Real Madrid - Unicaja: ¡Qué bonito es ser del Unicaja! (80-90)

El equipo malagueño conquista su segundo título en una semana y el octavo de su historia tras vencer a los blancos en una final tremenda de la Supercopa conquistada en Murcia

Las fotos del partido

La fiesta del Unicaja supercampeón, en fotos
El Unicaja celebra en el vestuario. / ACB Photo

No era tan bonito en momentos oscuros y duros, pero ahora el presente es luminoso y el futuro parece brillante. Sí, qué bonito es ser del Unicaja, un club camino del medio siglo que en año y medio ha conseguido cuatro títulos, los mismos de los 45 años previos. Es un pico muy alto en la historia de la entidad. La herencia de la mágica temporada 2024/25 la ha cobrado el Unicaja con dos títulos en una semana, la Intercontinental y la Supercopa. Un torneo que abre la temporada española que su valor su multiplica después de ganar al anfitrión en semifinales y al capo del baloncesto español, el Real Madrid. Fue una exhibición ante el hasta este domingo vigente campeón de todo en el baloncesto español. Del minuto 1 al 40, sorteando un arbitraje en algún momento indecente, con un segundo cuarto sibilino. Con un rival que es más agresivo a la hora de buscar el aro, pero con 23 tiros libres más. Curte también. Es cierto que el Unicaja tenía un punto más de rodaje tras la Intercontinental, pero también había dos viajes transoceánicos de 20 horas y tres partidos en cuatro días recientes. Y el contrario no regala nada, de hecho había ganado las seis últimas ediciones. Sus gestos y sus reacciones cuando el partido estaba incandescente en el segundo tiempo denotaban que perder no era una opción que se asumía. Había imprecisiones de pretemporada pero ritmo de fuego real.

El Unicaja supo contener las embestidas del Real Madrid, gestionó bien una ventaja que adquirió ya en el primer cuarto de 16 puntos (5-21). Llegó a disponer de bola para ponerse por delante el cuadro blanco en el último cuarto con 73-74, pero la respuesta fue de campeón, de súpercampeón más concretamente, con dos triples de Tyler Kalinoski y un mayestático Kameron Taylor, merecidísimo MVP del torneo. Es normal que tiemblen las piernas cuando está el Madrid enfrente y Sergio Llull mete un triple desde nueve metros con Yankuba Sima punteándole. Pero no sucedió esta vez. El Unicaja controló emociones y al rival. No rehuyó al contacto físico de un contrario que había subido algún cuerpo cuando entraron Eli Ndiaye y Usman Garuba en diferentes momentos del partido. El fondo de banquillo del Unicaja, esta vez con Tyson Pérez y Balcerowski fuera, ofrece soluciones para la libreta de Ibon Navarro, que planteó el partido con la idea de ir a por él, de ser agresivos desde el primer momento. Espectacular el partido de Yankuba Sima, inmejorable a la hora de hacer los flashes a nueve metros para colapsar el ataque blanco. Robó cinco balones el Unicaja en los primeros minutos y se marchó 0-10 de salida. Fue la tarjeta de presentación, no fue una sorpresa en un momento de relajación. Kameron Taylor volaba y Kendrick Perry era el comandante del partido por delante de Campazzo. El primer cuarto era una sinfonía (19-32). 

Era previsible el regreso del Real Madrid. Tavares probaba la calidad de la ropa Joma con un agarrón a Taylor que resultó cómico que no se señalara. Rápidamente en el bonus, el Unicaja fue castigado con la constante visita blanca a los 4.60 metros. Por un momento pareció desquiciado el equipo malagueño, hubo técnica a Ibon y el Madrid jugaba a un ritmo que le gustaba, leyendo mejor la defensa blanca y haciendo mucho daño en el rebote de ataque. Hubo un punto de ansiedad aunque Taylor metía una canasta sobre la bocina (45-49) para ir con mejor cuerpo.

El regreso del Unicaja fue otra vez formidable, de nuevo con Perry de líder. Grandes minutos defensivos permitieron otra vez correr y encontrar situaciones favorables. Un triple de Perry desde la esquina mandaba a los 14 puntos de nuevo (49-63), pero repelía un triple con adicional de Campazzo más una técnica al de Florida, lo que le dejaba también con cuatro faltas con un cuarto por jugar.

Percutía el Madrid, ahora sufría el Unicaja de verdad, pareció en algún momento que la final se iba cuando Llull tocó a rebato. Mantiene esa estirpe de Rudy y el Chacho. Musa intentaba echarse a su equipo encima, pero quedaba la carta de Melvin Ejim para dar medicina. Tuvo el Madrid, con buenos minutos de Feliz, una bola para colocarse arriba y la respuesta del Unicaja fue la de un Real, la del equipo que no perdona a quien le perdona. Los triples de Kalinoski y Taylor más una cansata en rectificado de un Sima gigantesco devolvían nueve puntos de renta. El equipo malagueño conquistó en Murcia el octavo título de su historia, el cuarto en sólo 19 meses. Qué bonito es ser del Unicaja.

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