Los mentores de Yannick Nzosa, en Málaga para negociar un nuevo contrato
El vínculo actual alcanza hasta 2024 con una cláusula por debajo del millón de euros
Ambas partes están satisfechas con la vinculación, pero las actuaciones del jugador dejan desfasadas las cifras
La primera canasta de Yannick Nzosa, el pívot que más tiempo estuvo en pista del equipo malagueño, en la victoria del Unicaja sobre el Movistar Estudiantes fue un rebote de ataque transformado en mate por parte del joven congoleño. La canasta era jaleada desde el reducido grupo de personas que acuden a cada partido (en el Unicaja se cumple el protocolo de no más de 30, con más laxitud en otras pistas de la ACB). Allí estaban los mentores y representantes de Nzosa, los que propiciaron su aterrizaje en Málaga en el verano de 2019, una decisión crucial en su carrera y en el futuro del jugador.
Hay certeza de que Nzosa es un jugador especial. Desde entonces sólo ha estado una vez en Kinshasa y ha trabajado en Los Guindos primero, a las órdenes de Antonio Herrera, después con Luis Casimiro y ahora con Fotis Katsikaris para acelerar su progresión, que ya le coloca como un jugador solvente para tener minutos en ACB y para ser pieza importante en el futuro a corto y medio plazo del club. En el largo es bastante más complicado, porque el paso lógico es acudir a la mejor liga del mundo, la NBA, de seguir este exponencial progreso.
Joe Lolonga es el factótum en el baloncesto congoleño y el hombre con el que el Unicaja, a través de Manolo Rubia y Antonio Herrera, trabajó las condiciones para que Nzosa se quedara en Málaga cuando el jugador estaba con la selección absoluta de la República Democrática del Congo entrenando mientras los mayores se disponían a jugar un torneo en el Carpena de preparación de España para el Mundial de China. Era una de las personas que se encontraba en la grada del Palacio en el partido ante el Estudiantes. Su feeling con los enlaces del club, las instalaciones para trabajar y el ambiente de estudios que se le ofrecía al jugador convencieron de que era un mejor escenario para su futuro. También estaba allí Carlos Vieira, agente del jugador con el que se negoció su incorporación. Más tarde, el pívot africano fue reclutado por una de las agencias más poderosas en el mundo NBA. Esa fue la constatación de que se descartaba la vía universitaria (no se puede tener agente para jugar en ella), amén del contrato firmado con el Unicaja.
El actual vínculo con Nzosa, firmado en abril, después de que la FIBA fallara a favor del Unicaja en el contencioso por sus derechos con el Stella Azzura italiano, en el que estuvo dos años, se extiende hasta 2024. Pero es evidente que ha quedado desfasado vista la aportación del jugador al primer equipo. Entonces apenas había jugado un par de torneos con el equipo junior, en Linares y en Valencia, y aún no podía disputar partidos oficiales con el equipo de Liga EBA porque no tenía el transfer. Se atisbaba su potencial por cómo trabajaba y por los informes previos, pero verle competir con profesionales y marcar la diferencia en determinados momentos con 17 años recién cumplidos es otra categoría. Desde que empezó a entrenar con el primer equipo, algo que tardó en producirse, no ha dejado de abrir y cerrar bocas.
Es por ello que se negocia entre el Unicaja y los representantes de Nzosa un nuevo contrato, la revisión del actual. Con mejora de la ficha del jugador, de muy largo la más baja del plantel, y también con una cláusula de rescisión más elevada. Está ahora mismo en algo menos del millón de euros. Es una cifra que ahora es complicado que se pague en el baloncesto europeo por el contexto económico, pero no imposible visto el potencial del jugador. Por ejemplo, el Madrid pagó 1.5 millones en verano por Abalde. Con más recorrido y experiencias y en otro contexto, pero para ejemplificar que hay casos puntuales en los que sí se abonan traspasos pese a que se tiende a un decrecimiento, hay perspectiva de baja. La NBA es otra historia, aunque las franquicias tienen un tope, sorteable de diversas maneras, para pagar un traspaso.
Los mentores de Nzosa creen que está en el sitio adecuado para su progresión y para preparar el salto a la NBA, que podría llegar desde 2022, primer verano en el que puede presentarse al draft, en el año que cumple 19 años. En el Unicaja se cuenta con él, con hechos y minutos en pista constantes, y puede acumular minutos de juego en ACB y Eurocup. Posiblemente su posición de cara al draft podría subir de brillar en Euroliga, pero también el tiempo en pista es más caro. También se valora el cuidado humano con el jugador, sobre el que hay, como con todos los chavales becados de la Residencia, una supervisión de sus estudios y de su comportamiento. Antonio Herrera, técnico del Unicaja junior y responsable técnico de la cantera, es su tutor legal, y María de Mar Lucio-Villegas se encarga de que no le falte de nada. También estaba en las gradas del Carpena con los mentores de Nzosa. Pero, lógicamente, el mercado es el mercado. Y el jugador está demostrando que merece en la pista un mejor contrato y, si alguien paga, se puede ir. Las partes proceden a negociar.
La llegada de Katsikaris no ha menguado el minutaje de Nzosa, al contrario. Con el griego, promedia 7.7 puntos, 4.1 rebotes y 9.8 de valoración en 16 minutos en pista en los siete partidos que ha jugado desde su llegada. Más toda su calidad y aportación defensiva. Ha salido de titular en algún duelo y en todos ha aparecido al menos en dos rotaciones. Ha piropeado su capacidad de abstracción, concentración y absorción de información, anormal a su edad. Y la perspectiva es que tenga minutos.
La idea es garantizarse que Nzosa esté en Málaga hasta, al menos, 2022 con la posibilidad de alguna temporada más si decide posponer su salto. Una buena operación para garantizar un buen dinero en el momento en que Nzosa decida dar el paso, espantando así también a equipos europeos. De fondo, la posibilidad muy cercana de que el jugador sea español a corto plazo y sea seleccionable.
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