Manuel Trujillo, Unicaja pata negra
El joven malagueño tuvo sus primeros minutos con el primer equipo en Polonia tras un proceso de siete años en Los Guindos, en una familia deportista y con la inteligencia en la pista como cualidad que ensalzan sus técnicos
Un joven con ADN baloncesto
El cierre de una muy cómoda primera fase de la Basketball Champions League para el Unicaja tuvo en Szczecin un bonito broche con el debut oficial de Manuel Trujillo Bravo (Málaga, 2007) con el primer equipo. Fueron nueve minutos en pista, bastante serios, que son un premio para un joven de la cantera y que también recuerda que Los Guindos siempre está ahí, aunque en el nivel deportivo que se ha vuelto a instalar el Unicaja haga bastante largo el salto hasta el Carpena. En el caso de Trujillo no ha sido un debut casual. Lleva desde pretemporada en dinámica de primer equipo, ya había debutado en el Palacio en el Costa del Sol ante el Baskonia. Con las salidas de Saint-Supéry y Del Pino era el siguiente exterior en la línea sucesoria y ha cogido la oportunidad, ganándose con trabajo y disciplina estar en el grupo y vivir un master impagable al lado de la élite del baloncesto europeo. Salvo en días prepartido entrena siempre a las órdenes de Ibon, incluso cuando hay lesionados (la idea primera es que estuviera para completar 15 y facilitar cuadrar quintetos y ejercicios), y juega en Tercera FEB con el filial, a las órdenes de Jesús Lázaro.
Tiene genes deportivos el joven malagueño. Hasta Szczecin se desplazaba para ver en directo el debut su madre, Mari Ángeles, que cogía un vuelo a primera hora desde Málaga para llegar, vía Berlín, hasta la ciudad polaca. Ella jugó al voleibol y al voley playa. Dos tíos por vía materna también lo hicieron. Javi estuvo tiempo en el histórico Ivesur (entre otros nombres), cuando el voley malagueño estaba en la élite española. Su padre, Manolo, es un reputado entrenador de baloncesto de cantera. Fue campeón de España junior con el Unicaja con la generación de Augusto Lima y Rafa Luz y después trabajó con otros grandes proyectos (Domas Sabonis, Rubén Guerrero, Francis Alonso...), también como ayudante de Paco Aurioles en el Clínicas Rincón. En los últimos años se encargó de la cantera del Novaschool y ahora entrena al equipo de Tercera FEB y también a la Universidad de Málaga. Su tío, Francis, también jugó al baloncesto en las categorías inferiores del Caja de Ronda y después entrenó a equipos masculinos y femeninos, con un ascenso con Alhaurín de la Torre a Liga Femenina 2. Su hermano pequeño, Arturo, también juega y lo hace en el cadete de la EBG, en la práctica el de primer año del Unicaja.
Era un ambiente propicio, pues, para crecer en el deporte y el baloncesto. "Desde siempre, hermanito", le escribía en redes sociales con una foto de los dos muy niños en Los Guindos Mario Saint-Supéry, que simultáneamente disputaba otro partido brillante con el Manresa también en la BCL. Sus padres eran buenos amigos, habían jugado juntos en el Ciudad de Melilla y ellos desde niños, ambos criados en Rincón de la Victoria, coincidieron en el Novaschool. Manuel compatibilizó el fútbol, lo hacía bastante bien de portero, y el baloncesto hasta el primer año de minibásket. Ahí debió escoger y le pudo la canasta. Entró, siendo aún jugador de minibásket, en el preinfantil, que dirigía Manolo Bazán. "Lo tuve tres años, siendo él minibásket entró en el preinfantil, jugó la Minicopa de 2020, aunque pilló el Covid poco después en su segundo año de infantil. Siendo mini entró en el preinfantil, entrenaba. Manu es un tío genial, trabajador, buen compañero, sólo se puede hablar bien de él. Y nadie le ha regalado nada, te lo puedo asegurar. Al principio le costaba más físicamente, pero conforme ha mejorado su físico es mejor jugador, ha llegado ahí por su mérito y su trabajo", asegura el decano técnico del infantil cajista.
"Es capaz de hacer todo un poquito, capaz de dirigir, cada día se pone más en defensa. Es un base, ve el baloncesto fácil, sencillo, no se complica mucho la vida, sabe cuándo tirar y cuándo pasar, tiene el baloncesto en la cabeza y una ética de trabajo genial, siendo minibásket fue capaz de adaptarse a un preinfantil aunque los físicos son muy determinantes a esa edad. Sufrió y trabajó cada día para hacerse un hueco", prosigue el entrenador gaditano, que decía que "no recuerdo un chaval, desde que yo estoy, que haya hecho siete años en el club en cantera como él. Rubén Domínguez y Mario Saint-Supéry entraron también con 11 años pero se fueron en algún momento, Folgueiras se fue antes, Alberto o Domas ya entraron en preinfantil... Ha trabajado mucho para llegar donde está".
Trujillo entró en la rueda de selecciones andaluzas (fue campeón de España minibásket), también estuvo de la sub 12 a sub 14 con España y llegó a debutar con la sub 16 en el torneo de Íscar, aunque, en una generación potente (campeones de Europa sub 16), y con Guille del Pino delante no alcanzó un torneo de verano aún. Es posible ahora con la sub 18. En el salto a la etapa cadete estuvo dos temporadas como parte de equipos que quedaron dos veces subcampeón de España, como escudero de Saint-Supéry y Del Pino. Buen estudiante, este año hace el Bachillerato on line para tener flexibilidad para acudir a los entrenamientos del primer equipo y se esfuerza para obtener nota y entrar en Fisioterapia. En los veranos no deja tampoco de trabajar para mejorar su físico, lleva varios años trabajando con Diego Vázquez, preparador físico que lo fuera del primer equipo y hasta este verano en el club, y también con un nutricionista. Sin olvidar la técnica. Por ejemplo, este verano estuvo en el grupo de trabajo creado en Los Guindos con Pepe Laso y Jesús Lázaro y en el que estaba Tyson Pérez, con el que, como el resto de los compañeros de la primera plantilla, hizo buenas migas. De hecho, era él quien cogía la maquinilla para rapar al joven malagueño allí mismo en Polonia tras el partido como peaje por el debut oficial con el primer equipo, donde es tratado como uno más y también mejora su inglés.
Jesús Lázaro es su técnico en los dos últimos años con el equipo junior que compite en Tercera FEB. "Muy feliz por él, es un base grande y su principal característica es su inteligencia. En un club como éste, en el que hay un proceso de selección bastante grande, si eres listo y tienes las ideas claras tienes un gran virtud. Aparece en el primer equipo y es capaz de debutar y jugar sin problemas. Es el primer jugador que está ahí, llega y no se equivoca. Entrena todos los días, vuelve a lo mejor tras no entrenar dos semanas con ellos porque hay muchos viajes, y mantiene el nivel, es una mente prodigiosa", explica el técnico, que fuera campeón de Liga y Copa como jugador del primer equipo: "Tiene que seguir mejorando. Es buen tirador y muy buen lector del juego. Su físico es lo que tiene que mejorar sobremanera. Necesita mucho mejor físico para competir con mejor solvencia en la élite. Está a buen nivel en Tercera FEB, pero aún no la domina. Lo va a mejorar con el tiempo y el trabajo. Él hace sesiones físicas de mañana y tarde tres días por semana. De físico y técnico, aparte de las sesiones con su equipo. Está haciendo un enorme trabajo, pero los 17 años dan para lo que dan, no tienes el margen perfecto, cada uno lleva el ritmo que lleva. Si lo comparas con Mario él es un físico superior, lo tenía más cerca porque, aunque tiene que seguir mejorando, está al nivel de esa Liga en físico. Pero como Manu tiene la cabeza muy bien amueblada sabe lo que tiene que mejorar".
"Es el base, el mejor apoyo del entrenador. Se le nota sobre todo en que le gusta el baloncesto. Yo veo en estas nuevas generaciones que les gusta de manera diferente a cómo nos gustaba a nosotros. Están volcadas en el tema audiovisual y no tanto en la afición por el deporte. Cuando se dan cuenta de lo que implica hacer lo que hace falta para ser profesional... Y Manu creo que lo tiene claro todo lo que se necesita. Es una etapa que los técnicos debemos saber llevar. No son mejores ni peores, diferentes. Es más problema nuestro, que nos cuesta adaptarnos a su mundo real, el poder de la mente adolescente es muy alto por todos los cambios que ocurren en esas cabezas en tan poco tiempo. Controlar eso es difícil. Es ayudarles a que ellos lo gestionen con la inmadurez propia de un chaval de 16 años", reflexionaba Lázaro. A Manu Trujillo le gusta, sigue Euroliga y NBA, ve vídeos de Alberto Díaz, que ejerce de padre en el vestuario, y Marcelinho Huertas y tiene la disciplina. En el mundillo del baloncesto malagueño se celebró mucho su debut en Polonia, su familia es muy querida y es el clásico ejemplo que gusta en el club que aparezca arriba porque se lo mereció desde abajo. Ahora toca seguir trabajando para intentar seguir más tiempo en el Unicaja, una vez asegurado ese sueño que a los jóvenes le motiva, el de ver en la fiesta de final de temporada su nombre en el muro de la pista principal de Los Guindos.
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