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Desde Tel Aviv, con previo enlace en Madrid, aterrizó Ignacio Rosa con una medalla colgada al cuello en Los Guindos. El canterano del Unicaja cerró su etapa de formación con un nuevo éxito para las categorías inferiores del baloncesto español. "Al final es lo que vas peleando desde que empiezas , no hay mejor manera de terminar que con una plata", asegura el gaditano a este periódico, aún cansado después de más de un mes fuera de la ciudad.
Sólo Israelapareció en el camino hacia el oro. Una medalla de plata más dulce cuando se coja más perspectiva. "Termina el partido y como todo deportista te gusta ganar y no sienta bien perder, pero con el paso de los días empezaremos a darle más importancia y sabrá mejor", explica Rosa, que describía la tremenda atmósfera que se vivió en el Shlomo Group Arena israelí: "Había un gran ambiente, eso aprieta mucho. Con la inexperiencia te chocas un poco al principio".
El cajista apareció en el tercer cuarto con tres triples para aguantar a España, que veía como Israel despegaba. "Todo el mundo quiere ayudar, siempre que puedes salir vas a tope. Nos veníamos un poco abajo y había tirar del equipo y lo hice", relata, mientras hace balance de la cita continental: "Para mí ha sido un gran torneo porque me ha dado bastante experiencia y teniendo mis más y mis menos en anotación siempre pude ayudar al equipo en pista".
Esta medalla ha sido el epílogo a una temporada importante para el joven, la primera fuera de Málaga desde que llegó procedente de Los Barrios en 2011 para enrolarse en el infantil verde. "A nivel personal lo llevé bien y me ha ayudado bastante porque me ha acercado a la profesionalidad que pienso que me hacía falta. Me hacía falta salir de casa. He madurado", dice sobre su experiencia en el Liberbank Oviedo de la LEB Oro, categoría que alaba: "Pienso que el jugar esta competición, que es dura, me ha ayudado a mejorar como jugador al tener que batirme con gente de más nivel cada día". En 35 partidos promedió 5.5 puntos (39.8% en triples) y 2.5 rebotes en 14 minutos en un equipo que jugó el play off.
Rosa es un jugador versátil, capaz de jugar como alero y ala-pívot, un interior con muy buena muñeca y que sigue dando pasos adelante en su capacidad atlética. "Me siento más cómodo como cuatro, pero abriendo el campo. Jugar fuera es mi mejor arma", admite el canterano, que habla abiertamente de donde está su campo de mejora: "Está en el físico y cuando lo tenga podré jugar más por dentro. Me va a dar ese salto".
El Unicaja disponía este verano de una cláusula de corte en el contrato del gaditano. Existía esa posibilidad al pasar los dos primeros años de los cuatro por los que tienen vínculo. No la activó el club de Los Guindos, que mantiene la confianza en el internacional español. Tras descansar ambas partes deberán sentarse para decidir cuál es el destino del jugador, que con mucha probabilidad volverá a la LEB Oro. "Vienen nuevos retos y quiero ir a un sitio donde pueda trabajar y mejorar las cosas que me faltan", comenta.
Rosa le augura buen futuro a la generación que brilló en Israel. De los 12 sólo Carlos Alocén, que ya pertenece al Real Madrid, ha jugado con continuidad en la ACB. Miguel González, Adams Sola y Joel Parra estaban en la dinámica en sus equipos, pero tuvieron protagonismo discontinuo. Es el siguiente reto de esta camada. "Al final es la mejor liga española y de las mejores europeas, el salto es grande porque hay que tener ese puntito de madurez y regularidad y también nos cuesta un poco. Hay un salto, pero con el tiempo de esta generación hay mucha gente que puede jugar en ACB", termina. Él mismo ya debutó en la Liga Endesa, también en la Euroliga. Genes de baloncestista que le vienen de familia. Su padre, Juan Rosa, jugó más de una década en la ACB. Llegar a la élite es el próximo desafío del joven.
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