"Nunca olvidaré mi debut en Valencia, metí 40 puntos"
ray smith. Ex jugador del mayoral maristas y unicaja
Desde Carolina del Sur, donde vive ahora, el ex jugador de Maristas y Unicaja recuerda su etapa en Málaga 30 años después del histórico ascenso a la ACB del equipo colegial
"Volveré a Málaga, Dios lo sabe", dice
Málaga/Ray Anthony Smith Davis (Greer, Carolina del Sur, 1962) era la otra mitad de la naranja de Mike en ese legendario Mayoral Maristas que cumple 30 años del ascenso a la ACB. Un jugador de terciopelo, anotador compulsivo y con un calidad innata para jugar al baloncesto. Llegó desde Cork (Irlanda) tras varios años en la isla, avalado por Mike y tras una rocambolesca historia en la que acabó entrenando en un uno contra uno contra otro americano que aspiraba a una plaza vacante en el equipo que dirigía Javier Imbroda. Tenerife, Valladolid, Andorra y Ourense también vieron su magisterio en la ACB. Sus compañeros le veían como el mejor de aquel equipo. Él admite que era "un golfo". Ahora vive en Myrtle Beach, una pequeña ciudad costera en su estado natal, tras años en Granada, Huelva y Sevilla en los que trabajó en varios sitios para salir adelante. "Dios sabe que volveré a Málaga", asegura.
-¿Cómo le va, Ray?
-Vivo desde hace dos años en Carolina Sur, en la costa. Yo nací en un pueblo de interior, Greer, a unas tres horas. Quiero ir en agosto a España. Quiero ir a ver a mis hijas, que con los estudios no pueden venir para acá. La mayor vive en Canarias y las otras dos en Huelva. Tienen 18 y 16 años.
-¿A qué se dedica ahora?
-Ahora estoy en casa de unos amigos. Se ríen cuando me escuchan hablar en español (risas de fondo). Estoy trabajando en un centro comercial a media jornada.
-¿No hace nada relacionado con el baloncesto?
-Yo veo todos los días baloncesto, adoro este deporte. Ahora con los play off no me pierdo ningún partido. ¿Vio a LeBron el jueves? Qué locura.
-Le llamaba porque se han cumplido 30 años del ascenso a la ACB con el Mayoral Maristas. ¿Qué recuerda de aquello?
-Son muy buenos recuerdos, todo de España es bueno. Sólo alguna parte de mi vida la podía haber cambiado, pero España ha hecho mucho bien a mi vida.
-¿Qué es lo que hubiera cambiado?
-Bueno, digamos que era un golfo (risas).
-Dicen los que jugaron con usted que era buenísimo pero que le faltó cabeza.
-No, no creo que fuera un problema de cabeza. Es parte de la vida cuando somos jóvenes. Haces cosas y ya está. Hubiera cambiado cosas, pero disfruté la vida y el baloncesto. Y trabajé duro.
-Viene desde Irlanda a Málaga con 24 años. ¿Qué se encuentra?
-El idioma para mí era diferente, fue un shock. Lo que pasa es que allí en Málaga en la playa era impresionante, se te olvidaba cualquier problema. Era algo como el paraíso. Yo vivía en Echeverría, allí en El Palo. Iba andando a la playa.
-¿Aprendió rápido español?
- ¿Rápido? No, no. Qué va. Tardé años. Aprendí antes del baloncesto español, de la solidaridad, de ayudar a los compañeros. Esto es una de las cosas que aprendí más rápido.
-¿Había mucha fiesta entonces?
-¿Fiesta? Imagínate. Pero quiero decir una cosa, que yo trabajaba duro, yo amaba jugar al baloncesto. Nosotros trabajábamos mucho. Javier [Imbroda] nos hacía trabajar, claro.
-¿Cómo era como entrenador?
-Javier era muy bueno, todos sabemos lo que hizo en el baloncesto. Él tenía una intuición para ver el baloncesto, jugábamos muy bonito. Era jovencito, tenía sus ideas y a nosotros nos gustaba mucho el baloncesto. Era lo que hacíamos nosotros, defender y correr.
-¿Y su socio Mike?
-Mike era impresionante, era más un amigo que un compañero. Habíamos jugado uno contra otro en Irlanda y nos conocíamos. Él hacía muchas cosas en la pista.
-Cuentan que debutó en un partido en Valencia y metió 40 puntos.
-De ese partido nunca me olvidaré, es verdad. Lo recuerdo perfectamente, los compañeros me abrazaban al acabar.
-¿Qué le faltó para jugar en un equipo del máximo nivel en España?
-Fue por mala suerte que yo no jugué en grandes de España. Yo estuve a punto de ir al Barcelona, tenía un acuerdo total, pero todo dependía de los papeles con mi nacionalidad española. Y no llegaron, no llegaron... Siempre digo que Dios tiene a cada uno en el sitio en el que debe. Y no pudo pasar.
-Dicen sus compañeros que reboteaba en su canasta, iba a la otra y dejaba una bandeja. Así una y otra vez.
-Bueno, eso intentaba. A veces no podía (risas).
-¿Ha cambiado mucho el baloncesto en estos 30 años?
-El talento está, pero los jugadores son más atléticos. Antes un chico de 2.10 metros no tiraba de fuera ni botaba el balón. Ahora con 2.10 te ves algunos bases. A mí me encanta, la verdad. Te ves a un tío con 32 años, como LeBron, hacer esas barbaridades....
-Hay quien piensa que en su época era mejor el baloncesto.
-Los chicos de ahora son muy buenos, son atléticos y tienen talento. Ya digo, yo no me aburro de mirar el baloncesto. Me encanta.
-¿Le veremos entonces por España pronto?
-Yo quiero ir, tengo muchos amigos. Voy a ir a ver a mis hijas y este año yo quiero ir a Málaga. También a Ourense y Tenerife... Son grandes sitios y grandes recuerdos.
-¿Qué le dice a la afición de Málaga que disfrutó con usted?
-Los echo mucho de menos, todos los saben que yo amo esa tierra. Algún día si Dios quiere yo volveré a Málaga. Estoy convencido de que quiere.
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