Una buena historia sin final feliz
Acaba la etapa de Luis Casimiro en el Unicaja
Luis Casimiro es despedido del Unicaja sin completar su tercera temporada
La final de la Copa del Rey contra el Real Madrid, principal recuerdo de su etapa llena de lesiones
Es un clásico de la ACB, más de 20 años en sus banquillos, pero Luis Casimiro ha dejado de ser el entrenador del Unicaja Unicajasin un final feliz. El manchego no termina la tercera temporada consecutiva a los mandos del equipo malagueño después de nueve derrotas en diez partidos y un pulso cada vez más tenue del equipo. El partido contra el Mónaco en la Eurocup se planteó como un ultimátum y en su desenlace sólo brilló la posibilidad de que sea el fondo del pozo en el que anda metido el Unicaja.
Todo arrancó bien, con el recuerdo del buen final de temporada en el que el manchego sustituyó a Chus Mateo y le salvó los muebles al equipo malagueño para que Jasmin Repesa iniciase su extraña andadura en la capital de la Costa del Sol. Pero en los banquillos, casi todos los finales prematuros son el mismo repetido.
Se marcha Casimiro sin la buena noticia sobre el parqué que le permitiera marcar la diferencia en una plaza que se le suponía franca y en la que las lesiones, la pandemia del Covid-19 y un puñado de finales que no gestionó bien el equipo han dejado la sensación extraña en el paladar de los aficionados. Llegó el manchego para iniciar una nueva etapa después del lustro de Joan Plaza en el banquillo. El catalán, con el título de la Eurocup y su epílogo en la Euroliga será precisamente quien pruebe este fin de semana al Unicaja post-Casimiro. Hace 20 días le dio otro rejonazo a los malagueños ganado una prórroga por 111-114. Inesperada como tantas otras derrotas en los últimos dos meses.
En su primera temporada, el Unicaja empezó bien, se metió en la Copa del Rey para ser apeado en la primera ronda por el Tenerife (88-78), pasó al Top 16 de la Eurocup y el Alba Berlin de Aíto García Reneses eliminó a los andaluces.. Los de Casimiro le robaron el factor cancha a los berlineses en el primer choque (90-91), se lo devolvieron en el segundo (81-101) y fueron eliminados en el decisivo (79-75). Algo similar pasó en la primera eliminatoria de los playoffs contra el Valencia: sorpresa inicial (78-85), empate en el Carpena (69-76) y eliminación en San Luis (79-76). Primer año tibio, pero aceptable sin un cambio profundo en el plantel, que llegaría en la siguiente campaña, la pasada.
Cuando se paró la temporada, el Unicaja acababa de firmar a Bouteille, Mekel y Simonovic; a comienzos de diciembre firmó a Brizuela. Los tres fichajes fueron el resultado de la plaga de lesiones tras la Copa del Rey. El equipo llegó a la competición por ser el anfitrión, acabó noveno la primera vuelta y aunque tenía las mismas victorias que los tres equipos precedentes, la diferencia de puntos le mantenía por detrás de ellos. Aún así, en el torneo de febrero se deshizo de Casademont Zaragoza y Morabanc Andorra para meterse en la final contra el Real Madrid. El equipo estalló físicamente en ese momento. Se perdió Jaime Fernández para largo (se operó en mayo y volvió ya empezada esta temporada); tres meses para Toupane y algunas semanas para Alberto Díaz, Melvin Ejim y Carlos Suárez. Un desastre.
El equipo, sin embargo se veía cómodo en la Eurocup: el Umana Reyer Venecia le esperaba en los cuartos de final, con el factor cancha para los malagueños. Habían sido primeros en la fase de grupo y en el Top16, pero llegó las suspensiones de competiciones por la Covid-19. La Eurocup decidió que no se acabaría la competición y la ACB programó una fase final reducida en Valencia. El Unicaja cumplió con su estatus en el grupo: ganó a Bilbao, Joventut y Gran Canaria; perdieron con el Barcelona y se jugaron las semifinales contra el Baskonia. Tuvo el partido en su mano un par de veces el equipo de Casimiro, pero no supo subir de rango y la temporada, con sobredosis de lesiones y fichajes acabó con el mérito de la final de Copa y el gran interrogante de la suspendida Eurocup.
Con ese panorama y el único fichaje de Abromaitis para esta temporada, el Unicaja volvió a arrancar con poco gas en la ACB. Vivió un bache duro, sobre todo por la imagen tras la derrota contra el Mornar Bar, en Eurocup del que se repuso de manera plausible. Pero la ACB no acababa de remontar, ha entrado en la Copa del Rey por la mínima y envuelto ya en las llamas de un infierno de partidos perdidos de manera consecutiva. Las lesiones han golpeado de nuevo, (Jaime se ha incorporado hace semanas después de un gran periodo de inactividad, Milosavljevic sigue fuera de juego con sus problemas físicos, Díaz ha estado fuera bastantes semanas, Mekel sigue en el dique seco y Carlos Suárez ha recaído de sus problemas musculares) pero el equipo no tiene la capacidad mental de cuajar un partido completo.
La destitución de Luis Casimiro ha caído madura, después de que ardieran todos los pasos más tópicos de un caso similar, con la sordina del Martín Carpena vacío y sin más cuentas a pagar que la del propio entrenador. La directiva debe de cambiar el rumbo de la primera plantilla y del propio club o corre el riesgo de ir parcheando las temporadas como ha tenido que parchear el equipo en las últimas campañas. Sin muchas garantías y con pocas certezas.
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