Una progresión a ciegas
El Unicaja acumulará al menos 18 días sin jugar un partido, algo inusual para un equipo acostumbrado a dos partidos por semana
Incertidumbre ante la versión en el regreso
Si no hay problema con el partido que el Unicaja debe jugar el próximo jueves ante el Retabet Bilbao (21:15 horas) en el Carpena, el equipo de Fotis Katsikaris acumulará 18 días sin un partido oficial. Será el mayor paréntesis competitivo de la temporada, superior al que hubo en las dos ventanas de selecciones, en noviembre y febrero. El 27 de marzo, ante el San Pablo Burgos, fue el último encuentro celebrado.
En este tramo ha habido convulsión institucional con la marcha del presidente, Eduardo García, aún no relevado oficialmente. Se espera que en breve haya un relevo porque hay que tomar decisiones para la temporada próxima, a expensas también de esa reunión entre la Fundación y el Banco para decidir hacia dónde se dirigirá el proyecto del club para la próxima temporada, qué inversión conjunta habrá después de que la primera intención de la Fundación, debido a la reducción de dividendos a causa del Covid-19 que decretó el Banco Central Europeo, era reducir su aportación.
Pero, deportivamente, todo sigue su curso y al Unicaja le quedará un tramo final de temporada a ritmo habitual de calendario europeo tras esta suspendión. Habrá nueve partidos de Liga Endesa en menos de un mes porque el partido del MoraBanc será insertado entre semana. La ACB aún no se ha manifestado sobre la nueva fecha del partido. La opción más lógica parece situar el partido a principios de mayo, entre las jornadas del 1-2 y del 8-9 de ese mes. Hay una semana libre también entre el 17-18 y el 24-25 de abril, aunque el confinamiento de 10 días que deberá cumplir el cuadro andorrano igual hace precipitada esa fecha. También es cierto que la ACB quiere dejar los menos partidos posibles para el tramo final para dejar huecos a posibles nuevos imprevistos
En cualquier caso, tanto tiempo sin jugar, inusual en una temporada, convierte en una incógnita qué versión se verá del equipo de Katsikaris en este tramo final. Sobre todo, con una plantilla acostumbrada al ritmo de dos partidos por semana. La última sensación fue mala ante el San Pablo Burgos, aumentada por los acontecimientos posteriores. Ha ocurrido a otros equipos por los efectos del Covid-19, caso del Movistar Estudiantes, que estuvo casi dos meses sin jugar un partido por brotes propios y ajenos. El trabajo en entrenamientos se considera bueno por parte del cuerpo técnico, hay satisfacción por cómo se emplean los jugadores. Pero la progresión se realiza actualmente a ciegas, sin testar cómo se compite, donde está la verdad de esto. Habrá que esperar varios días más, aunque después vendrá intensidad.
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