MoraBanc Andorra-Unicaja: Los Warriors de Málaga (89-106)

El Unicaja se exhibe en Andorra con otro partido de abundante calidad ofensiva y se marcha el parón por las ventanas como líder de la Liga Endesa

Las fotos del partido

Kameron Taylor ataca el aro. / Efe

Tras el trompicón indecoroso de Manresa, el Unicaja ha enderezado el paso y vuelve a volar sin conocer cuáles son sus límites. Yen ese placentero discurrir se trata de disfrutar, como lo hizo en los Pirineos para tomar la pista del MoraBanc Andorra, que opuso resistencia en la primera mitad pero que no pudo resistir el ritmo vertiginoso del equipo malagueño, una vez cortó la hemorragia en el rebote que le había costado ir detrás en el primer cuarto y encontró múltiples maneras de superar la defensa local. Lo encontró con altruísmo, compartiendo la bola de manera excepcional (31 asistencias), con fogonazos indefendibles en el triple (por encima del 50%). Con un baloncesto vistoso y plástico, pero que también permite ganar mucho, muchísimo. Quedan, no es una exagerada autoexigencia, nichos de mejora para perfeccionar, integrar progresivamente a los que llevan menos tiempo. Pero es un placer visual cuando el Unicaja despliega este baloncesto, que es con frecuencia. Una suerte de Warriors de Málaga que deja en la cuneta a rivales de manera constante (89-106). 

La bombonera andorrana es una pista caliente y habitualmente incómoda para sus visitantes. Lo sabe bien Ibon Navarro, que estabilizó e hizo sólida su carrera en medio de los Pirineos, igual que ocurrió con Tyson Pérez. El equipo local está en un momento complicado, con varias lesiones en jugadores claves, integración de algún fichaje o regreso tras parón. Pero salió con los niveles de intensidad y agresividad más altos que el Unicaja. Ocurre con más frecuencia de la que le gustaría a Ibon, la protección del aro propio y el cierre del rebote no es el idóneo y el equipo tricolor percutía en esa idea, con ocho rechaces concedidos al descanso. No son sólo las opciones que se conceden al rival, es también la complicación para ejercer el juego que más le gusta al cuadro cajista, el de elaborar ataques rápidos, que no precipitados, para castigar el balance defensivo rival, para impedir que se formen las defensas, por más que el crecimiento del equipo en el 5x5 no se detengan. 

Mandaba el Morabanc 10-2 de salida, aparecía Kameron Taylor como jugador para poner cemento en la diferencia. Había salido Tillie como titular. No fluía demasiado el ataque, algo previsible. Pero los mecanismos que ya tiene de años el equipo malagueño permite encontrar soluciones. La salida de Tyson Carter dio una vía de anotación clara. Concedía los tiros a Alberto Díaz el Andorra cuando el capitán salía a pista y los triples tenía que tomarlos, aunque sólo metió uno. Pero ya al final del primer cuarto (19-17) el Unicaja había tomado el pulso del partido.

En el segundo, mordisco malagueño al partido. Acierto a tope en el triple. Carter, Ejim y dos de Osetkowski ensartaban 12 puntos que ya cambiaban el paso al partido. Se le mete presión al rival, que ya no anota tan fácil y siente la necesidad de hacerlo para no irse del partido. Y no es fácil gestionarlo. Encontraba el talentoso Shannon Evans algunas grietas en la defensa, pero ya se ha visto en sus últimas experiencias en ACB que necesita un protagonismo elevadísimo y mucho balón para ser importante. A largo plazo se cuestiona si su fichaje es rentable. Y el Unicaja ya sí fluía. Un par de veces, Kravish en el short roll para asistir en línea de fondo a Tyson Pérez. Después, medicina de velocidad con Perry, con un rectificado y un costa a costa tras recibir canasta. En esa renta entre los ocho y 10 puntos fluctuaba el partido y acelerón final cajista, con una antideportiva de Harding a Tyson Pérez más una técnica a Evans que permitía redondear un 36-48 al descanso ante la bronca del público local a los colegiados. Era antideportiva, aunque es cierto que se pitó tarde.

Tras el paso por el vestuario, Ibon le daba minutos a esa pareja Tillie-Balcerowski que sólo puede crecer jugando juntos. Y colocaba a Tyson Carter junto a Alberto Díaz. Y bailaba claqué el Unicaja, con canastas fáciles, combinaciones sencillas pero indefendibles que propulsaban a los 20 puntos la renta malagueña (41-61). La respuesta del MoraBanc, no obstante, le metía en el partido. 8-0 de parcial con un par de triple en poco más de un minuto para el tiempo muerto de Ibon. La respuesta, como les gusta a los entrenadores. Otro parcial de 0-8, con canasta de Kravish en una buena continuación, dos más uno de Carter en un contraataque y triple de Taylor. El partido entró en unos minuto de cierto desaliño defensivo e intercambio de canastas y se entraba en el último cuarto con 14 puntos de renta (64-78) después de que hubiera ganado por 22. Un par de minutos finales malos dejaba aún abierto el partido.

El Morabanc Andorra propuso una zona que en algún momento pareció incomodar, pero un par de triples de Perry y Tillie liquidaban ya cualquier opción de remontada. Una victoria de mérito en los Pirineos para acabar una secuencia de cuatro partidos seguidos fuera que se ha solventado bastante bien tras la el accidente de Manresa, que el equipo malagueño ha digerido bien para marcharse al parón de partidos internacionales con el liderato de la ACB, que no hay que normalizarlo. Se llegó a los 100 puntos, esta vez la pizza, para enfado del nutricionista Paco Jaime por la reiteración, corre a cargo de Killian Tillie. Se ha llegado a él jugando de manera primorosa, como si fueran los Warriors de Málaga.

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