Otra manera de hacer las cosas
La llegada de López Nieto ha cambiado, con varias decisiones, la imagen que se transmite hacia fuera del Unicaja
Hace poco más de un mes que Antonio Jesús López Nieto se hizo cargo de la presidencia del Unicaja. Ruido político y mediático sobre su elección, escepticismo por su vinculación con el fútbol y cierto temor dentro del club por su personalidad, que nunca deja indiferente. No era un cóctel propicio para llegar a un club que se había distanciado kilómetros de su afición, que deportivamente había cerrado una campaña calamitosa, la peor desde 30 años atrás, y con una imagen de parálisis, no del todo real, aunque lo que se transmitía era abulia y desencanto.
A un par de semanas del primer partido oficial, algo ha cambiado en el Unicaja. En el siglo XXI, la imagen y la comunicación es capital. Buenos trabajos no lucen si no están bien comunicados. La opacidad y el oscurantismo penalizan bastante en estos tiempos y el club malagueño lo padecía. En estas semanas, varias decisiones han cambiado el aire taciturno y triste que envolvía a un club grande venido a bastante menos en los últimos años.
Una carta al abonado a las pocas horas de tomar posesión del cargo para, con humildad y naturalidad, explicar decisiones, con las que se pueden obviamente diverger, y prioridades, después de hablar públicamente durante una hora. Una campaña brillante de comunicación (siguen las mismas personas que había antes en el departamento) con un vídeo emotivo para tender la mano a la afición con el regreso a las canchas. Una camiseta en la que el morado no está escondido y por compromiso, con tramados típicamente malagueños (espeto, jábega o biznaga) en ella. Hay quien no perdona que desapareciera el nombre de Málaga del club. Al menos, los colores de la ciudad son un guiño claro. También un sucedáneo obligado de campaña de abonados en el que, aunque pueda parecer enrevesada, se ha intentado ser ecuánime y equitativo, aunque entre algunos abonados Siempre Te Llevo Conmigo se pidieran más beneficios.
Ahora, el homenaje de Carlos Cabezas, del que poco menos se había renegado desde dentro del club por haberse marchado en 2009, y se le da el mejor reconocimiento posible, con la retirada del dorsal número 10 y los últimos minutos de su carrera en su casa ante un Madrid después de una rueda de prensa con honores en la sala de prensa del club. Idea esa, la de los minutos en pista, precisamente del presidente, que entiende los códigos, de cómo hay que honrar la historia de un club que va por las cinco décadas, y también está en el mundo y en la calle. Como hombre del deporte, sabe sobradamente López Nieto que el éxito o el fracaso depende de que la pelota entre en una canasta u otra. Pero también conoce que se puede ayudar a crear la atmósfera y el ambiente más adecuados para que el balón entre.
Si se habla de baloncesto, de si este es bueno o malo, de si se falló en un fichaje, de si el otro es un fenómeno o de si la NBA viene a por Nzosa, será buena señal. Porque básicamente se había llegado a un punto en el que Unicaja había dejado de importar a mucha gente, provocaba hastío. La pandemia ha cambiado hábitos y costumbres y es difícil adivinar cuál va a ser la respuesta del público con el arranque de la temporada. Pero, al menos, desde dentro se ha maniobrado para virar un rumbo nocivo para todos y se intentan hacer las cosas de otra manera, más cercana y natural. Cuerpo técnico y jugadores toman ahora el testigo para seguir acelerando.
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