Frederic Weis, la nueva vida tras intentar suicidarse dos veces

Jugó durante tres años y medio en el Unicaja

El autismo de su hijo, Enzo, nacido mientras jugaba en Málaga, le llevó a una depresión con la que todavía combate mientras es comentarista en TV y ha sido padre de nuevo

Los buenos viejos tiempos

Frederic Weis captura un rebote. / Efe

Frederic Weis estuvo tres temporadas y media en el Unicaja, desde enero de 2001 a junio de 2004. Fue miembro de la primera plantilla del club que ganó un título, la Korac de 2001. Jugó 185 partidos con la camiseta del club malagueño. Su fichaje fue sonado en su momento, un jugador que había sido seleccionador en el draft en 1999 con el número 15 por New York Knicks, subcampeón olímpico y dominante, como había demostrado en la final de la Copa Korac contra el Limoges que perdió el equipo malagueño pocos meses antes.

En un reportaje con ESPN, Weis habla abiertamente del intento de suicidio y de las depresiones que pasó. Había quien señalaba que la causa era aquel mate de Vince Carter en los Juegos de Sidney, en los que saltaba por encima de él y salía posterizado, una imagen que se hizo viral antes de la era de las redes sociales. Mientras que jugaba en el Unicaja, Weis fue padre. Y ahí empezaron sus problemas. Enzo, que así le llamaron por sus raíces italianas y por su admiración por Alonzo Mourning. Poco después, cuando Weis salió en 2004 rumbo a Bilbao, la profesora de Enzo mostró su preocupación por el desarrollo del pequeño. El diagnóstico fue autismo severo. "Él nunca tendrá hijos y ustedes nunca tendrán nietos", les dijo.

"Todavía no puedo creer que lo haya dicho así", recuerda Weis: "Estaba destrozado y confundido. No sabía nada sobre el autismo más allá del personaje de Dustin Hoffman en "Rain Man. No tenía idea de cómo se vería en un niño pequeño. No era capaz de procesar cómo manejar eso".

"Me preguntaba si había hecho algo mal, si la discapacidad de Enzo era de alguna manera culpa mía. A medida que Enzo crecía, me resultaba cada vez más difícil conectarse. No podía tener una conversación con él, no podía hacer un rompecabezas con él. Intenté enseñarle baloncesto, pero no sostenía la pelota; simplemente la dejaba caer y corría alrededor de la cancha, de un lado a otro, mientras yo permanecía inmóvil", relataba el jugador. Confiesa que aumentaron las discusiones y las peleas con su mujer. Reconoce que empezó a beber sin medida, a estar fuera hasta las 5 de la mañana. "Yo estaba muy triste y él no quería ayudarme o no podía ayudarme", dice Weis sobre su padre cuando le pidió ayuda: "Simplemente decía: 'Tu hijo está bien' todo el tiempo". Dejaron de hablarse.

Cuando su mujer se marchó de Bilbao, Weis se quedó solo en España y se hundió más. Mientras conducía de España a Francia, se detuvo en un área de descanso cerca de Biarritz y se tragó una caja entera de pastillas para dormir. "Sólo quería parar con todo", dijo. Cuando se despertó, diez horas después, se sintió aliviado, agradecido y avergonzado. Llamó a Celia, su mujer, y ambos lloraron. Dejó de beber y se reconcilió con ella. Después de retirarse en 2011, compró un estanco y trató de seguir adelante, pero seguían las peleas, los momentos de depresión. Intentó suicidarse en una segunda ocasión. "La depresión era parte de mí en ese momento. Todavía lo es. Sé que estará a mi lado por el resto de mis días", admite.

"Dejé de pensar tanto en el pasado", decía Weis. "Porque no sirve de nada". Se separó y encontró el amor en otra mujer, Fanny, con la que ha sido padre de una niña y espera un nuevo hijo. Ahora, mientras Enzo tiene ya 20 años y sigue luchando, es comentarista de televisión en el país vecino, en Euroliga y partidos de la selección.

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