El rebote, por favor (81-73)
Resultado y crónica del Joventut-Unicaja
El Unicaja regala en los rechaces un partido que dominó en la primera mitad pero que en la segunda fue de nítido color verdinegro
El problema ya se avistaba en pretemporada
El estreno del Unicaja en la competición oficial se hizo de rogar y fue un tanto descorazonador en Badalona (81-73). No jugó un partido cochambroso, dominó el grueso del primer tiempo y estuvo hasta el minuto final. Pero causó indignación cómo se perdió el rebote. Concedió una y otra vez oportunidades de segundos y terceros tiros al rival. Cuando a un equipo le quitan de manera reiterada balones de las manos a jugadores distintos, en situaciones diferentes, delata una falta de concentración, intensidad o ganas. Escojan a cual peor. Lo que sí es seguro es que es intolerable. Aunque Gerun, Thompson o Guerrero quedaron retratados, sería simplista reducirlo todo al puesto de pívot. Es su culpa, quizá mayor, y también del resto. Que el máximo reboteador del partido fuera Ferran Bassas (nueve), el jugador más bajo en pista, evidencia que el rebote no es sólo cuestión de altura o fuerza, sino también de colocación y voracidad de bola. Sonrojó cómo el catalán, en su vuelta a casa tras buenos años de baloncesto en Tenerife y Burgos, arrebataba y barría balones sueltos.
La pretemporada no vale para nada, pero sí sirve para detectar señales. Y en varios partidos de los cinco jugados, el Unicaja ofreció ese síntoma. Perdió el rebote con continuidad. Y es un campo que condiciona mucho el juego. Por las oportunidades y puntos que le da al rival y por los que resta para crear peligro corriendo. 47 rebotes (16 en ataque) del Joventut y 24 (sólo tres ofensivos) del Unicaja. Ahí se fue el partido y condiciona demasiado el análisis de todo lo demás.
Dominaba al descanso (37-39) el Unicaja pese a que esa tendencia ya estaba en la primera mitad (12-26). Casimiro planteó el partido con la idea de que Deon Thompson jugara de partida de cinco para hacer daño a Ante Tomic. El croata es un jugador de características especiales, de innegable talento y dañino para el rival. Pero también atacable, no le gusta salir de su guarida. Tras tres malos ataques, una canasta a la media devuelta de Thompson cambiaba el aire del partido y el Unicaja enlazaba un parcial de 2-15. Con tramo de excelsa dirección de Mekel, mezclada con algún tiro erróneo del israelí, el Unicaja creaba espacios para encontrar tiros y continuaciones cómodas para abrir hueco (9-20).
El Joventut, sin Tomic, era más agresivo para atacar. Dawson, que volvía tras año y medio largo de lesiones, le metía una marcha más al Joventut y el Unicaja encallaba, lastrado por la citada concesión de demasiados rebotes en su cesto. Un triple de Parra igualaba el partido (25-25), que se metía en un terreno más combativo para el cuadro malagueño. Francis Alonso también mete en partidos oficiales y cinco puntos seguidos le daban al equipo aire. Un par de grandes asistencias de Mekel (seis de las ocho del equipo al descanso), una especialmente de bella factura por cómo escondió el balón antes de encontrar a Bouteille, daban el liderato, pero una mala gestión del israelí de lo que debía ser el último ataque propiciaba una canasta ulterior sobre la bocina de López-Arostegui (37-39 al descanso).
Con ese lastre en el rebote (sería reduccionista centrarlo todo en el cinco, es un problema colectivo) y con un acierto muy normalito en el triple (4/12), el Unicaja estaba al frente del partido. Pero todo se desmoronó en la segunda mitad. El Joventut sí metía ahora de tres puntos y seguía la progresión reboteadora, con la Penya doblando al Unicaja, que es un equipo, hasta que demuestre lo contrario, blando en la zona, con peligro de que ello se extienda al resto de zonas. Es un problema que se atisbaba en la confección de plantilla, con la pérdida de capacidad atlética a cambio de una dinamita anotadora. Por momentos, parecía que el Joventut podía hacer sangre, se marchaba hasta por 15 puntos. Brizuela, tras un primer tiempo desacertado, exhibió orgullo y exigió al Joventut después de que se colocara a sólo cuatro puntos (71-67) el Unicaja a falta de un par de minutos. Como no podía ser de otra forma, un par de rebotes de ataque no cerrados y convertidos en canasta por parte del Joventut cerraron un partido preocupante.
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