Kameron Taylor, el MVP que es sociólogo
Su espectacular final refrendó la idea de Ibon, con cuatro galardonados distintos (Carter, Perry y Osetkowski antes) en cada uno de los títulos
Su carrera y su vida
En cada uno de los cuatro títulos del Unicaja en el último año y medio ha habido un MVP distinto. Retrata perfectamente la filosofía de reparto de protagonismos con nichos para el brillo estadístico de cada jugador en momentos concretos según la circunstancia. La Copa de Badalona llevó la rúbrica de Tyson Carter, la BCL de Belgrado la de Kendrick Perry, la Intercontinental de Singapur la de Dylan Osetkowski y esta Supercopa de Murcia la de Kameron Taylor.
El fino alero de Landover (Maryland) entró suavemente en un grupo en el que fue la única novedad la temporada pasada tras la marcha de Darío Brizuela. La marcha del donostiarra dejó 1.2 millones de euros en las arcas y permitió activar el fichaje de Taylor, al que la dirección deportiva y el entrenador tenían controlado de su temporada en Girona. Había gustado bastante. La marcha de Brizuela al Barça se había producido dos días antes de que expirara una asequible cláusula de salida (estaba en torno a los 150.000 euros entonces) del club que preside Marc Gasol. No hubo dudas. Su entrenador fue Aíto García Reneses y su recomendación a Juanma Rodríguez, director deportivo, fue concisa cuando recababa información:“No lo dudes, fíchalo”.
Con 31 años, Taylor es otro de esos jugadores que parecen haber encontrado en Málaga el ecosistema perfecto para brillar. Es un jugador, como Perry, Osetkowski y Carter, justamente esos otros tres MVPs, que llegó a la Euroliga. Ellos con Panathinaikos, Asvel y Zenit. Pero, por diversas circunstancias, no cuajaron. Tampoco lo hizo en Tel Aviv con el Maccabi Kameron, todo amabilidad, que también hizo piña con los americanos del grupo pero perfectamente integrado con el resto. Su entrada fue pausada y sin hacer mucho ruido, pero poco a poco fue adquiriendo protagonismo. Y su jerarquía se ha reforzado en este arranque de pretemporada. Su partido ante el Real Madrid fue brutal, desde el minuto 1 al 40. Fue el máximo anotador (22), reboteador (6) y asistente (6) del equipo ante el Real Madrid, se convirtió en indescifrable para la defensa blanca con sus 27 minutos en pista, con un letal 4/5 en triples. Uno de sus campos de progreso está siendo la generación con el bote. Ibon y su cuerpo técnico están invirtiendo en ello para tener más opciones. A veces cuesta alguna pérdida pero a medio plazo debe hacer crecer al jugador y beneficiar al equipo. El hecho de que haya siete pívots puede propiciar que el equipo se haga más grande (minutos de Ejim para defender a Kurucs y Musa como tres) y tenga más minutos como dos. Cuando coincidió con Alberto Díaz y asumió subir la bola en varios ataques.
Tras graduarse con Setton Hill en Sociología emprendió su carrera profesional con 23 años en la segunda división de Alemania,con el Enhingen Urspring. Subió al Wurzburg alemán, con 26 años estaba el PVSK-Veolia de Hungría y ya pegó un salto con temporadas buenas en Alemania en el Bamberg y el Hamburg Towers. La experiencia en el Maccabi no fue fructífera y a mitad de temporada se fue al Strasbourg francés, donde brilló. Y allí le captó el Girona en su regreso a la ACB.
“Con cinco años mi madre me dio un pequeño juguete de baloncesto y lo tenía todo el día en las manos. Jugué a otros deportes. Hice fútbol americano, béisbol, también hice atletismo... Cuando llegué al instituto era pequeño para jugar al fútbol americano y tampoco me gustaba tanto correr, el baloncesto creo que era el equilibrio perfecto”, explicaba en una entrevista en Málaga Hoy sobre cómo se aproximó al baloncesto, al tiempo que destacaba cómo le abrió la mente la Sociología, en la que se licenció: “Empecé a estudiar Biología, Ciencias, pero era tan difícil y tenía que dedicarle tanto tiempo para sacar buenas notas que no podía dedicarlo al baloncesto. Necesitaba encontrar un equilibrio entre los estudios y el baloncesto. Escogí Sociología y era más divertido y más interactivo. Pero, honestamente, también era más fácil compaginar estudio y baloncesto. Creo que me ha ayudado mucho en mi vida profesional. En Sociología estudias muchas culturas diferentes y abres la mente, ayuda a integrarte en diferentes sociedades. Viví en Alemania, Francia, Israel, ahora España... Puedo aplicar muchas cosas de las que estudié en la carrera en mi vida diaria para entender mejor el lugar en el que estoy”.
Así es el último MVP del Unicaja, que alcanza su madurez en Málaga con un perfil de jugador encajable al máximo nivel. Pero que renovó hasta 2026 con el equipo malagueño para ser pieza clave.
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