Guille del Pino y un debate sobre Los Guindos

La fuga del joven proyecto a Córdoba recuerda las realidades actuales del baloncesto de cantera y los puntos negros en la formación

La competencia americana se ha recrudecido en los últimos tiempos

Marcha confirmada

Del Pino, esta temporada / Javier Albiñana

La marcha confirmada del canterano Guille del Pino rumbo a Córdoba para jugar en Segunda FEB no ha pillado de sorpresa al Unicaja, no ha sido una decisión de los últimos días. Así lo tenía madurado el jugador con su familia desde meses atrás. El Unicaja ha intentado firmar un vínculo profesional con el jugador cordobés desde cuando cumplió 16 años y al poco fue elegido MVP de un Europeo cadete el año pasado, pero la respuesta ha sido negativa en toda esta temporada. Después de que escogiera agente meses atrás, en este caso a Gerard Darnés, asociado con la empresa Klutch Sports, bien asentada en Estados Unidos (es la que lleva a LeBron James y ofrece posibilidades de acceso a buenas universidades) se le presentó un contrato multianual, en la onda del que firmó Mario Saint-Supéry el verano pasado: estar toda esta temporada entrenando con el equipo ACBy, siendo aún junior, la posibilidad de jugar en EBA y los campeonatos. Y también la opción de tener minutos en BCL, además del trabajo específico técnico y físico con el staff del primer equipo. Pero ha pesado más el deseo del jugador de estar un año en casa, en Córdoba, para después ir a Estados Unidos.

El Unicaja suele esperar al segundo año de edad infantil para becar a jugadores del resto de Andalucía. Ha habido pocas excepciones. El caso de Rubén Domínguez, al que ha recordado en cierta forma esta marcha de Del Pino, fue especial. Por su proyección se le trajo en edad minibásket aún y, de hecho, jugó tres Minicopas con la camiseta del Unicaja. Este año, con 21, llega por derecho a la ACB, a Bilbao después de debutar años atrás con Estudiantes y varios años curtiéndose en LEB. Con Del Pino intentó traerlo después de que en 2019 consiguiera liderar a Andalucía al título nacional en minibásket, pero la familia prefirió esperar. Es algo lógico y totalmente comprensible en tan tempranas edades. Jugó la Minicopa como invitado y ya llegó después de la pandemia, en el verano de 2021. En estos tres años se ha constatado que es un jugador de un talento especial, con una calidad tremenda. Dos subcampeonatos en edad cadete de España y ese oro europeo sub 16. No se ha acabado de sentir del todo cómodo en este tiempo en Málaga, como ha evidenciado esta decisión de volver a casa pese a la ruta abierta para estar en dinámica ACB. En el club se imaginaba a medio plazo a él y a Saint-Supéry como cupos de calidad, se les veía compatibles, para el primer equipo, pero de momento los caminos se separan.

Siempre que hay una decisión de este calado se cuestiona la situación de Los Guindos, si el rumbo es el adecuado. En los últimos años se ha potenciado tener esas redes por la región, top en licencias. Ha habido jugadores de todas las provincias en la última década y, de hecho, para la próxima temporada vendrá algún jugador procedente del Betis. En época de vacas gordas con el primer equipo como la actual puede parecer un tema menor, pero a medio y largo plazo es algo estratégico. El estatus que ha recuperado el Unicaja en la parte noble de la ACB y la carencia de un equipo puente en LEB Plata (ahora Segunda FEB, la categoría en donde competirá Guille) complican sobremanera que un talento, aunque sea de lo mejor de Europa en su generación como Saint-Supéry y Del Pino, se consolide arriba. En esta época se han acelerado los tiempos con los debuts. Por ejemplo, los cinco más precoces de la historia del club se han producido en los último seis años, todos con menos de 17 años: Mario Saint-Supéry, Pablo Sánchez, Rafa Santos, Yannick Nzosa y Guille del Pino. Y parece que un jugador con 19 años ya es ‘mayor’. 

Los conceptos y los plazos son relativos y no hay una fórmula exacta. También se apostó en su día por Francis Alonso y Rubén Guerrero, ambos con más de 100 partidos en el primer equipo y con 22 y 23 años, cuando regresaron de Estados Unidos tras cinco y seis temporadas. Coincidió su presencia con una época oscura del club y plantillas bastante desequilibradas. Con 28 años, Alonso seguirá en el Estudiantes en Primera FEB (antigua LEB Oro) después de que el histórico club madrileño perdiera la final del ascenso, y Guerrero, próximo a cumplir 29, firmó por Granada en ACBtras descender con Obradoiro. Los mejores periodos históricos del Unicaja han coincidido con canteranos con un peso importante en el equipo, desde los inicios, al subcampeonato del 95, los títulos y los repuntes últimos con Alberto Díaz y, en los dos últimos años, Augusto Lima. Esa identidad que otorga la gente de la casa es necesaria en Málaga, pero ahora está caro con el nivel en el que se ha instalado el equipo. Es un debate que siempre se puede ganar de manera oportunista. Es sencillo pedir jugadores en el primer equipo, a todo el mundo le gusta. ¿Se asume que baja de primeras el nivel competitivo? ¿Puede ocurrir que cuando se quiera recuperar el jugador esté a otro nivel? ¿Que si no juega en la élite pronto se puede perder? El axioma de que el que es bueno acaba llegando no vale para todos. Mentalidades como las de Alberto Díaz no son la norma. 

La competencia americana es ahora muy llamativa para los jóvenes, aunque la progresión baloncestística de quienes han ido desde España hacia allá no ha sido precisamente deslumbrante, también, al menos hasta ahora, con una generación como la de Izan Almansa o Aday Mara. En las últimas temporadas se ha recrudecido con los cambios en la NCAA que permiten cobrar a los jugadores. Es tentador para jugadores y familias ese combo de compatibilizar estudios (aunque el nivel y las posteriores convalidaciones tampoco sean una locura), aprender un idioma y poder trabajar en el baloncesto con facilidades. Y cuando se toman estas decisiones el baloncesto el motivo pero muchas veces no la única razón.

En los últimos tiempos ha habido reflexiones desde las cabezas visibles del club sobre este tema, desde diferentes prismas. En su balance de final de temporada, López Nieto daba alguna pista, visto con perspectiva, de la situación con Del Pino. “No tenemos niguna ventaja. La portuguesa Clara Vieitas, de una gran proyección la tenemos aquí cuatro años, con residencia manutención, becas y estudios, y tras ese periodo se va a una universidad de Estados Unidos. Me estoy planteando que en nuestra cantera el jugador que tenga un agente, que pague. Los agentes no miran por el club. Para asesorar ya tenemos a Juanma Rodriguez, Ramón García, los entrenadores...”, decía el presidente.

"Claro que aspirar a jugadores de Euroliga puede ser un nicho, pero va a pasar cada vez menos", argumentaba Ibon en Málaga Hoy: "No hay jugadores. Hay un problema de número y calidad de jugadores tremendo (repite). Ni os lo imagináis. Y lo que viene es descorazonador, con la fuga de talento que ya hay, jugadores jóvenes que se marchan a Estados Unidos cobrando mucho dinero con 16-17 años, que también lo entiendo por la falta de oportunidades. Esto se va a quedar como un solar".

Es un problema sistémico, no sólo del Unicaja. Las exigencias del baloncesto de superélite, el hecho de que también en Primera FEB haya un número alto de no seleccionables... También implica que los que lleguen arriba, en el baloncesto más competitivo de Europa, sean buenos de verdad. Pero por el camino quedan muchos y, como decía Ibon, habrá un problema colectivo más pronto que tarde.

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