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Mikel Lejarza
Toulouse
Diego Ocampo vuelve a empujar por Mario Saint-Supéry. Hace escasos seis meses en Burgos, cesión al Tizona que se maduró pero que acabó cristalizando y ahora en Manresa, proyecto que arranca Ocampo en el Nou Congost, aunque en una línea de club muy marcada pese al adiós de Pedro Martínez, que será difícil emular. El técnico habló en RAC1 sobre esa posible llegada del malagueño, donde ejerce un papel clave, por ese resultado tan satisfactorio en su periplo en El Plantío, compitiendo al mejor nivel en LEB Oro y con un baloncesto de mucho nivel, que llega a recordar en alguna fotografía al del Unicaja. "Veremos si se puede hacer... hay que negociar con tres partes, también con Unicaja. Es un jugador muy interesante para nosotros", decía Ocampo, un padre formativo de Saint-Supéry en una etapa de su progresión compleja, pero con unos síntomas inmejorables después de esa relación formada en Burgos. Suena a un proyecto ideal para Saint-Supéry el de BAXI Manresa, por su filosofía, el jugar BCL, que debería acelerarle el desarrollo, y esa fascinación de Ocampo por Saint-Supéry, que lo ha puesto por las nubes en alguna ocasión. "Si te toca un jugador así una vez en la vida pues hay que disfrutarlo mucho", llegó a decir el técnico en abril, frase que indica esa inclinación. La vía de BAXI Manresa está cerca, el paso ideal y que el Unicaja ya pudo imaginar cuando se confirmaba el fichaje de Ocampo por Manresa. Infinidad de equipos han llamado al Unicaja para pedir su cesión, pero la pole es para el equipo catalán.
El jugador ya se encuentra desde hace unos días en Logroño, el búnker de España sub 18, liderada por el malagueño, antes de arrancar la próxima semana el Europeo en Finlandia. Algún problema físico reciente, pero ya está en plenas competiciones de competir, en una categoría donde debería resaltar junto a Hugo González, esa pareja elegida. Torneo de preparación esta semana en la ciudad riojana y vuelo a Tamperes. Ya habrá momento para pensar en el siguiente paso.
Mario Saint-Supéry, junto a otros talentos emergentes del baloncesto español como Aday Mara, Lucas Langarita, Izan Almansa o Baba Miller, es protagonista del documental de Movistar Golden Boys 2.0. Un repaso a los inicios de estos jugadores, algunos campeones del mundo sub 19 el pasado verano en Debrecen (Hungría), los que deben liderar la transición actual tras una época prodigiosa, y una reflexión que aparece por instinto tras las retiradas recientes de Rudy Fernández, Sergio Rodríguez o Víctor Claver, el último en colgar las botas. Es la primera entrevista que da Mario Saint-Supéry, que tendrá que acostumbrarse a esa exposición, recién cumplidos los 18 años y una carrera que dará un salto a partir de este verano, con una nueva salida del Unicaja y parece que a ACB. El canterano del Unicaja exalta la figura de su padre, "tan friki que le encantaba venir conmigo a entrenar. Antes me hablaba de muchos temas técnicos, pero ahora como he pasado a su nivel, me habla de ganar, qué podía haber hecho mejor, eso me ayuda", con atrevimiento a la hora de expresarse, transportando lo que refleja en la pista".
Cuenta una gran historia de su infancia junto a James Worthy, leyenda de los Lakers, que visitó Málaga en 2014 al campus del colegio Novaschool Añoreta. "En un campus que hay al lado de mi casa en Málaga, en un colegio, vino James Worthy. Yo iba con la equipación de los Lakers, el me vio y me dijo 'tú, ven para acá'. Me puse a tirar tiros libres delante de todo el mundo del campus con 7 u 8 años que tendría. Yo no sabía quién era Worthy, era mi padre el que lo sabía. Cuando acabé aquello, mi padre estaba súper emocionado y yo le decía 'este quién es'. Con 15 años fui el más joven en debutar con el Unicaja y fue como cumplir un sueño. No en todos los vestuarios hay un chico de 16 o 17 años, diría que he sido como el juguete de los demás (risas). Con la sub 16 era el jugador que más minutos tenía y con la sub 18, al ser de un año menos, la primera vez con ese equipo, pasé de ser el capitán de una generación a ser el último mono, por decirlo de alguna forma", bromeaba. Explica ese último paso a Burgos. "En Unicaja estaba teniendo minutos, pero sentía que tenía que jugar algo más. Se fue el base titular del Tizona (Dídac Cuevas) y ellos buscaban un base. Vieron la oportunidad, lo gestionaron y salió. Pasé de un cambio grande, de estar todo el día con el sol y la playa al lado, a estar todo el día con el abrigo puesto. En Burgos hace mucho frío. Tuve mucha suerte del nivel que tiene el equipo, también en Málaga, el sitio donde está el Unicaja ahora y la oportunidad que me da el club de estar cinco años con ellos asegurados", afirmaba el rinconero.
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