Le toca a Tyson Carter

La lesión de Alberto Díaz dará mayor relevancia al de Misisipi como generador, partidos apropiados para que despegue tras un inicio gris

La inversión con Tillie

Carter, en un entrenamiento.
Carter, en un entrenamiento. / UNICAJABFOTOPRESS / M. Pozo

Con Alberto Díaz fuera en al menos dos partidos, le toca a Tyson Carter dar un paso al frente. El de Misisipi está en ese camino de descubrir sensaciones, jugador que tiene que encontrar la comodidad plena para que su baloncesto fluya, y uno de esos nombres que marcarán el techo del equipo malagueño. El Unicaja espera el estallido definitivo en su tercera temporada en Málaga. A sus 26 años, se le considera un jugador aún en formación. Su salto físico es claro, aunque no es perceptible por su complexión fina, pero se le ha forjado para aguantar mejor contactos y un punto más en lo atlético; es el camino para que Carter se convierta en uno de los mejores generadores del baloncesto europeo, lo que se atisba en el Unicaja. Sin Alberto, el americano aumentará su peso desde el puesto de '1', hace ya tiempo que dejó de ser algo coyuntural, un base de guardia, sino una realidad que Ibon Navarro trata de explotar. Quizá el jugador con las mejores condiciones del equipo para hacer jugar, más un talento de serie. La magia de Carter aún está apagada; se puede permitir ese lujo el Unicaja, donde han emergido otros jugadores estructurales (Osetkowski, Taylor, Perry o Kalinoski). Según Ibon, el equipo bajará su fondo físico en estas semanas, así que es un buen contexto para la recuperación de Carter.

Tendrá más bola y seguramente tiros, su hábitat, aunque es un jugador que ha ganado en inteligencia, el saber qué demanda las situaciones y ajustar. Está en un 37% en tiros de dos y un 31.8% en triples esta temporada (el año pasado 60.4% y 36.2%). Ciclos y momentos durante diez meses. "Jugadores que han estado muy bien, ahora van a estar peor; otros igual empiezan a subir", avisaba Ibon Navarro. Ese segundo grupo lo lidera Carter, que espera su momento. Picotazos en Singapur y Murcia, pero unas impresiones diferentes a los demás. Sigue evolucionando en las labores invisibles, en su ética de trabajo, con un clan de jugadores americanos que le arropa, comandado por Perry. Se hace una distinción especial, igual que con Osetkowski por potencial y talento, dos versos libres y que colocan a esta plantilla a otra altura, comparable a las mejores del continente.

Su permanencia este verano da vigor al proyecto malagueño. Recibió interés fuerte de algún equipo de Euroliga, incluso el Unicaja podía barruntar su salida, pero no cristalizó y el jugador quedó encantado por seguir en Málaga y viceversa, el sitio ideal para su crecimiento. Acaba contrato en 2025 y está ante una temporada clave en su carrera, aspirante a títulos y a brillar, como en Badalona, ese MVP supuso una lanzadera para Carter. Precisamente eso es lo que espera el Unicaja en estas semanas. No se le exige, pero qué bien vendría para sacar estos partidos trampa, con el equipo aún arrastrando secuelas del verano. Puede empezar en Granada.

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