empeñaba que no.

Después de que Tavares volviera a atacar, un alley hoop culminado por Elegar (tampoco Guerrero pudo con Tavares y el americano fue quien mejor lo hizo. Seguramente debió salir a pista antes) y un dos más uno de un corajudo de Brizuela (con adicional fallido) ponían otra vez en los 10 de renta (67-77) y un triple de Adams, a siete (72-79). Hasta a cinco puntos rebajó el Unicaja, hasta a dos después de un dos más uno Gerun que echó a Tavares. Dos tiros libres de Simonovic empataban (88-88). Cuatro tiros libres de Campazzo, dos cortesía de los colegiados, que de camino eliminaron a Brizuela, una locura de Adams y dos tiros libres fallados por Simonovic decantaron la balanza para un Madrid evidentemente superior, pero al que un Unicaja muy disminuido exigió que ofreciera su mejor versión.

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