Contra el miedo (18:45)

El papel lo aguanta todo. Si se miran en los mejores escenarios programados por los distintos equipos de la ACB habría varios campeones, un saco de finalistas, nadie descendería y el playoff sería disputado por más de media liga. Se viene la Copa del Rey. Por suerte para el baloncesto, la cancha sólo admite parte de las previsiones y la recta final por entrar en la cita copera se pone interesante.

El Unicaja visita hoy un pabellón incómodo para los andaluces. Miribilla, con Mumbrú sacándole brillo a su pizarra, varios efectivos de refuerzo para los vascos y ganas de olvidarse de un arranque de curso feo. El Unicaja llega con las dudas que le dejó bajo el árbol de Navidad la visita del Fuenlabrada. Luis Casimiro viaja a Bilbao con muy poco margen de error si no quiere dejar de depender de su propio equipo para estar en Madrid. El año pasado es el único precedente en liga regular del manchego dirigiendo a los malagueños en Miribilla. El resultado fue un saco de puntos (95-92) con Bouteille aún en el bando negro. El Bilbao, recién ascendido, fue la sorpresa de la ACB y se volvió a ver las caras con los malagueños en la fase final, en la que los andaluces ganaron (78-65). Antes, Plaza perdió su última visita allí y ganó la anterior. Poca significancia en los precedentes, pero un hecho: hay peligro.

El Bilbao podrá estrenar al pívot Aminu, que llega para sustituir a su mejor hombre alto, Balvin. Dos meses para un contrato similar en duración al de Jenkins. Fuego para el perímetro vasco que aunque no metió ningún triple –de diez intentos– en su último choque en competición europea es una apuesta por un jugador con capacidad para desequilibrar a base de puntos y calidad más que demostrada a nivel internacional. Son dos parches para salir del pozo de la tabla. Con tres victorias sólo en la ACB, el Bilbao recibe al Unicaja después de ganarle al Fuenlabrada (70-74) encontrando la aportación de piezas algo menos llamativas como Zyskowski y Miniotas. Mumbrú no ha querido perder puntada y su actitud es la de aprovechara el poco viento en la velas.

Que este choque puede ser una emboscada para el Unicaja es algo más que probable aunque el efecto positivo de las últimas semanas para los locales queda minimizado por la ausencia de público. Los de Casimiro, con su temporero el base Ferrari ya más integrado en el plantel, volverán a tenerse a sí mismos como principal elemento a superar. La falta de rebote, las ausencias por momentos y los errores de lectura en según qué puntos del choque penalizan a un equipo que no acaba de encontrar la regularidad que estabilice los anhelos de ser importante en la competición.

El Fuenlabrada se recuperó de un mes sin ganar en Málaga. Al descanso del choque no parecía demasiado probable que pasara, pero aconteció. Tercera derrota seguida en tres choques: los anteriores contra el modesto ratiopharm Ulm y el poderoso Real Madrid. Por eso, a cuatro partidos del corte para la Copa otro traspié sería una prueba a la capacidad de superación anímica del equipo y a la propia aritmética si Valencia y Andorra hacen sus deberes.

La ausencia de Carlos Suárez y el déficit de rebotes pueden pesar contra un rival que, aunque modesto en registro de victorias, es el décimo en rebotes totales (3,8 más que el Unicaja por choque, que es último en este capítulo); en rebotes ofensivos, captura un par más que el Unicaja en cada choque (es el cuarto de la ACB el equipo de Mumbrú); y en defensivos los números están algo más igualados (22,8 por 21,2 de los andaluces). Sólo por mencionar un aspecto del juego que el preparador de los malacitanos consideró clave en su última derrota.

Rebotes al margen, será la actitud y los recursos que muestre el Unicaja los que den tranquilidad a su afición y comiencen una andadura relativamente tranquila hacia el ecuador de la temporada. Una derrota, activaría la euforia local y dejaría la moral del Unicaja tocada a expensas del partido trampa contra el Betis, otro equipo que trata de sobrevivir con cambios.