La paradoja del Río Breogán

Son semanas difíciles en el Río Breogán. Ha podido gozar Lugo de unas temporadas fantásticas de baloncesto, al primer nivel, crecimiento constante de un club que ya es carne de BCL, modelo de gestión y un porcentaje de error que había sido escasos en verano, obligado a la reconstrucción de plantillas. El próximo rival del Unicaja llega al Carpena con un balance de 1-5, que obliga a los de Veljko Mrsic a sumar victorias cuanto antes, pero hay una base interesante para ir dando pasos, al menos numéricamente. Sorprende ver al Breogán como la mejor defensa de la competición, ya con seis jornadas, el que debe ser sustento para el futuro e ir adquiriendo automatismos para equilibrar y que lleguen los triunfos. 77,2 puntos por partido encajan los gallegos; también con claridad el peor ataque (72 puntos). No salen los números. Pero es un equipo que ha mostrado una cierta seguridad, aunque la permanencia está cada vez más cara.

Líder en faltas recibidas, tercero en recuperaciones o segundo en rebotes ofensivos, faceta donde ha sufrido el Unicaja en las últimas semanas, aunque la vuelta de David Kravish ha ayudado a paliar ese déficit. Pero es un grupo que por filosofía puede incordiar en el Palacio, ideas de un Mrsic que vuelve a Málaga; siempre agradable ver al excajista, haciendo un gran trabajo desde que llegó a Lugo hace unas temporadas, pero necesitan en el Pazo un resultado para cambiar la tendencia. No jugaron BCL esta semana, al quedar aplazado su partido ante Hapoel Holón israelí, ahora mismo difícil saber si una bendición o mala noticia porque se necesita kilometraje. Y recuperar jugadores. Porque el talento lucense está diezmado, con Toni Nakic, Anthony Polite o Sergi García fuera de combate, piezas importantes para Mrsic en ataque. El ser esclavos de las pretemporada, como diría Ibon Navarro hace unas semanas. Hay equipos aún penalizados.

Tras la exhibición del Unicaja en Vitoria, los malagueños ya son el mejor ataque de la competición (90.2), solo por detrás del Real Madrid, absoluto dominador de los registros, también en Euroliga; fluidez en el juego malagueño cada vez más evidente. Debería ser un hueso Breogán, a la espera de saber si podrá contar con Justin Anderson, un jugador de 19.6 puntos por partido en G-League y 272 partidos en NBA, ese fichaje para tener un impacto inmediato. Debería cambiar la cara al Breo. Una paradoja curiosa, poco habitual ver a un equipo en esa posición con esos números defensivos.