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Un proyecto que se tambalea

El puesto de Casimiro está en cuestión dentro del club y el partido en Mónaco será crucial

Luis Casimiro pide explicaciones a Brizuela en el Nou Congost. / Acb Photo
Jesús María Noguera

18 de enero 2021 - 08:01

El Unicaja atraviesa una crisis deportiva severa, la mayor desde que Luis Casimiro comenzó su segunda etapa en Málaga. Ocho derrotas en los últimos nueve partidos han enseñado muchas de las costuras del tercer proyecto del manchego en club malagueño, que se tambalea. La situación es tal que el puesto del entrenador en el conjunto cajista está en cuestión en la zona noble de Los Guindos y en ese sentido será crucial el encuentro que se disputará este martes frente al AS Monáco. En caso de derrota hay una probabilidad alta de que el técnico sea destituido, lo cual es noticia después del apoyo firme que ha recibido de manera constante desde que firmara en el verano de 2018.

Nunca Casimiro estuvo en un momento tan crítico desde que volviera al Unicaja. El escenario es peliagudo. A nivel de resultados la dinámica es terrible. Se perdió casi de manera consecutiva con Real Madrid, ratiopharm Ulm, Urbas Fuenlabrada, Coosur Betis, San Pablo Burgos, Baskonia, Joventut y Baxi Manresa. En este intervalo, el conjunto malagueño sólo le ganó al Bilbao Básket, equipo en descenso. Es cierto que dos tropiezos fueron en la prórroga y que hubo un nivel decente de competitividad, pero, con honestidad, no es un tramo de calendario diabólico. Una tendencia que hizo entrar en la Copa del Rey por la gatera y que hace salir del play off, donde se estaba instalado desde octubre. Ahora los cajistas están novenos con un balance negativo de 9-10.

No está mejor el asunto en la Eurocup, donde ya hay una piedra en la mochila. El traspié con el Joventut en la primera jornada del Top 16 ya hace ir a contrarreloj. Otro en Mónaco pondría el 0-2 y dejaría el margen de error reducido a su mínima expresión. Quedarían cuatro partidos y con tres victorias no estaría asegurado el pase. No transmite la solidez necesaria el Unicaja para pensar en semejante reto. De ahí que en el club malagueño ya se estudien escenarios sin Casimiro en el equipo. Su figura, que había sido ratificada días atrás en el Consejo de Administración, nunca tuvo unanimidad pero sí un respaldo fuerte. Especialmente por el presidente Eduardo García, tajante defensor del manchego. Ahora está en mínimos de credibilidad.

El técnico de Villamayor de Calatrava firmó este verano una renovación por un año con otro opcional. Se respaldó su labor en sus dos primeros años en Málaga. En el primero los cuartos de final fueron su echo en ACB, Eurocup y Copa del Rey, en una temporada mediocre y por debajo de las expectativas naturales. En la segunda, con la Eurocup cercenada por la pandemia, fue subcampeón copero (a la que llegó como anfitrión) y estuvo a una canasta de ser semifinalista en ACB. Le valió para extender un vínculo que ahora está en la cuerda floja. A su favor también ha contado que no hay un mercado de entrenadores libres muy atractivo, con Velimir Perasovic y Fotis Katsikaris (el griego era la primera opción de Carlos Jiménez para sustituir a Plaza, aunque el griego se marchó a la NBA con Utah Jazz) siendo uno de los pocos en un rango acorde a todos los niveles del equipo cajista.

De momento Casimiro no ha sabido darle continuidad a un proyecto con unas bases muy interesantes, aderezadas con dos apariciones como las de Francis Alonso y Nzosa. A un bloque nacional ilusionante se le había rodeado de jugadores como Mekel, Bouteille o Abromaitis (único fichaje en verano). No obstante, hay que partir de la premisa de una construcción de la plantilla deficiente, desnivelada en el equilibrio exterior-interior. Era algo con lo que se contaba, por más que se quisiera opacar desde dentro, aunque los problemas ahora van más allá de ese error estructural. El Unicaja encaja por sistema 90 puntos en el último mes, que se une a unos problemas en el rebote casi crónicos. Son dos facetas del juego donde las condiciones físicas son importantes, pero no es menos la actitud. Las sensaciones son muy preocupantes, además coincidiendo con momentos muy bajos de algunos jugadores capitales. La percepción es que al entrenador se le ha roto el equipo y no acierta a recomponerlo.

Un nerviosismo que ya está transmitiendo al exterior Luis Casimiro, sobrepasado en ciertos momentos por esta crisis que no deja de coger más dimensión. La escena con uno de los árbitros al final del partido en Manresa no es natural del manchego y no es habitual de un profesional de su trayectoria. Una consecuencia de la situación y un indicio de cómo la está viviendo en primera persona. Pese a todo, en sus apariciones en rueda de prensa sí ha tratado de aparentar normalidad y dejar patente que pese a todo aún se está en posición de cumplir con los objetivos planeados en agosto. No se le puede quitar la razón al manchego en ese asunto, aunque no es menos cierto que cada vez quedan menos balas en la recámara.

No tuvo un apoyo generalizado desde que llegó, es complicado después de suceder al entrenador con más partidos en la historia del club, pero supo convivir con ello. No obstante, con la situación de pandemia y con los pabellones cerrados al público, ese porcentaje que se manifiesta en redes sociales hace más ruido y parece más representativo. Y ahí no sale bien parado. Tampoco la zona noble del Unicaja, que da la sensación de inacción en una cuesta abajo donde ahora no se adivina el sótano. Las últimas apariciones públicas incluso han provocado cierta incredulidad. Lo que hace un año era una demostración de ambición ahora parece justo lo contrario. En mitad de ello el club va perdiendo grandeza y ganando en mediocridad y desafección por parte de los aficionados. De fondo el tercer proyecto de Luis Casimiro que está en el alambre y con el entrenador jugándose muchas opciones de continuar en Mónaco.

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